miércoles, 3 de septiembre de 2008

CATORCE LECCIONES DE FILOSOFIA Y OCULTISMO ORIENTAL -- 1ªparte

CATORCE LECCIONES DE FILOSOFIA Y OCULTISMO ORIENTAL -- 1ªparte



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(1903)
Lección 1
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Los Primeros Tres Principios
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Es con sentimientos no ordinarios que nos dirigimos a nuestros
estudiantes del Curso de Yoga de 1904. Nosotros vemos, aun cuando
ellos quizás no, que esta serie de lecciones será para muchos como
semillas plantadas en tierra fértil, que a su debido tiempo darán brotes
que gradualmente se abrirán camino hacia la luz del sol de la
conciencia, donde producirán hojas, flores y frutos. Muchos de los
fragmentos de verdad que se les presentarán no serán reconocidos por
ustedes en este momento pero, en los por años venir, reconocerán la
verdad de las impresiones que se les facilitan en estas lecciones,
entonces, y sólo entonces, asimilarán estas verdades.
Trataremos de hablarte como si estuvieras en persona delante de
nosotros, y como si estuviéramos delante de ti en carne y hueso.
Sentimos efectivamente que el lazo de simpatía entre nosotros pronto
será tan fuerte y real, que cuando leas nuestras palabras casi sentirás
nuestra presencia tan fuertemente como si estuviéramos en persona
contigo. Estaremos contigo en espíritu y, según nuestra filosofía, el
estudiante que está en armoniosa sintonía con sus maestros establece
realmente con ellos una conexión psíquica, y en consecuencia puede
aprehender el “espíritu” de la enseñanza, y recibir el beneficio del
pensamiento del maestro, en un grado imposible para uno que
simplemente lee las frías palabras impresas.
Estamos seguros de que los miembros de la clase de 1904 entrarán en
armonía entre sí, y con nosotros, desde el mismo comienzo, que
obtendremos resultados que nos sorprenderán incluso a nosotros
mismos, y que el término de la clase marcará para muchos un
maravilloso desarrollo y crecimiento espiritual. Tal resultado sería
imposible si la clase estuviera compuesta por público en general, donde
las adversas vibraciones de pensamiento de muchos neutralizarían, o al
menos retardarían, el impulso generado en las mentes de los que están
en sintonía con el trabajo. Pero nosotros no tendremos que superar este
obstáculo, pues la clase se ha reclutado sólo entre estudiantes
interesados en lo sobrenatural.
Nuestros anuncios se redactaron de manera que sólo llamaran la
atención de aquellos para quienes fueron pensados; a los meros
cazadores de sensaciones y a los "caprichosos" no les atrajo nuestra
llamada, mientras que aquellos a quienes fue dirigida, la oyeron y se
apresuraron a comunicarse con nosotros. Como cantó el poeta: “Por
donde paso, todos mis niños me conocen”, así los miembros de la clase,
atraídos hacia nosotros, y nosotros hacia ellos, formaremos un cuerpo
armonioso que trabajará por el fin común de la auto-mejora, el
crecimiento, el desarrollo, y el desenvolvimiento. El espíritu de armonía
y unidad de propósitos hará mucho por nosotros, el pensamiento unido
de la clase, junto con el nuestro, será un baluarte de fuerza, cada
estudiante recibirá su beneficio y, por eso mismo, se fortalecerá y
sustentará.
Seguiremos el sistema de instrucción del Oriente, en lugar del sistema
del mundo Occidental. En el Oriente, el maestro no se detiene para
“demostrar” cada planteamiento o teoría cuando la plantea o la
desarrolla; ni hace una demostración en la pizarra de las verdades
espirituales; ni argumenta con su clase o invita a la discusión. Por el
contrario, su enseñanza es autoritaria, y procede a dar el mensaje a sus
estudiantes tal como se le entregó a él, sin detenerse a ver si todos
están de acuerdo. No se preocupa si sus afirmaciones son aceptadas
por todos como verdad, porque está seguro de que aquellos que estén
listos para la verdad que él enseña la reconocerán intuitivamente, y en
cuanto a los demás, si no están preparados para recibir la verdad,
ningún argumento les ayudará. Cuando un alma está lista para una
verdad espiritual, y esa verdad, o parte de ella, es expresada en su
presencia o expuesta a su atención en algún escrito, la reconoce
intuitivamente y la asimila. El maestro oriental sabe que su enseñanza
no es más que plantar semillas, y que por cada idea que el estudiante
capte al principio, habrá cien que sólo llegarán al campo del
reconocimiento consciente luego de algún tiempo.
Con esto no queremos decir que los maestros orientales insistan en que
el estudiante acepte ciegamente toda verdad que se le presente. Por el
contrario, ellos instruyen al alumno para que acepte como verdad
solamente aquello que pueda demostrar por sí mismo, pues ninguna
verdad lo es para uno hasta que pueda demostrarla por sus propias
experiencias. Pero al estudiante se le enseña que antes de que muchas
verdades puedan ser demostradas de esa manera, él debe desarrollarse
y precisarse. El maestro solamente le pide al estudiante que tenga
confianza en él como guía del camino, y a tal efecto le dice: “Este es el
camino; entra en él, y en el trayecto encontrarás las cosas que te he
enseñado; manéjalas, pésalas, mídelas, gústalas, e interpreta por ti
mismo. Cuando alcances cualquier punto del trayecto, sabrás tanto como
yo o como cualquier otra alma en esa particular etapa de la jornada; pero,
hasta que alcances un punto determinado, debes, o bien aceptar las
declaraciones de aquellos que han pasado antes o bien rechazar todo el
contenido de ese punto en particular. No aceptes nada como definitivo
hasta que lo hayas demostrado; pero, si eres sabio, aprovecharás el
consejo y experiencia de los que han pasado antes. Cada hombre debe
aprender por experiencia, pero unos hombres pueden servirle a otros
como guías del camino. En cada fase de la jornada encontrarás que
aquellos que han progresado un poco más en el camino han dejado
señales, marcas y postes indicadores para los que vienen detrás, y el
hombre sabio se aprovecha de estas señales. Yo no pido fe ciega, sino
sólo confianza, hasta que puedas demostrar por ti mismo las verdades
que te estoy transmitiendo, tal como me fueron transmitidas a mí por
aquellos que pasaron antes.”
Le pedimos al estudiante que tenga paciencia. Al principio muchas
cosas le parecerán oscuras, pero se irán aclarando a medida que
progresemos.
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La constitución del hombre
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El hombre es un ser mucho más completo de lo que generalmente se
piensa. No sólo tiene un cuerpo y un alma, sino que es un espíritu que
posee un alma, alma que tiene varios vehículos para su expresión; estos
diversos vehículos tienen diferentes grados de densidad, siendo el
cuerpo la forma más baja de expresión.
Los diversos vehículos se manifiestan en planos diferentes, tales como
el “plano físico”, el “plano astral”, etc., todos los cuales se explicarán a
medida que avancemos.
El verdadero ego es puro espíritu —una chispa del fuego divino, pero
este espíritu se encuentra aprisionado dentro de numerosas envolturas
que impiden su expresión plena. A medida que el hombre avanza en su
desarrollo, su conciencia pasa de los planos más bajos a los superiores,
y se va dando cuenta cada vez más de su naturaleza superior. El
espíritu contiene dentro de sí todas las potencialidades, y a medida que
el hombre progresa va sacando a la luz nuevos poderes y nuevas
cualidades.
La filosofía Yoga enseña que el hombre está compuesto por siete
principios —es una criatura de siete pliegues. La mejor manera de
pensar en el hombre es comprender que el espíritu es el ego real, y que
los más bajos principios son apenas envoltorios limitantes. El hombre
puede manifestarse en siete planos, es decir, el hombre altamente
desarrollado; porque mientras que en esta etapa la mayoría de los
hombres sólo puede manifestarse en los planos más bajos, pues todavía
no ha alcanzado los planos superiores, no importa cuan poco
desarrollado esté, posee potencialmente los siete principios. Los
primeros cinco planos han sido alcanzados por muchos, el sexto por
unos pocos y el séptimo prácticamente por ninguno de la especie en
este momento.
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Los Siete Principios del hombre
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Los siete principios del hombre, como se conocen en la filosofía Yoga, se
indican a continuación sustituyendo las palabras en sánscrito por
términos castellanos:
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7. El espíritu.
6. La mente espiritual.
5. El intelecto.
4. La mente instintiva.
8. Prana o fuerza vital.
2. El cuerpo astral.
1. El cuerpo físico
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Revisaremos brevemente la naturaleza general de cada uno de estos
siete principios, para que el estudiante pueda comprender futuras
referencias a ellos; pero un tratamiento detallado del asunto lo
diferiremos para más adelante.
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1 - El cuerpo físico
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De todos los siete principios del hombre, el cuerpo físico es por
supuesto el más evidente. Es el más bajo en la escala, y la
manifestación más cruda del hombre, lo cual no significa que lo físico
deba ser despreciado o descuidado. Por el contrario, es un principio
necesarísimo para el crecimiento del hombre en su presente etapa de
desarrollo —el templo del espíritu viviente— y debe cuidarse y atenderse
cuidadosamente para hacerlo un instrumento más perfecto. No tenemos
sino que mirar a nuestro alrededor para ver cómo los cuerpos físicos de
diferentes hombres muestran los diversos grados de desarrollo que se
encuentran bajo el control mental. Es deber de cada hombre
desarrollado entrenar su cuerpo al grado más alto de perfección para
que pueda ser utilizado ventajosamente; el cuerpo debe conservarse en
buena salud y condición, y entrenarse para que obedezca las órdenes de
la mente, y no para gobernarla, como es el caso con tanta frecuencia. El
cuidado del cuerpo, bajo el control inteligente de la mente, es una rama
importante de la filosofía Yoga conocida como “Hatha Yoga”. Estamos
preparando un pequeño libro sobre el “Hatha Yoga”, que pronto estará
listo para la prensa y brindará al yogi enseñanzas sobre esta
importantísima rama del auto-desarrollo. La filosofía Yoga enseña que
el cuerpo físico se compone de células, cada una de las cuales contiene
dentro de sí una “vida” en miniatura que controla su acción. Estas
“vidas” son realmente partículas de mente inteligente en cierto grado de
crecimiento lo cual les permite realizar apropiadamente su trabajo. Por
supuesto que estas partículas de inteligencia están subordinadas al
mando de la mente central del hombre, y obedecen prontamente las
órdenes del cuartel general, enviadas consciente o subconscientemente.
Estas inteligencias celulares muestran una perfecta adaptación a su
trabajo particular. La acción selectiva de las células, que extraen de la
sangre los nutrientes necesarios y rechazan lo que no se requiere, es un
ejemplo de esta inteligencia. Los procesos de digestión, asimilación, etc.,
muestran la inteligencia de las células, tanto separada como
colectivamente en grupos. La curación de heridas, la precipitación de
células hacia los puntos donde más se necesitan, y cientos de otros
ejemplos conocidos por el estudiante de fisiología, son todos para el
estudiante de Yoga ejemplos de la “vida” dentro de cada átomo. Para el
yogi cada átomo es algo viviente, que tiene su propia vida
independiente. Estos átomos se combinan en grupos con algún fin, y
manifiestan inteligencia de grupo mientras sigan siendo un grupo; a su
vez, estos grupos se combinan de nuevo, y forman cuerpos de
naturaleza más compleja, que sirven como vehículos para las formas
superiores de conciencia. Cuando la muerte llega al cuerpo físico, las
células se separan y se diseminan, instalándose entonces lo que
llamamos descomposición. La fuerza que ha unido las células se retira,
y queda libre para recorrer su propio camino y formar nuevas
combinaciones. Algunas entran al cuerpo de las plantas de los
alrededores, y eventualmente vuelven a encontrarse en el cuerpo de un
animal; otras permanecen en el organismo de la planta; otras
permanecen en la tierra durante algún tiempo, pero la vida del átomo es
cambio incesante y constante. Como ha dicho un gran escritor: “La
muerte no es sino un aspecto de la vida, y la destrucción de una forma
material no es sino el preludio de la construcción de otra.”
No dedicaremos mucho espacio a considerar lo físico, ya que eso es un
tema por sí mismo y, sin duda, nuestros estudiantes estarán ansiosos
de ser conducidos a temas que no les son tan familiares. De modo que
dejaremos este primer principio y pasaremos al segundo, recordándole,
sin embargo, al estudiante una vez más, que el primer paso en el
desarrollo del yogi consiste en el dominio del cuerpo físico y en su
cuidado y atención. Volveremos sobre este asunto antes de terminar el
curso.
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2 - El cuerpo astral
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Este segundo principio del hombre no es tan bien conocido como su
hermano físico, aunque está estrechamente conectado con éste y es su
exacta contraparte en apariencia. El cuerpo astral ha sido conocido por
los pueblos en todas las épocas, y ha dado origen a muchas
supersticiones y misterios, debidas a falta de conocimiento sobre su
naturaleza. Se le ha llamado “cuerpo etéreo”, “cuerpo fluídico”, “doble”,
“espectro”, “Doppelganger”, etc. Está compuesto de materia de una
calidad más fina que la que compone nuestros cuerpos físicos, pero
materia al fin.
Para darles una idea más clara de lo que queremos decir, llamaremos
su atención sobre el agua que se manifiesta en diversas formas bien
conocidas. A cierta temperatura el agua se conoce como hielo, una
sustancia dura y sólida; a temperatura un poco mayor asume su forma
mejor conocida a la que llamamos “agua” y, a una temperatura aún
mayor, escapa en forma de un vaho que llamamos “vapor”, aunque el
verdadero vapor es invisible al ojo humano, y sólo se hace aparente
cuando se mezcla con el aire y su temperatura baja un poco, entonces
se vuelve visible al ojo, y lo llamamos “vapor”.
El cuerpo astral es la mejor contraparte del cuerpo físico y bajo ciertas
circunstancias puede separarse de él. Ordinariamente, la separación
consciente es un asunto considerablemente difícil, aunque en personas
de cierto grado de desarrollo psíquico, el cuerpo astral puede separarse
y a menudo viaja largas jornadas. Para la visión clarividente el cuerpo
astral se muestra exactamente como su contraparte, el cuerpo físico, y
unido a él por un delgado cordón sedoso. El cuerpo astral perdura
algún tiempo después de la muerte de la persona a la que pertenece, y
bajo ciertas circunstancias es visible a las personas vivas, y se llama
“fantasma”. Hay otros medios mediante los cuales los espíritus de
aquellos que han fallecido pueden manifestarse, en tales casos, el
cascarón astral que se ve algunas veces después de que se desprende
del alma fallecida no se trata más que de un cadáver de materia más
fina que su contraparte física. En tales casos, ésta no posee vida alguna
ni inteligencia, y no es más que una nube vista en el cielo y que tiene
cierto parecido con una forma humana. Es un cascarón, nada más. El
cuerpo astral de una persona agonizante a veces se proyecta por un
notable deseo, y en esas ocasiones es visto por amigos y parientes con
quienes está en sintonía. Hay muchos casos registrados de este tipo, y
probablemente el estudiante conoce hechos de esta naturaleza. En
otras lecciones durante este curso tendremos más que decir sobre el
cuerpo astral y los cascarones astrales. Tendremos ocasión de entrar en
extensos detalles cuando lleguemos al tema del plano astral y, de
hecho, el cuerpo astral formará parte de varias lecciones.
El cuerpo astral es invisible al ojo ordinario, pero es percibido
prontamente por aquellos que tienen un cierto grado de poder
clarividente. Bajo ciertas circunstancias el cuerpo astral de una persona
viva puede ser visto por amigos y otros, pero la condición mental de las
personas y del observador tiene mucho que ver con el asunto. Por
supuesto, el ocultista entrenado y desarrollado puede proyectar
conscientemente su cuerpo astral, y puede hacerlo aparecer a voluntad;
pero tales poderes son raros y sólo se adquieren después de que se
alcanza una cierta etapa de desarrollo.
El adepto ve el cuerpo astral que se eleva del cuerpo físico cuando la
hora de la muerte se aproxima. Se le ve suspendido sobre el cuerpo
físico al que está unido por un delgado hilo. Cuando el hilo se rompe la
persona muere, y el alma se lleva con ella el cuerpo astral que a su vez
será descartado como antes lo fue el cuerpo físico. Debe recordarse que
el cuerpo astral es solamente una calidad más fina de materia, y que es
apenas un vehículo para el alma, así como lo es el físico, y que ambos
son descartados en el momento oportuno. El cuerpo astral, como el
físico, se desintegra después de la muerte de la persona, y personas de
naturaleza psíquica, a veces ven, alrededor de los cementerios, los
fragmentos que se disuelven en forma de luz violeta.
Solamente estamos llamando la atención sobre los diversos vehículos
del alma del hombre, sus siete principios, y tenemos que apresurarnos
hacia el próximo. Nos gustaría hablarles del interesante fenómeno del
ego que abandona el cuerpo físico en el cuerpo astral mientras uno está
“dormido”. Nos gustaría decirles solamente lo que ocurre durante el
sueño, y cómo uno puede dar órdenes a su yo astral para conseguir
cierta información o para trabajar ciertos problemas mientras su cuerpo
está atrapado en el sueño, pero eso pertenece a otra etapa de nuestro
tema, y debemos seguir adelante después de apenas haberles
despertado el apetito. Queremos que fijen bien en su mente estos siete
principios, para que puedan entender los términos cuando los
utilicemos más tarde.
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3 - Prana o Fuerza Vital
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En nuestro pequeño libro La Ciencia de la Respiración, que muchos de
ustedes han leído, dijimos algo sobre Prana. Como decíamos en ese
libro, Prana es la energía universal, pero ahora nos limitaremos a la
manifestación de Prana que llamamos fuerza vital. Esta fuerza vital se
encuentra en todas las formas de vida —desde la amiba hasta el
hombre— desde la forma más elemental de vida vegetal hasta la forma
más elevada de vida animal, Prana lo satura todo. Se encuentra en todo
lo que tiene vida, y como enseña la filosofía ocultista que esa vida está
en todas las cosas —en cada átomo— la aparente ausencia de vida en
algunas cosas sería sólo un grado menor de su manifestación; podemos
entender que Prana está en todas partes y en todas las cosas. Prana no
es el ego, sino solamente una forma de energía utilizada por éste en su
manifestación material. Cuando el ego se separa del cuerpo físico, en lo
que llamamos “muerte”, Prana, al no estar ya bajo el control del ego,
responde sólo a las órdenes de los átomos individuales o los grupos que
han formado el cuerpo físico, y cuando éste se desintegra y retorna a
sus elementos originales, cada átomo lleva consigo suficiente Prana
como para permitirle formar nuevas combinaciones y el Prana sobrante
se devuelve al gran almacén universal de donde proviene. Prana está en
todas las formas de materia, y aunque no es materia —es la energía o
fuerza que anima la materia. Ya hemos introducido previamente el tema
Prana en nuestro pequeño libro antes citado, y no deseamos malgastar
el tiempo de los estudiantes repitiendo lo que ya dijimos allí.
Pero antes de acceder al próximo principio, deseamos dirigir la atención
del estudiante al hecho de que Prana es la fuerza que actúa en la
curación magnética, muchas curaciones mentales, tratamiento en
ausencia, etc. Lo que muchos llaman magnetismo humano es realmente
Prana.
En La Ciencia de la Respiración, damos instrucciones para aumentar el
Prana en el sistema; distribuyéndolo sobre el cuerpo, fortaleciendo cada
parte y órgano y estimulando cada célula. Puede ser dirigido para aliviar
el dolor en uno mismo y en otros, enviando a la parte afectada un
suministro de Prana extraído del aire. Y puede proyectarse a distancia
para afectar a otras personas. El pensamiento del que proyecta envía y
colorea el Prana recogido para un propósito, y éste se aloja en el
organismo psíquico del paciente. Como las ondas de Marconi es
invisible al ojo humano (con excepción de ciertas personas que han
logrado un alto grado de poder clarividente); atraviesa los obstáculos
interpuestos y busca a la persona armonizada para recibirlo.
Esta transferencia de Prana bajo la dirección de la voluntad, es el
principio subyacente del intercambio de pensamiento, telepatía, etc.
Uno puede rodearse de un aura de Prana, coloreado de fuerte
pensamiento positivo lo cual le permitirá resistir las ondas adversas del
pensamiento de otros, y vivir sereno dentro de una atmósfera de
pensamientos antagónicos e inarmónicos.
Le recomendamos a los estudiantes que relean el fragmento de La
Ciencia de la Respiración que trata del uso de Prana. Nos proponemos
revisar con gran detalle esta fase del tema durante el transcurso de
estas lecciones, pero La Ciencia de la Respiración ofrece una buena idea
básica sobre la naturaleza de Prana y los métodos para su uso, por lo
cual los estudiantes harían bien en refrescar sus mentes sobre el
asunto.
No deseamos cansarlos con descripciones de cada uno de los siete
principios, y estamos conscientes de que están impacientes por entrar
en las fases más interesantes del tema. Pero es absolutamente
necesario que tengan una idea clara de estos siete principios, para
poder entender lo que sigue y obviar la necesidad de ser “enviado atrás”
para volver a estudiar la lección que se ha “saltado”. Teníamos esta idea
en mente cuando iniciamos estas clases en noviembre de 1903, en lugar
de esperar hasta enero de 1904, y les damos las lecciones de noviembre
y diciembre como una “buena medida” para poder llegar a la parte más
interesante del tema en la lección de enero.
Dejaremos el asunto de Prana y seguiremos adelante al próximo
principio; pero confiamos en que no dejarás esta parte de la lección
hasta que hayas adquirido una idea clara de Prana, sus calidades y
usos. Estudia tu Ciencia de la Respiración hasta que entiendas algo
sobre Prana.
El lector occidental que ha estudiado las obras de algunos de los
actuales psicólogos occidentales, reconocerá en la mente instintiva
ciertos atributos de las llamadas mentes “subjetivas” o “subconscientes”
tan frecuentemente mencionadas por los citados escritores. Estos
escritores descubrieron estas características en el hombre, así como
ciertas fases superiores de la mente (provenientes de la mente
espiritual), y sin detenerse a investigar más, lanzaron una “nueva”
teoría de que el hombre posee dos mentes, es decir, la “objetiva” y la
“subjetiva”, o como algunos las han denominado, el “consciente” y el
“subconsciente”. Todo iba muy bien, pero estos investigadores dejaron
de lado la mente “consciente” y juntaron todo el resto en su mente
“subconsciente” o “subjetiva”, ignorando el hecho de que estaban
mezclando las cualidades más altas y más bajas de la mente,
colocándolas al mismo nivel, y abandonando la cualidad media. Las
teorías de la “mente subjetiva” y del “subconsciente” son muy confusas,
por cuanto el estudiante encuentra agrupados juntos los más sublimes
resplandores del genio y las mayores tonterías del hombre de escaso
desarrollo, siendo la mente de este último casi totalmente “subjetiva”. A
aquellos que han leído sobre estas teorías, les diríamos que tal lectura
les ayudará materialmente a que entiendan los tres principios mentales
del hombre, si recuerdan que la mente “consciente” u “objetiva”
corresponde aproximadamente al principio “Intelecto” de la filosofía
Yoga; y que las porciones más bajas de la mente “subjetiva” o
“subconsciente” son lo que los yogis denominan el principio de la
“Mente Instintiva”; mientras que las cualidades superiores y sublimes,
que los escritores occidentales han clasificado y agrupado junto a las
más bajas para crear sus teorías de “mente subjetiva” y “mente
subconsciente”, corresponden al principio “Mente Espiritual” de los
yogis, con la diferencia de que la “Mente Espiritual” tiene propiedades
adicionales y cualidades que los teóricos occidentales ni siquiera han
soñado. Cuando abordemos cada uno de estos tres principios mentales,
verán los puntos de semejanza y los puntos de diferencia entre las
enseñanzas del Yoga y las teorías occidentales.
Sin embargo, queremos dejar muy claro que no deseamos menoscabar
los méritos justamente ganados por estos investigadores occidentales;
de hecho, los yogis tienen con ellos una deuda de gratitud por haber
preparado la mente occidental para enseñanzas más plenas. El
estudiante que haya leído los trabajos de los citados escritores,
encontrará mucho más fácil aprehender la idea de los tres principios
mentales del hombre, que si nunca hubiera oído hablar de divisiones en
el funcionando de la mente humana. Nuestra principal razón para
llamar la atención sobre el error de las teorías occidentales acerca de la
mente dual fue que, para el yogi es doloroso ver que lo que para él es la
más alta manifestación de la mente, que lo que es el asiento de la
inspiración y de las llamaradas de genio, que lo que concierne al puro
Espíritu (la Mente Espiritual) que justamente está empezando a
despertar en los hombres de desarrollo y crecimiento imprecisos, es
confundido y colocado en la misma categoría junto con el principio
mental más bajo (la Mente Instintiva) que, aunque para la mayoría es
necesaria y útil bajo la dirección de su principio superior, es algo que
todavía es común al hombre menos desarrollado, incluso a la forma
más baja del reino animal, y hasta a la vida vegetal. Confiamos en que
el estudiante liberará su mente de ideas preconcebidas sobre este
importante asunto, y escuchará lo que nosotros decimos antes de
formarse su última opinión. En nuestra próxima lección, entraremos en
detalles respecto a cada uno de los tres Principios Mentales.
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Mantra de la Primera Lección
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Un mantra es una palabra, frase, o verso utilizado por los orientales a fin de
concentrarse en una idea y permitirle sumergirse profundamente en la mente. Es
similar a los “informes” o “afirmaciones” utilizados por los Científicos Mentales y
otros del mundo occidental.
El mantra de este mes es un verso de un poeta occidental, el señor On:

“Señor de mil mundos soy,
Y reino desde el principio del tiempo;
Y noche y día, en cíclico vaivén, Pasarán mientras sus hechos examino.
El tiempo acabará, antes de que encuentre remisión,
Porque el Alma del Hombre soy.”

Aprende este verso de memoria, y repítelo con frecuencia, dejando a la mente
hacer énfasis en la idea de inmortalidad expresada con tanta fuerza, recordando
siempre que TÚ eres el “yo” al que se refiere.
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Lección 2
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Los Principios Mentales
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En nuestra Primera Lección llamamos brevemente su atención hacia los tres
principios más bajos del hombre, es decir, (1) cuerpo físico, (2) cuerpo astral y (3)
Prana, o fuerza vital.
También orientamos hacia el tema de los principios
mentales que forman el cuarto, quinto y sexto, respectivamente, de los siete
principios del hombre.
Por conveniencia enumeraremos de nuevo los cuatro principios superiores:
(7) espíritu.
(6) mente espiritual.
(5) intelecto.
(4) mente instintiva
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Esta terminología es poco satisfactoria, pero la adoptamos con preferencia a los
términos sánscritos que han demostrado ser confusos y elusivos para el
estudiante occidental promedio.
Los tres principios inferiores son los más materiales y, por supuesto, los átomos
que los componen son indestructibles y permanecen para siempre en
innumerables formas y aspectos; pero estos principios, en lo que al ego respecta,
son meramente cosas a ser usadas en relación a una determinada vida terrestre,
así como el hombre usa ropa, calor, electricidad, etc., y éstos no forman parte de
su naturaleza superior.
Por el contrario, los cuatro principios superiores constituyen la parte pensante
del hombre —la parte inteligente, por así decirlo. Incluso el más bajo de los
cuatro —la mente instintiva, va a constituir la parte superior del hombre.
Aquellos que no han considerado en absoluto el tema, pueden sentirse inclinados
a considerar absurda la sugerencia de que la mente de un hombre funcione en
más de un plano. Sin embargo, los estudiantes de psicología hace mucho que
reconocen las variables fases de la función mental, y han aventurado muchas
teorías respecto a la misma. Estos estudiantes encontrarán que solamente la
filosofía Yoga proporciona la clave del misterio. Aquellos que han estudiado las
teorías de la mente dual de ciertos escritores occidentales también encontrarán
más fácil concebir más de un plano de mentalidad.
A primera vista parecería que la parte consciente y razonadora de la mente
humana hace la mayor parte del trabajo —aunque, de hecho, no todo. Pero un
poco de reflexión nos mostrará que el trabajo consciente y razonado de la mente
es apenas un pequeño fragmento de su tarea. La mente del hombre funciona en
tres planos de esfuerzo, solapándose cada uno imperceptiblemente en los planos
laterales, uno próximo superior y el otro próximo inferior. El estudiante puede
considerar el asunto como una mente que funciona a lo largo de tres líneas, o
como tres mentes sombreándose entre sí; ambas visiones contienen más o menos
la verdad; pero la verdad real es demasiado compleja como para ser considerada
en detalle en una lección elemental. Lo más importante es lograr fijar la idea en
la mente —para formar clavijas mentales donde fijar futura información. Nos
referiremos brevemente a las diversas “mentes”, o planos de esfuerzo mental,
comenzando por el más bajo, la mente instintiva.
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4 - La Mente Instintiva
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Este plano de función mental lo compartimos con los animales inferiores, al
menos, en sus formas más bajas. Es el primer plano de función mental
alcanzado en la escala evolutiva. Sus fases más bajas se sitúan en líneas donde
la conciencia es apenas evidente, y se extiende desde este lugar oscuro de la
escala hasta manifestar un muy alto grado de conciencia en comparación con
sus etapas inferiores; de hecho, cuando empieza a solapar el quinto principio, es
difícil distinguirlo de las formas más bajas de éste.
El primer albor de mente instintiva puede verse incluso en el reino mineral, y
muy particularmente en cristales, etc. Luego, en el reino vegetal se desarrolla
más diferenciada y superior en la escala, llegando algunas familias superiores de
plantas a mostrar una forma rudimentaria de conciencia. Luego, en el mundo de
los animales inferiores, se ven manifestaciones crecientes de mente instintiva,
desde la inteligencia casi vegetal de las formas más bajas, hasta alcanzar un
grado casi igual al de las formas inferiores de vida humana. Ahora, entre los
hombres, vemos solapar gradualmente sobre el quinto principio, el intelecto,
hasta que en las formas más elevadas del hombre actual vemos el quinto
principio, el intelecto, al mando hasta cierto punto, y subordinando a él, sabia o
imprudentemente, el cuarto principio. Pero, recuerden esto, incluso la forma más
elevada de hombre lleva consigo el cuarto principio, la mente instintiva, y la
utiliza en diversos grados, o es utilizado por ella. La mente instintiva le es
sumamente útil al hombre en esta etapa de su desarrollo —de hecho, sin ella no
podría existir como ser físico— y si la comprendiera podría hacer de ella su más
valioso servidor; pero, pobre de él si le permite permanecer al mando o usurpar
prerrogativas que corresponden a su hermano superior. Ahora, debemos llamar
su atención sobre el hecho de que el hombre todavía es una criatura en
crecimiento —bajo ningún respecto se trata de un producto terminado. Ha
alcanzado su fase actual de crecimiento luego de una penosa jornada; pero aún
es apenas la salida del sol, y el día pleno está todavía lejano. El quinto principio,
el intelecto, se ha desarrollado hasta un cierto grado, especialmente entre los
hombres más avanzados de hoy en día, pero para muchos el desdoblamiento
apenas comienza. Muchos hombres no son mucho más que animales, y sus
mentes funcionan casi completamente en el plano instintivo. Y todos los hombres
de hoy en día, excepción hecha de algunos pocos individuos muy altamente
desarrollados, necesitan estar en guardia para que de vez en cuando la mente
instintiva no ejerza indebidamente su poder sobre ellos, cuando se descuidan.
La fase más baja del trabajo de la mente instintiva es semejante al que se
manifiesta en el reino vegetal. El trabajo de nuestros cuerpos lo realiza esta parte
de la mente. El trabajo constante de reparación, reemplazo, cambio, digestión,
asimilación, eliminación, etc., es realizado por esta parte de la mente, siempre
por debajo del plano de la conciencia. El maravilloso trabajo del cuerpo, en
cuanto a salud y enfermedad, es realizado fielmente por esta parte de nuestras
mentes, todo sin nuestro conocimiento consciente. El trabajo inteligente de cada
órgano, parte, y célula del cuerpo está bajo la dirección de esta parte de la mente.
Lean en La Ciencia de la Respiración acerca del maravilloso proceso de la
circulación de la sangre, su purificación, etc., y comprendan, someramente, cuán
maravilloso trabajo es incluso esta fase inferior de la mente instintiva. En
nuestro próximo trabajo, Hatha Yoga, mostraremos más de su funcionamiento,
aunque cualquier fisiología escolar les dará una idea clara de cómo lo hace, a
pesar de que su autor no mencione la causa que hay detrás. Esta parte del
trabajo de la mente instintiva se realiza bien en los animales inferiores, en las
plantas y en el hombre, hasta que éste comienza a desarrollar un cierto intelecto,
y entonces empieza a entrometerse con frecuencia en el trabajo que le pertenece
propiamente a este plano de la mente, enviándole sugerencias adversas,
pensamientos de temor, etc., Sin embargo, este problema es sólo temporal, pues,
cuando el intelecto se desarrolla un poco más, ve el error en que ha caído y
procede a rectificar el problema y prevenir su repetición.
Pero esta es sólo una parte de la competencia de la mente instintiva. A medida
que el animal iba progresando a lo largo de la escala evolutiva, se le hicieron
necesarias ciertas cosas para su protección y bienestar. No podía razonar sobre
tales cosas, de manera que la maravillosa inteligencia, que moraba
subconsciente en la mente instintiva, se desplegó hasta que pudo hacerse cargo
de la situación para enfrentarla. Despertó en el bruto para su preservación el
“instinto de lucha”, y esta acción de la mente instintiva, muy buena para su
propósito, y esencial para la preservación de la vida del animal, todavía está con
nosotros y de vez en cuando se proyecta en nuestra mentalidad con sorprendente
fuerza. Todavía hay mucho en nosotros del viejo espíritu animal de lucha,
aunque nos la hemos arreglado para controlarlo y mantenerlo reprimido, gracias
a la luz obtenida por nuestro desarrollo de las facultades superiores. La mente
instintiva también enseñó al animal cómo construir sus nidos, cómo emigrar
antes del próximo invierno, cómo hibernar, y miles de otras cosas bien conocidos
por los estudiantes de historia natural. Y nos enseña cómo hacer las muchas
cosas que realizamos instintivamente, así como también asume tareas que
aprendemos a realizar por medio de nuestro intelecto, y que luego pasamos a la
mente instintiva para que ésta las realice automáticamente o casi. Es asombroso
cuántas de nuestras tareas diarias se realizan bajo la dirección de nuestra mente
instintiva, sujeta apenas a una vigilancia casual del Intelecto. Cuando
aprendemos a hacer las cosas “de memoria”, realmente las hemos dominado en
el plano intelectual, y entonces las pasamos al plano instintivo de acción. La
mujer con su máquina de coser, el hombre que maneja su máquina, el pintor con
su brocha; todos hallan en la mente instintiva un buen amigo, de hecho, el
intelecto se cansaría pronto si tuviera que realizar estas tareas diarias. Note la
diferencia entre aprender a hacer una cosa, y luego hacerla después de que la ha
aprendido. Por supuesto que estas manifestaciones de la mente instintiva están
en sus fases superiores, y se deben mayormente a su contacto y mezcla con el
intelecto que se desarrolla.
La mente instintiva es también la mente del “hábito”. El intelecto (ya sea el del
dueño de la mente instintiva, o el de algún otro hombre) le transmite ideas, que
éste luego lleva a cabo fielmente al pie de la letra, a menos que sea corregida o se
le den mejores, o peores, instrucciones mediante el intelecto de alguien.
La mente instintiva es un almacén extraño. Está llena de cosas recibidas de
variedad de fuentes. Contiene muchas cosas que ha recibido a través de la
herencia; otras que se han desarrollado en ella, semillas que fueron sembradas al
momento del impulso primario que inició la vida en el camino; otras cosas que ha
recibido del intelecto, incluyendo sugerencias de otros, así como ondas de
pensamiento enviadas por otras mentes, y que hallaron alojamiento en sus
rincones. Toda suerte de tonterías así como de sabiduría se encuentra allí. Nos
ocuparemos de esta faceta del asunto en futuras lecciones, bajo el título de
Sugestión y Autosugestión, Fuerza del Pensamiento, etc.,
La mente instintiva expresa diversos grados de conciencia, variando desde la
subconciencia casi absoluta hasta la conciencia simple del más elevado de los
animales inferiores y las formas más bajas del hombre. La autoconciencia llega al
hombre con el desarrollo del intelecto, y se hablará de ella en el momento
apropiado. La conciencia cósmica o universal llega con el desarrollo de la mente
espiritual y más adelante se tratará de ella. Este crecimiento gradual de la
conciencia es una rama interesantísima e importante del asunto que tenemos
ante nosotros, y nos referiremos y hablaremos de él, en diferentes puntos de este
curso.
Antes de seguir adelante y pasar al próximo principio, debemos llamar su
atención sobre el hecho de que la mente instintiva es el asiento de los apetitos,
pasiones, deseos, instintos, sensaciones, sentimientos, y emociones del más bajo
orden, que se manifiestan tanto en el hombre como en los animales inferiores.
Por supuesto que hay ideas superiores, emociones, aspiraciones, y deseos que
llegan hasta el hombre avanzado a partir del desarrollo de la mente espiritual,
pero los deseos animales, y los sentimientos ordinarios, las emociones, etc.,
pertenecen a la mente instintiva. Todos los “sentimientos” pertenecientes a
nuestra naturaleza pasional y emocional son de este plano. Todos los deseos
animales, tales como hambre y sed, los deseos sexuales (en el plano físico); todas
las pasiones, tales como amor físico, odio, envidia, malicia, celos y venganza, son
parte de ella. El deseo por lo físico (excepto como medio para alcanzar cosas
superiores), el anhelo por lo material, pertenecen todos a este plano. La “lujuria
de la carne”, la “lujuria de los ojos”, el “orgullo de vida”, están en este plano. Este
es el más material de los tres principios mentales, y es el más apropiado para
unirnos más íntimamente a la Tierra y a las cosas terrenales. Recuerden que no
estamos condenando las cosas materiales o “terrenales”, ellas están bien en su
lugar; pero en su desarrollo el hombre crece para ver estas cosas sólo como un
medio hacia un fin único, un paso en la evolución espiritual. Y con la visión más
clara deja de estar ligado demasiado fuertemente al lado material de la vida y, en
lugar de considerarlo como fin y meta de todas las cosas, ve que, a lo más, es
sólo un medio para lograr un fin superior.
Muchos de los instintos “brutos” aún están con nosotros, y se evidencian mucho
en las personas poco desarrolladas. Los ocultistas aprenden a reprimir y
controlar estos bajos instintos, y a subordinarlos a los ideales mentales
superiores que se abren ante ellos. No te descorazones, querido estudiante, si
todavía encuentras mucho de animal dentro de ti. No es ninguna señal de
maldad o vileza; de hecho, el reconocimiento de ello es una señal de que ha
comenzado tu desarrollo, puesto que, antes, la misma cosa estaba allí y no era
reconocida por lo que es, mientras que ahora es tanto vista como reconocida.
Conocimiento es poder; es aprender a reconocer los remanentes de naturaleza
animal dentro de ti para volverte domador de bestias salvajes. Los principios
superiores siempre lograrán el dominio, pero para la tarea se requieren
paciencia, perseverancia y fe. Estas cosas “brutas” estaban bien en su tiempo —
el animal las necesitaba— eran “buenas” para su propósito, pero ahora que el
hombre está alcanzando puntos superiores en el camino, ve con mayor claridad y
aprende a subordinar sus partes más bajas a las superiores. Los bajos instintos
no fueron implantados en su naturaleza por el “diablo”; los recibiste
honestamente. Ellos se incorporaron en el proceso de evolución como algo
apropiado y correcto, pero han sido ampliamente superados y ahora pueden ser
dejados atrás. Así es que no tengas temor de estas herencias del pasado; puedes
apartarlas o subordinarlas a cosas superiores a medida que avances a lo largo
del camino. No los desprecies, aunque los pises con los pies —ellos son los pasos
con que has alcanzado tu estatura presente, y sobre los que todavía alcanzarás
mayores alturas.
_
5 - El Intelecto
_
Llegamos ahora al principio mental que distingue al hombre del bruto. Los
primeros cuatro principios los comparte con las formas de vida inferiores, pero
cuando el quinto principio comienza a desplegarse ya él ha alcanzado un logro
importante en el camino de la superación, y siente la condición humana
manifestándose dentro de él.
Ahora, recuerda, que no hay ningún cambio violento o marcada transición entre
la conciencia del cuarto principio al quinto. Como hemos explicado antes, estos
principios se funden unos con otros, y se mezclan como los colores del espectro.
A medida que el intelecto despierta, ilumina débilmente el cuarto principio, y
dota de razón a la vida instintiva. La conciencia simple se matiza con la autoconciencia.
Antes de que el quinto principio despierte apropiadamente, la
criatura que tiene bien desarrollados los cuatro principios, tiene pasiones pero no
razón; emociones pero no intelecto; deseos pero ninguna voluntad racional. Es el
siervo esperando al monarca, el durmiente que espera el toque mágico del que ha
sido enviado para despertarlo del profundo sueño del encantador. Es el bruto que
espera la llegada de lo que lo transformará en hombre.
En algunos animales inferiores, el cuarto principio ha atraído el matiz más bajo
del quinto principio, y el animal manifiesta señales de un tenue razonamiento.
Por otra parte, en algunas formas inferiores del hombre —los bosquimanos, por
ejemplo— el cuarto principio está apenas teñido por el quinto principio que está
por llegar, y el “hombre” es escasamente más que un bruto, de hecho tiene más
de bruto, mentalmente, que algunos animales domésticos superiores que,
habiendo convivido íntimamente con el hombre por muchas generaciones, se han
matizado con sus emanaciones mentales.
La primera señal del verdadero despliegue del quinto principio, el intelecto, es el
despertar de la auto-conciencia; pero, a fin de entender mejor esto, consideremos
qué es realmente la conciencia.
Entre los animales inferiores hay muy poco de lo que llamamos conciencia. En
las formas animales inferiores la conciencia es poco más que mera sensación; en
las primeras etapas la vida es casi automática. El control mental está casi
completamente a nivel de las líneas subconscientes, y el propio control mental es
sólo aquello que tiene que ver con la vida física del animal —la satisfacción de
sus necesidades primarias. Poco después, esta conciencia primitiva se convirtió
en lo que los psicólogos denominan conciencia simple. La conciencia simple es
un “tener conocimiento” de cosas externas —una percepción y reconocimiento de
cosas diferentes del ego interno. La atención consciente se ha vuelto al exterior.
El animal, o el orden inferior del hombre, no pueden pensar en sus esperanzas,
temores, aspiraciones, planes o pensamientos, y compararlos con pensamientos
similares de otros de su especie. No puede volver su mirada hacia el interior y
especular sobre cosas abstractas. Simplemente toma las cosas por concedidas y
no se hace preguntas. No trata de encontrar soluciones para las preguntas
dentro de él, porque no tiene conciencia de que tales preguntas existan.
Con el advenimiento de la auto-conciencia, el hombre comienza a formarse un
concepto del “yo”; empieza a compararse con otros y a razonar sobre ello;
acumula acervo mental y saca conclusiones de lo que encuentra en su mente;
comienza a pensar por sí mismo, a analizar, a clasificar, separar, deducir, etc. A
medida que progresa, empieza a pensar en cosas fuera de él, e incluye
sugerencias nuevas y frescas en su mente instintiva. Comienza a contar con su
propia mente, en lugar de aceptar ciegamente lo que emana de la mente de otros;
comienza a crear por sí mismo, y ya no es más un mero autómata mental.
Y de un simple vislumbre de inteligencia consciente ha surgido la gran
inteligencia de hoy. Un escritor moderno expresa enérgicamente ese crecimiento
con las siguientes palabras:
“Durante algunos centenares de años, se produjo un ascenso en el plano general
de la auto-conciencia, gradual para el ojo humano, pero rápido desde el punto de
vista de la evolución cósmica. En una especie de gran cerebro, que caminaba
erguida; gregaria y brutal, pero rey de todos los otros brutos, hombre en apariencia
pero no de hecho; de lo más alto de la conciencia simple, nació la facultad humana
básica, la auto-conciencia y su gemela, el lenguaje. De éstas y de lo que viene con
éstas, mediante sufrimiento, esfuerzo, y guerra; a través de bestialidad, salvajismo
y barbarie; a través de esclavitud, codicia y esfuerzo; a través de infinitas
conquistas, a través de agobiantes derrotas, a través de inacabable forcejeo; a
través de eras de existencia semi-brutal sin objetivos; a través de la subsistencia
con bayas y raíces; a través del uso de la piedra o palo encontrados por accidente;
a través de la vida en profundos bosques, con nueces y semillas, y en las orillas de
las aguas con moluscos, crustáceos, y peces como alimento; a través de quizás la
mayor de las victorias humanas, la domesticación y rendición del fuego; a través
de la invención y uso del arco y la flecha; a través de la domesticación de animales
y su adiestramiento para el trabajo; a través del largo aprendizaje que llevó al
cultivo de la tierra; a través del ladrillo de adobe y la construcción de casas a
partir de allí; a través de la fundición de metales y el lento nacimiento de las artes
basadas en ellos; a través de la lenta elaboración de alfabetos y la evolución de la
palabra escrita; y, para abreviar, a través de miles de siglos de vida humana, de
aspiración humana, de crecimiento humano, surgió el mundo de hombres y
mujeres tal como se extiende ante y dentro de nosotros hoy en día con todos sus
logros y posesiones.”
La auto-conciencia es algo fácil de comprender, pero difícil de definir. Un escritor
lo ha expresado bien cuando dice que sin la auto-conciencia una criatura puede
saber; pero sólo con la ayuda de la auto-conciencia le es posible saber que sabe.
Y con este desarrollo del intelecto vino el principio de todos los maravillosos
logros de la mente humana de hoy en día. Pero, por grandes que sean estos
logros, son nada frente lo que todavía está ante la especie. De victoria en victoria
progresará el intelecto; y en su desarrollo, a medida que comienza a recibir cada
vez más luz del próximo principio más alto, la mente espiritual, logrará cosas que
todavía no puede ni soñar. Y ahora, pobre mortal, recuerda que el intelecto es el
penúltimo en la escala de los principios del hombre. Hay dos principios tan
superiores al intelecto, como éste lo es al tope del principio de la inferior mente
instintiva. No hagas del intelecto un Dios; no permitas que el orgullo del intelecto
te ciegue.
La importancia del despertar de la auto-conciencia puede reconocerse más
claramente cuando te decimos que la doctrina ocultista dice que, una vez que la
auto-conciencia despierta en un ser, una vez que el “yo” ha sido sentido y
reconocido, comienza el verdadero despertar de la vida del alma. No nos
referimos a la vida que viene después del despertar espiritual —que es una etapa
todavía superior— sino al despertar mental del alma a la conciencia del “yo”.
Esta es la etapa donde el ego-bebé empieza su existencia despierta. Antes de ese
tiempo ha permanecido dormitando, vivo pero no consciente de sí mismo, y ahora
ha llegado el tiempo del parto y del nacimiento. El alma tiene que enfrentar
nuevas condiciones, y tiene muchos obstáculos que superar antes de alcanzar la
adultez espiritual. Tendrá que sufrir muchas experiencias, estará obligada a
enfrentar muchos retos; pero el progreso sigue, y sigue, y sigue.
A veces puede haber reveses, y hasta puede parecer que se retrocede, pero tales
obstáculos pronto son vencidos y el alma reanuda su jornada. No hay ningún
retroceso verdadero en el camino, y por lento que el progreso pueda parecer, cada
uno de nosotros avanza resueltamente.
Esperábamos haber podido llegar al tema del sexto principio, mente espiritual, en
esta lección, pero vemos que no tenemos espacio suficiente a nuestra
disposición, por lo cual debemos diferir ese interesantísimo asunto, así como el
séptimo principio, espíritu, hasta la próxima lección. Estamos conscientes de que
nuestros estudiantes están ávidos de adelantar, y estamos gastando el menor
tiempo posible en el trayecto; pero hay ciertas verdades fundamentales que
deben ser claramente entendidas antes de que nos atrevamos a dar otro paso.
Hay numerosas lecciones que pueden deducirse de los temas de la mente
instintiva y del intelecto, y este es un buen lugar para considerarlas.
Una de estas lecciones es que el despertar de intelecto no hace necesariamente a
la criatura un ser mejor, en el sentido de ser “buena”. Mientras que, si bien es
cierto que el desarrollo de un principio o facultad brinda una tendencia
ascendente al hombre, es igualmente cierto que algunos hombres están tan
estrechamente cubiertos por la envoltura animal —tan empapados en el lado
material de las cosas— que el despertar del intelecto tiende sólo a aumentar su
poder para satisfacer sus bajos deseos e inclinaciones. Si elige, el hombre puede
aventajar a los animales en bestialidad —puede descender a profundidades en
que la bestia jamás habría pensado. La bestia se rige únicamente por el instinto,
y sus acciones, así dispuestas, son absolutamente naturales y apropiadas, y el
animal no es culpable de seguir los impulsos de su naturaleza. Pero el hombre,
en el que el intelecto se ha desarrollado, sabe que es contrario a su naturaleza
más elevada descender al nivel de las bestias— sí, mucho más bajo; pues a los
deseos animales agrega la destreza e inteligencia que han llegado a él, y
deliberadamente las prostituye su principio superior en la tarea de llevar a cabo,
magnificadas, las propensiones animales. Muy pocos animales abusan de sus
deseos —eso se deja para que algunos hombres lo hagan. Cuanto más alto es el
grado de intelecto desarrollado en un hombre, mayores son las profundidades de
las bajas pasiones, apetitos, y deseos que le son posibles. Realmente crea nuevos
deseos animales, o más bien, construye sus propios edificios sobre bases
animales. Es innecesario decir que todos los ocultistas saben que tal
comportamiento traerá ciertas consecuencias en su entrenamiento que hará que
el alma tenga que emplear muchos pesados años desandando sus pasos por el
camino que ya ha recorrido. Su progreso se ha retrasado, y se verá obligado a
repetir el camino hacia la libertad, junto a naturalezas animales de criaturas
poco evolucionadas que se encuentran en la etapa del camino que les
corresponde, pero teniendo una carga adicional en forma del horror de la
conciencia de lo que le rodea, mientras que sus compañeros no tienen tal
conciencia y por consiguiente no sufren. Si puede imaginar a un hombre
civilizado, refinado, que tiene que vivir durante muchos años entre los
bosquimanos de Australia, con pleno recuerdo de lo que ha perdido, puede
formarse una pálida idea del destino que aguarda a uno que deliberadamente
arruina sus elevados poderes en el logro de fines y deseos inferiores. Pero incluso
para tales almas hay tiempo de escape.
Permite a tu naturaleza superior estar en guardia y rehúsa ser retrasado a la
vida animal por la que ya has pasado. Mantén tu mirada en alto, y haz que tu
lema sea: “Adelante”. La naturaleza animal puede ejercer una fuerza hacia abajo,
pero la mente espiritual te dará una mano, y te sostendrá si confías en ella. El
intelecto está entre los dos, y puede ser influenciado por cualquiera o por ambos.
Elige tu opción, oh, alma esforzada. Tu ayuda está dentro de ti; búscala, y
rehúsa ser arrastrado hacia el fango de la mente animal. Manifiesta el “yo” dentro
de ti y sé fuerte. Eres un alma inmortal, y avanzas sin parar hacia cosas aún
mayores. La paz sea contigo.
_
Mantra de la Segunda Lección
_
“YO SOY EL DUEÑO DE MÍ”
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Apréndase de memoria estas palabras, y repítanlas con frecuencia, mientras le
permiten a su mente hacer énfasis en los pensamientos dados este mes para
nuestra Meditación. Recuerden siempre que el “yo” es la parte más elevada de
ustedes que ha despertado a la conciencia, y en gran parte debe regir a la
naturaleza animal de la que ustedes han emergido.
_
Lección 3
_
Los Principios Espirituales
_
En nuestra Segunda Lección dimos un breve esbozo de los Principios Cuarto y
Quinto del hombre, es decir, 4 (Mente instintiva) y 5 (Intelecto). Como les dijimos
antes, el hombre recorrió ya la etapa del Cuarto Principio hasta su extremo, y ha
entrado a la conciencia del Quinto Principio, el Intelecto. Algunos hemos
desarrollado en grado considerable la fase intelectual (aunque prácticamente no
hemos conquistado sino unas pocas millas cuadradas del nuevo territorio de la
mente, por lo que aún tenemos ante nosotros una gran tarea), mientras que otros
parecen tener todavía la conciencia casi totalmente dentro de las fronteras de la
Mente Instintiva, y tienen apenas un vislumbre de Intelecto. Esto es cierto no sólo
entre las razas salvajes, sino que hay muchas, muchísimas personas llamadas
“civilizadas” que no han aprendido a construir su propio pensamiento, y parecen
deseosas de permitir que otros piensen por ellas, son los que siguen a ciertos
líderes con el tonto hábito de la oveja. Pero aún así la especie progresa, despacio
pero con seguridad, y ahora piensan muchos que nunca antes pensaron —un
número cada vez mayor rehúsa tomar pensamientos de otros, e insiste en conocer
por sí mismos.
Cuando consideramos que hay muchos hombres en quienes el Quinto Principio, el
Intelecto, apenas se ha desarrollado, y que en general la especie sólo ha dado
unos pocos pasos en ese campo, empezamos a comprender cuán difícil es para
cualquiera de nosotros, excepto para hombres o mujeres de excepcional desarrollo
espiritual, comprender aunque sea débilmente los Principios aún más elevados.
Es algo como un hombre ciego de nacimiento intentando comprender la luz; o un
sordo de nacimiento esforzándose por formarse un concepto mental del sonido.
Uno puede formarse una idea solamente de algo semejante a sus experiencias. Un
hombre que nunca ha probado algo dulce no puede formarse una idea del azúcar.
Sin experiencia o conciencia de algo, nuestras mentes son incapaces de formarse
un concepto.
Pero casi todos los que nos acercamos a estas lecciones o que hemos atraído estas
lecciones a nosotros, hemos tenido experiencias que nos permitirán comprender
algo del Sexto Principio —hemos tenido vislumbres de conciencia que nos ayudan
a comprender algo de la Mente Espiritual. La tendencia hacia lo oculto —la
necesidad del alma por más luz— son señales de que el Sexto Principio, la Mente
Espiritual, está empezando a reflejarse en nuestra conciencia y, aun cuando
pueden pasar siglos antes de que despertemos totalmente a la Conciencia
Espiritual, siempre estamos influenciados y ayudados por ella. Esta inquietud
espiritual con frecuencia nos causa gran incomodidad, hasta que no nos
encontremos en el camino correcto del conocimiento, y aún después, nos
sentiremos más o menos insatisfechos por los pocos mendrugos que nos caen
desde la mesa del Conocimiento. Pero no desesperen, buscadores de la Verdad;
estos dolores no son sino el parto espiritual de las grandes cosas que les esperan
—tengan valor y no teman.
Hacia el fin de esta lección hablaremos del proceso de "Iluminación" o Conciencia
Espiritual que ha llegado, o está por llegar, a muchos de nosotros, y lo que
tenemos que decir puede arrojar luz sobre muchas experiencias que ustedes han
tenido y para las cuales hasta ahora no han encontrado explicación.
Pasaremos entonces al tema del Sexto Principio, Mente Espiritual, que le será más
o menos sencillo a aquellos que ya han tenido vislumbres de conciencia de este
plano del alma, pero que estará lleno de “asertos difíciles” y “rincones oscuros”
para aquellos que aún no han alcanzado esta fase de desarrollo. Sin embargo, el
Séptimo Principio, el Espíritu, está más allá de la comprensión de cualquiera,
excepto de las pocas almas iluminadas y altamente desarrolladas, dentro y fuera
del cuerpo, que están muy por encima del hombre ordinario, así como el alma del
hombre ilustrado promedio está sobre el bosquimano. No podemos sino
proporcionarles lo suficiente para darles una idea intelectual general de lo que se
entiende por “espíritu” —cuya comprensión está todavía muy lejos de la especie en
su presente etapa. Es bueno, sin embargo, para conocer la existencia del Espíritu,
por cuanto nos ayuda a entender algo de la Mente Espiritual que es el medio de
comunicación del Espíritu con la conciencia Intelectual. No obstante, la
comprensión de la Mente Espiritual, abre un mundo de pensamiento tan
maravilloso, que nos satisfacemos con dejar la comprensión del Espíritu hasta que
hayamos alcanzado una conciencia de él.
_
(6) La Mente Espiritual.
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El Sexto Principio, la Mente Espiritual, ha sido considerado por algunos escritores
“la Mente Supraconsciente”, término que es bastante bueno, ya que distingue
entre la más baja Mente Subconsciente o Mente Instintiva, la Mente Consciente o
Intelecto, y ella misma, que, fuera del reino de la conciencia humana ordinaria, es
algo muy diferente a la mente más baja o Instintiva.
Mientras que la existencia real de la Mente Espiritual se ha hecho manifiesta sólo
a un número limitado de la especie humana, hay muchos que se están haciendo
conscientes de un superior “algo-dentro-de”, que los conduce hacia pensamientos,
deseos, aspiraciones, y hechos superiores y más nobles. Y hay un número aún
mayor que recibe un débil vislumbre de la luz del Espíritu y, aunque ellos no lo
saben, son influenciados por él en mayor o menor grado. De hecho, la raza entera
recibe algunos de sus benéficos rayos, aunque en algunos casos la luz está tan
debilitada por los densos obstáculos materiales que rodean al hombre, que su
penumbra espiritual es semejante a la oscuridad de la noche. Pero el hombre
siempre se está desarrollando, desechando envoltorio tras envoltorio,
aproximándose lentamente a su hogar. En el futuro la luz brillará plenamente
para todos.
Todo lo que consideramos bueno, noble, y grande en la mente humana proviene
de la Mente Espiritual y gradualmente se despliega en la conciencia ordinaria.
Algunos escritores orientales prefieren el término “proyectado” como el que indica
con mayor corrección el proceso del rayo de luz que se envía a la conciencia del
hombre que no ha alcanzado todavía la fase suprahumana de Conciencia
Espiritual plena. Todo lo que ha recibido el hombre en su evolución, y que tiende
hacia la nobleza, el verdadero sentimiento religioso, la bondad, humanidad,
justicia, amor altruista, misericordia, simpatía, etc., ha llegado hasta él a través
del lento desarrollo de su Mente Espiritual. De esta manera han penetrado en él
su amor a Dios y su amor al Hombre. A medida que prosigue su desarrollo, se
amplía su idea de Justicia, tiene más Compasión, su sentimiento de fraternidad
humana se incrementa, su idea de Amor crece y aumentan todas las cualidades
que los hombres de todos los credos consideran “bueno”, y que pueden resumirse
como el esfuerzo práctico por hacer realidad las enseñanzas de aquel gran
Maestro espiritual, que enunció esta gran verdad (bien entendida por los
ocultistas de todos los credos, pero muy poco entendida por muchos que se dicen
sus seguidores), cuando dijo:
“Y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente y con toda tu fuerza.” Y: “Amarás al prójimo como a ti mismo.”
A medida que la Conciencia Espiritual del hombre empieza a desarrollarse, éste
comienza a tener un permanente sentido de la realidad de la existencia del Poder
Supremo y, creciendo paralelamente, descubre que el sentido de fraternidad —de
relación humana—le va entrando gradualmente en la conciencia. Estas cosas no
las obtiene de su Mente Instintiva, ni le hace sentirlas su Intelecto. La Mente
espiritual no va en contra del Intelecto— simplemente va más allá de él. Baja
hasta el Intelecto ciertas verdades que encuentra en sus propias regiones de la
mente, y el Intelecto razona sobre ellas. Pero ellas no se originan en el Intelecto. El
intelecto es frío, mientras que la Conciencia espiritual es cálida y viviente y con el
sentimiento en alto.
El crecimiento del hombre hacia una idea mejor y más completa del Poder Divino
no viene del Intelecto, aunque éste razona sobre las impresiones recibidas y trata
de trasformarlas en sistemas, credos, cultos, etc. El Intelecto tampoco nos da
nuestro creciente sentido de relación entre hombre y hombre —la fraternidad.
Permítanos decirle por qué el hombre es más amable que nunca antes con su
especie y con las formas de vida inferiores a él. No es sólo porque el Intelecto le
enseñe el valor de la bondad y el amor, porque el hombre no se vuelve amable o
amoroso por el frío razonamiento. Al contrario, se vuelve amable y amoroso
porque surgen dentro de él ciertos impulsos y deseos provenientes de algún lugar
desconocido que le hacen imposible actuar de manera distinta sin sentir
incomodidad y dolor. Estos impulsos son tan reales como otros deseos e impulsos,
y a medida que el hombre se desarrolla estos impulsos se hacen más numerosos y
mucho más fuertes. Mire al mundo de hace unos centenares de años y mírelo hoy
en día, y verá cuánto más amables y más amorosos somos ahora que en aquellos
días. Pero no alardeen de ello, porque pareceremos meros salvajes a aquellos que
nos seguirán y que, desde su punto de vista, se sorprenderán por nuestra
inhumanidad hacia el prójimo.
A medida que el hombre se desarrolla espiritualmente siente su relación con toda
la humanidad, y comienza a amar cada vez más a su prójimo. Le hiere ver a otros
sufriendo, y cuando le hiere lo suficiente intenta hacer algo para remediarlo.
Cuando transcurra el tiempo y el hombre se desarrolle, el terrible sufrimiento que
muchos seres humanos padecen hoy en día será imposible, por la razón de que el
desarrollo de la Conciencia Espiritual de la especie hará que el dolor sea sentido
tan severamente por todos que la raza no podrá soportarlo, e insistirán para que
las cosas se remedien. De los recodos más internos del alma viene una propuesta
por seguir la más baja naturaleza animal y, aunque podamos apartarla durante
algún tiempo, se hará cada vez más persistente, hasta que nos obligue a
considerarla. La vieja historia de que cada persona tiene dos consejeros, uno en
cada oído, uno que le susurra que siga las enseñanzas superiores, y el otro que la
tienta a seguir el camino más bajo, se muestra como prácticamente verdadera en
la enseñanza ocultista respecto a los tres principios mentales. El Intelecto
representa el “yo” consciente de la persona promedio. Este “yo” tiene por un lado a
la Mente instintiva que lo arrastra hacia los viejos deseos del antiguo sí mismo —
los impulsos de la vida menos desarrollada del hombre animal o inferior, cuyos
deseos estaban en fases mucho más bajas de desarrollo, indignas del hombre en
progreso. En el otro lado está la Mente Espiritual, enviándole al Intelecto sus
impulsos de desdoblamiento y esforzándose por atraer la conciencia hacia el sí
mismo —para ayudar al desdoblamiento y desarrollo del hombre, y para hacerle
dirigir y controlar su naturaleza inferior.
El forcejeo entre las naturalezas superior e inferior ha sido advertido por todos los
observadores minuciosos de la mente y el carácter humanos, y muchas han sido
las teorías adelantadas para explicarlo. En otros tiempos se decía que por un lado
el hombre era tentado por el diablo, y ayudado por un ángel guardián por el otro.
Pero la verdad que conocen todos los ocultistas es que el forcejeo es entre los dos
elementos de la naturaleza del hombre, no exactamente belicoso, pero cada uno
siguiendo su propia línea de esfuerzo, mientras el “yo” es desgarrado y triturado
en sus esfuerzos por ajustarse. El Ego está en una fase de transición de
conciencia, y algunas veces el forcejeo es bastante doloroso, pero el hombre en
crecimiento se eleva a tiempo por encima de la atracción de su naturaleza inferior,
y el alborear de la Conciencia Espiritual le permite entender el verdadero estado
de cosas, y le ayuda a afirmar su dominio sobre su ego inferior y asumir una
actitud positiva hacia él, mientras que al mismo tiempo se abre a la luz de la
Mente Espiritual y se mantiene en actitud negativa hacia ella, sin resistir su
poder.
La Mente Espiritual es también la fuente de la “inspiración” que ciertos poetas,
pintores, escultores, escritores, predicadores, oradores y otros han recibido en
todos los tiempos y que aún hoy reciben. Esta es la fuente de la cual el vidente
obtiene su visión y el profeta su previsión. En su trabajo, muchos se han
concentrado en los altos ideales, y han recibido de esta fuente raros
conocimientos, atribuyéndoselos a seres de otro mundo, desde ángeles y espíritus,
hasta al propio Dios; pero todos vinieron del ser interior, era la voz de su Ego
Superior que les hablaba. No queremos decir con esto que al hombre no le llegue
ninguna comunicación de otras inteligencias —lejos de eso, sabemos que las
inteligencias superiores a menudo se comunican con el hombre a través del canal
de su Mente Espiritual pero, mucho de lo que hombre ha atribuido a inteligencias
externas, realmente ha venido de él mismo. Y, mediante el desarrollo de su
Conciencia Espiritual, el hombre puede lograr una gran relación y contacto con
esta parte superior de su naturaleza, y llegar así a poseer un conocimiento que el
Intelecto ni se ha atrevido a soñar.
De esta manera, también se le abren al hombre ciertos altos poderes psíquicos,
pero tales poderes raramente son obtenidos hasta que uno haya superado las
atracciones de la parte más baja de su naturaleza, porque de no ser así, el hombre
podría utilizar estos altos dones para propósitos elementales. Es sólo cuando el
hombre deja de desear el poder para su uso personal que éste llega. Tal es la Ley.
Cuando el hombre aprende sobre la existencia de su mente Espiritual y comienza
a reconocer sus dictados y directrices, fortalece su vínculo de comunicación con
él, y en consecuencia recibe una luz de mayor brillantez. Cuando aprendemos a
confiar en el Espíritu, éste responde enviándonos destellos más frecuentes de
iluminación y esclarecimiento. A medida que uno se desarrolla en Conciencia
Espiritual se apoya más en esta Voz Interior y puede distinguirla más fácilmente
de los impulsos de los planos inferiores de la mente. Aprende a seguir las
directrices del Espíritu y a permitirle que le tienda una mano guía. Muchos de
nosotros hemos aprendido a conocer la realidad de ser “llevado por el Espíritu”. A
aquéllos que han experimentado esta conducción, no necesitamos decirles nada
más, porque ellos reconocerán exactamente lo que queremos decir. Los que
todavía no la han experimentado deben esperar hasta que les llegue el momento,
porque no podemos describírselo pues no hay palabras para hablar de estas cosas
que están más allá de las palabras.
Hacia el cierre de esta lección les daremos un breve esbozo de algunas de las fases
de “Iluminación” o despertar de la Conciencia Espiritual que ha llegado hasta
algunos de nosotros y que llegará a todos en esta o en futuras fases de su
desarrollo. Debemos apresurarnos a hacer una breve consideración acerca de lo
que sólo puede ser comprendido débilmente por cualquiera de nosotros —el
Séptimo Principio— o sea el Espíritu.
_
(7) El Espíritu
_
¿Cómo acercarnos a este asunto que incluso las mentes encarnadas más
esclarecidas hoy en día apenas pueden comprender? ¿Cómo puede lo finito
expresar o comprender lo infinito? El espíritu, el Séptimo Principio del hombre, es
la Chispa Divina —nuestra más preciosa herencia del Poder Divino— un rayo del
Sol Central –el Verdadero Ego. Las palabras no pueden expresarlo. Nuestras
mentes no pueden aprehenderlo. Es el alma del Alma. Para entenderlo debemos
entender a Dios, pues el Espíritu es una gota del Océano Espiritual —un grano de
arena en los bordes del Infinito— una partícula de la Llama Sagrada. Es ese algo
dentro de nosotros que es la causa de nuestra evolución a través de todas las
fatigosas edades. Fue lo primero en ser, y será lo último en alcanzar la conciencia
completa. Cuando el hombre alcance una plena conciencia del Espíritu, estará tan
por encima del hombre, que en la actualidad tal ser es inconcebible al Intelecto.
Confinado dentro de muchas capas de materia, ha esperado incluso por un
pequeño reconocimiento a través de largas y penosas eras, y se conforma con
esperar más eras hasta que llegue completamente a la conciencia. El hombre
ascenderá muchas etapas de desarrollo —desde hombre hasta arcángel— antes de
que el Espíritu se reivindique totalmente. El Espíritu es eso dentro del hombre
cuyo más íntimo acercamiento al Centro está más próximo a Dios. Es sólo en
algún precioso momento ocasional que estamos conscientes de la existencia del
Espíritu dentro de nosotros, y en tales momentos somos conscientes de llegar a la
horrible presencia de lo Desconocido. Esos momentos pueden venir cuando uno
está entregado en profundo pensamiento religioso, mientras lee un poema que
lleva un precioso mensaje de alma a alma, en alguna hora de aflicción cuando nos
ha faltado toda ayuda humana y cuando las palabras humanas parecen burlas en
un momento cuando todo parece perdido y sentimos la necesidad de una palabra
directa de un ser superior a nosotros. Cuando llegan esos momentos, nos dejan
una paz que después nunca nos abandona completamente, y somos en la vida
seres transformados. En el momento de la Iluminación o del alborear de la
Conciencia Espiritual, sentimos también la presencia real del Espíritu. En esos
momentos nos sentimos conscientes de nuestra relación y conexión con el Centro
de la Vida. Por medio del Espíritu, Dios se revela al Hombre.
No podemos insistir mucho tiempo más en este tema que le abruma a uno, pues
las palabras parecen demasiado pobres para emplearlas en relación con él.
Aquellos que han sentido los impulsos de la Mente Espiritual han llegado a estar
algo conscientes del sentido permanente del Espíritu, aunque no puedan
aprehender su verdadera importancia. Y los que no han experimentado estas
cosas no nos entenderían aunque escribiéramos volúmenes sobre nuestras
imperfectas y subdesarrolladas concepciones del asunto. De manera que
seguiremos adelante, confiando en que por lo menos hayamos despertado en sus
mentes un débil deseo por lograr una comunión y contacto más íntimos con esto,
la parte más elevada del Ego, el propio Ego. La Paz del Espíritu sea con ustedes.
_
Iluminación o Conciencia Espiritual.
_
Para muchos, la Mente Espiritual se desarrolla gradual y lentamente y, aunque
uno pueda sentir un aumento firme de conocimiento y conciencia espiritual,
puede no haber experimentado ningún cambio marcado ni sorprendente. Otros
han tenido momentos de lo que se conoce como “Iluminación”, cuando parecían
elevados casi fuera de su estado normal, y donde parecían pasar a un plano
superior de conciencia o ser, que los dejaba más adelantados que nunca antes,
aunque no pudieran devolver a la conciencia un recuerdo claro de lo que habían
experimentado mientras estaban en el estado exaltado de mente. Estas
experiencias les han llegado a muchos, de todas las formas de creencias religiosas
—en diversas formas y grados, y generalmente han sido asociadas con algún rasgo
de la particular creencia religiosa practicada por la persona que experimenta la
iluminación. Pero los ocultistas avanzados reconocen todas estas experiencias
como diferentes formas de una misma cosa —el alborear de la Conciencia
Espiritual— el desarrollo de la Mente Espiritual. Algunos escritores han llamado a
esta experiencia “Conciencia Cósmica” —el cual es un nombre muy apropiado, ya
que la iluminación, por lo menos en sus formas superiores, lo pone a uno en
contacto con la totalidad de la Vida, haciéndole percibir una sensación de
parentesco con toda Vida, alta o baja, grande o pequeña, “buena” o “mala”.
Estas experiencias, por supuesto, varían materialmente de acuerdo con el grado
de desarrollo del individuo, su entrenamiento previo, su temperamento, etc., pero
ciertas características son comunes a todos. El sentimiento más común es el de
poseer un conocimiento casi completo de todos los tiempos —casi la
Omnisciencia. Este sentimiento sólo dura un momento, y al principio lo deja a
uno en una agonía de volver a lo que ha visto y perdido. Otro sentimiento
normalmente experimentado es el de una certeza de inmortalidad —un sentido de
ser real, y la certeza de siempre haber sido, y de estar destinado a ser siempre.
Otro sentimiento es un intervalo de total desaparición del temor y la adquisición
de un sentimiento de certeza, convicción y confianza que están más allá de la
comprensión de aquellos que nunca lo han experimentado. Entonces lo envuelve a
uno un sentimiento de amor —un amor que encierra toda la Vida, desde la de
aquellos encarnados cercanos hasta aquellos de los lugares más remotos del
universo— desde aquellos a quienes consideramos puros y santos hasta aquellos
a quienes el mundo recuerda como viles, malos, y absolutamente indignos. Todos
los sentimientos de auto-rectitud y condena parecen esfumarse, y el amor de uno,
como la luz del sol, se derrama sobre todos por igual, independientemente de su
grado de desarrollo o “bondad”. Para algunos estas experiencias han llegado como
una profunda y reverente, forma de sentimiento, que toma completa posesión de
ellos durante unos momentos o por mucho más tiempo, mientras que a otros les
ha parecido un sueño y han tenido conciencia de una elevación espiritual
acompañada por una sensación de estar rodeados por una luz o luminosidad
brillante que todo lo penetra. A algunos se les han manifestado ciertas verdades
en forma de símbolos, cuyo verdadero significado no se les aclara, quizás, hasta
mucho después.
Cuando estas experiencias han llegado a uno, lo dejan en un nuevo estado de
mente, y después nunca vuelve a ser el mismo hombre. Aunque la agudeza del
recuerdo se haya desgastado, queda una cierta memoria que mucho después
demuestra ser fuente de consuelo y fuerza, sobre todo cuando flaquea su fe y se
agita como una caña por los vientos de opiniones contradictorias y especulaciones
del Intelecto. El recuerdo de tal experiencia es una fuente de renovada fuerza —un
puerto de refugio hacia donde el alma cansada vuela para resguardarse del
mundo exterior que no la comprende.
Estas experiencias normalmente se acompañan también con un sentimiento de
intensa alegría; de hecho, la palabra y el concepto “Alegría” parecen predominar
en la mente en ese momento. Pero no es la alegría de una experiencia ordinaria —
es algo que no puede ni soñarse hasta que no se haya experimentado— es una
alegría cuyo recuerdo causará escozor en la sangre y palpitaciones en el corazón
cada vez que la mente recuerde la experiencia. Como ya hemos dicho, viene
también una sensación de “saber” todas las cosas —una iluminación intelectual
imposible de describir.
En las viejas escrituras de los antiguos filósofos de todas las razas, en las
canciones de los grandes poetas de todos los pueblos, en las oraciones de los
profetas de todas las religiones y tiempos, podemos encontrar huellas de esta
iluminación que ha llegado a ellos —este desarrollo de la Conciencia Espiritual. No
tenemos espacio para enumerar los numerosos casos. Uno lo ha contado de una
manera, el otro de otra; pero todos cuentan prácticamente la misma historia. Todo
el que haya experimentado esta iluminación, aun a pequeña escala, reconocerá
enseguida la experiencia en el cuento, la canción, o predicación del otro, aunque
puedan mediar siglos entre ellos. Es la canción del Alma que una vez que se ha
escuchado no se olvida jamás. Aunque sea tocada por el crudo instrumento del
semi-bárbaro o por el refinado instrumento del músico talentoso de hoy en día,
sus acordes simplemente son reconocidos. Desde el antiguo Egipto viene la
canción, de la India en todos los tiempos —desde la Grecia Antigua y Roma—
desde el santo del cristianismo temprano —desde el amigo Cuáquero— de los
monasterios católicos —de las mezquitas mahometanas —desde el filósofo chino
—de las leyendas del héroe-profeta de los indígenas americanos— siempre es el
mismo acorde, y crece más y más alto, por tantos más que lo adoptan y agregan
sus voces o el sonido de sus instrumentos al gran coro.
El tan incomprendido poeta occidental, Walt Whitman, sabía lo que quería decir (y
nosotros igual) cuando descargó bruscamente sus extrañas experiencias en toscos
versos. Leamos lo que dice —¿Alguna vez ha sido mejor expresado?
“Como en un desmayo, un instante, Otro sol, inefable, pleno me deslumbra, Y
todos los astros que conocí, y astros más luminosos, desconocidos,
Un instante de la tierra futura, la tierra celestial.”

Y cuando se despierta de su éxtasis, exclama:
“No puedo estar despierto,
Porque nada me parece como era antes,
O tal vez estoy despierto por primera vez,
Y todo lo de antes sólo ha sido un pobre sueño.”
Y debemos concordar con él cuando, con estas palabras, expresa la incapacidad
del hombre para describir esto inteligentemente:
“Cuando trato de decir lo mejor que encuentro, no puedo;
Mi lengua es ineficaz en sus pivotes,
Mi respiración no obedece a sus órganos,
Me vuelvo un hombre mudo.”
Que esta gran alegría de la Iluminación sea suya, estimados estudiantes. Y será
suya cuando llegue el tiempo apropiado. Cuando llegue no desmayen, y cuando se
vaya no lamenten su pérdida —Vendrá de nuevo. Manténganse vivos; ascendiendo
cada vez más en la vida hacia su Verdadero Ego y abriéndose a su influencia.
Estén siempre deseosos de escuchar la Voz del Silencio —deseosos de responder
al toque de La Mano Oculta. En el pequeño manual, Luz en el Sendero,
encontrarán muchas cosas que ahora quizás les parecerán muy simples.
No vuelvan a temer, porque siempre tienen con ustedes al Verdadero Ego que es
una chispa de la Llama Divina y qué será como una lámpara a sus pies para
mostrarles el camino.
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La Paz esté con ustedes.
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Mantra de la Tercera Lección
_
El mantra del mes es el primer verso del himno del Cardenal Newman, “Lead,
Kindly Light”, que contiene la más profunda verdad espiritual, pero que sólo es
comprendido imperfectamente por la mayoría de los miles que lo cantan.
Confiamos en que lo que les hemos dicho sobre el Espíritu les ayudará a
comprender mejor las bellezas ocultas de este gran himno antiguo:
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Guíame, benigna Luz, en medio de la oscuridad circundante.
Guíame.
La noche es oscura, y estoy lejos de casa;
Guíame.
Guarda mis pies; no pido ver las cosas distantes; un paso me basta.
Guíame.”
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Lección 4:
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El Aura Humana
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En nuestras tres lecciones anteriores llamamos brevemente su atención, por
turno, a los Siete Principios del Hombre. No obstante, el tema de la Constitución
del Hombre está incompleto sin una referencia a lo que los ocultistas conocen
como el Aura Humana. Esto constituye una de las partes más interesantes de las
enseñanzas ocultas, y se encuentran referencias a ella en las escrituras ocultas y
tradiciones de todas las razas. Se ha creado considerable equivocación y
confusión con respecto al Aura Humana, y la verdad se ha complicado por las
diversas especulaciones y teorías de algunos que han escrito sobre el asunto.
Esto no debe sorprendernos si recordamos que el Aura sólo es visible para
aquellos con poderes psíquicos altamente desarrollados. Algunos, con cierta
visión inferior que les permite ver solamente algunas de las manifestaciones más
toscas de la emanación que constituye el Aura, pensaron y enseñaron que lo que
ellos veían era todo lo que podía verse; mientras que la verdad real es que tales
personas han visto sólo una parte del todo, mientras que el resto está reservado
para los de mayor desarrollo.
En los últimos años algunos maestros han enseñado que el Aura realmente era
uno de los diversos principios del hombre, que se proyectaba más allá del espacio
ocupado por su cuerpo físico; pero esto sólo es verdad en el mismo sentido en
que la luz del Sol es una parte del Sol —los rayos de luz eléctrica una parte de la
luz —el calor que irradia de una estufa del calor contenido dentro de la estufa —
el olor de una flor de la propia flor. El Aura es realmente una emanación de uno
o más de los siete principios del hombre —radiaciones enviadas desde el
principio mismo, y no, estrictamente hablando, una parte del principio, excepto
en el sentido antes referido.
Cada uno de los siete principios de que el hombre está compuesto, irradia una
energía que es visible a los sentidos psíquicos desarrollados de algunos de
nuestra especie. La energía irradiada es semejante a las radiaciones conocidas
como “Rayos X” y, al igual que éstos, es invisible al ojo humano a menos que sea
ayudado por algo que el ojo humano ordinariamente no posee. Algunas de las
formas más ordinarias del Aura son visibles a aquellos que tienen un grado
relativamente poco desarrollado de poder psíquico, mientras que las formas
superiores sólo se hacen visibles cuando las facultades psíquicas alcanzan poder.
Hoy en día hay relativamente pocos encarnados que hayan visto alguna vez el
Aura que emana del sexto principio, la Mente Espiritual. Y el Aura del séptimo
principio, el Espíritu, sólo es visible a aquellos seres muy por encima en la escala
de la raza humana tal como la conocemos. El Aura que emana de los cinco
principios más bajos puede ser vista por muchos de nosotros que hayamos
desarrollado poderes psíquicos, siendo determinados nuestra claridad de visión y
rango de vista por el grado particular de desarrollo que hayamos alcanzado.
En esta lección intentaremos darle a nuestros estudiantes una idea general del
Aura Humana y un rápido bosquejo de lo concerniente a ella, pero pronto se verá
que se trata de un tema que no podría agotarse ni en un volumen de
considerable tamaño. Es difícil condensar información de esta naturaleza, pero
esperamos poder dar una impresión bastante clara del tema a aquellos de
nuestros estudiantes que nos sigan atentamente.
Como ya hemos dicho, cada principio irradia energía que, combinada, constituye
lo que se conoce como el Aura Humana. El Aura de cada principio, removiendo
los demás, ocuparía el mismo espacio como si estuviera llena por el Aura de
todos o de cualquiera de los otros principios. En otras palabras, las diversas
Auras de los diferentes principios interpenetran a las demás y, por tener
diferentes ratas de vibración, no interfieren unas con otras. Cuando hablamos
del Aura, nos referimos al Aura completa del hombre, visible al que tenga vista
psíquica. Cuando hablamos del Aura que emana de algún principio en particular,
nos referimos distintamente a ese principio.
La forma más ordinaria del Aura humana es, por supuesto, la que emana del
cuerpo físico. Esta es mencionada a veces como el “Aura de la salud”, ya que es
una indicación segura del estado de salud física de la persona de cuyo cuerpo
irradia. Como todas las otras formas del Aura, se extiende desde el cuerpo hasta
una distancia de dos a tres pies, dependiendo de ciertas circunstancias que no
necesitan ser mencionadas en este lugar. Como todas las otras formas del Aura,
es oval u ovoide. (Esta forma común a las diversas manifestaciones del Aura ha
hecho que algunos escritores se refieran a ella como el “Huevo Áurico”.) El Aura
física es prácticamente incolora (o posiblemente casi de un blanco azulado,
parecido al color del agua clara), pero poseyendo un rasgo peculiar que no tienen
las otras manifestaciones de Aura, por cuanto aparece a la visión psíquica como
“rayada” por numerosas líneas finas que se extienden hacia afuera del cuerpo
como cerdas tiesas. En salud y vitalidad normales, estas “cerdas” lucen rectas,
mientras que en los casos de vitalidad deteriorada o salud pobre, se inclinan
como el pelo suave de un animal, y en algunos casos presentan la apariencia de
una chaqueta erizada de pelo, con los diversos “vellos” proyectándose en todas
direcciones, enredados, torcidos, y rizados. Este fenómeno es ocasionado por la
corriente de prana que proporciona energía al cuerpo en mayor o menor
magnitud, el cuerpo saludable tiene un suministro normal de prana, mientras
que el cuerpo enfermo o débil padece de un suministro insuficiente. Esta Aura
física puede ser vista por muchos aunque tengan un grado muy limitado de
visión psíquica y para quienes las formas superiores del Aura son invisibles. Al
psíquico desarrollado a veces le es difícil distinguirla, porque está cubierta por
los colores de las formas superiores de Aura; para poder observarla, el psíquico
se ve obligado a inhibir las impresiones de las formas superiores del Aura y
admitir sólo la vibración de la forma particular que desea observar. Partículas
desprendidas del Aura física permanecen alrededor del sitio o lugar dónde la
persona ha estado, y un sentido muy desarrollado, que se encuentra en los
perros y otros animales les permite seguir el “olor” de la persona o animal que
están rastreando.
El Aura que emana del segundo principio, o Cuerpo Astral es, como el propio
principio, de una apariencia y color como del vapor, recordando al vapor justo
antes de que se disuelva y desaparezca de la vista. Es difícil distinguirla cuando
se entremezcla con las otras formas de Aura, pero cuando el cuerpo astral se ve
separado del cuerpo físico puede percibirse su Aura, particularmente si el
observador no está abierto a las vibraciones de los principios que envían Auras
de diversos colores. Aquellos de nuestros lectores que hayan visto alguna vez una
forma astral, o lo que normalmente se llama un “fantasma” de grado alto o bajo,
probablemente recordarán haber visto un vapor nebuloso de forma ovoide
rodeando la figura, más definida, de la forma astral. Esa tenue nube oval
vaporosa, es el Aura astral. Ésta, por supuesto, se hace visible a alguien a quien
una forma astral se “materializa”. El Aura del tercer principio, o Prana, es difícil
de describir excepto para aquellos que han visto los “Rayos X”. Se parece en algo
a una nube vaporosa del color y apariencia de una chispa eléctrica. De hecho,
todas las manifestaciones de Prana parecen luz o chispas eléctricas. Prana tiene
un suave tinte rosado cuando está en, o cerca, del cuerpo, pero pierde este color
cuando se aleja unas pulgadas. Las personas con vista psíquica ven claramente
las chispeantes partículas de Prana que se desprenden de la punta de los dedos
de las personas que dan los llamados “tratamientos magnéticos” o hacen pasos
mesméricos. También puede ser vista por muchas personas que no alardean de
vista psíquica, para quienes aparece como el aire caliente que se levanta de una
estufa o de la tierra calentada, es decir, como algo incoloro que pulsa y vibra.
Esta Aura pránica a veces es extraída de una persona fuerte y saludable por una
persona débil, escasa de vitalidad, y que saca de la fuerte lo que la débil necesita.
En casos de este tipo, la persona aprovechada sin su consentimiento
experimentará un sentimiento de languidez y lasitud después de haber estado en
compañía de la persona que ha absorbido parte de su vitalidad. En Ciencia de la
Respiración, en la página 72, bajo el subtítulo (2) “Para formar un Aura”, hemos
dado un método mediante el cual uno puede hacerse inmune a esta forma de
vampirismo, consciente o inconsciente. Este método, aunque incluido en el libro
con otro propósito, es igualmente eficaz en este caso. Un efecto más fuerte puede
producirse formando la imagen mental de una envoltura Áurica a través de la
cual ninguna fuerza puede escapar o ninguna influencia externa entra sin el
propio consentimiento. De esta manera uno también puede protegerse contra la
infección de fuentes que podrían afectarlo seriamente a menos que estuviese así
protegido. El Aura pránica también se difunde en pases mesméricos o
tratamientos “psíquicos” del enfermo, pero en tales casos el operador entrenado
regula el flujo y tiene el problema de reponer el suministro de prana dentro de su
sistema, que es el que generará y suplirá un flujo constante de Aura pránica. No
necesitamos detenernos en estos puntos, pues ellos están totalmente descritos
en La Ciencia de la Respiración, libro que será leído bajo una nueva luz por el
estudiante que lee y piensa acerca de lo que hemos dicho sobre esta faceta del
Aura Humana. El librito en cuestión fue escrito para el público en general que,
aunque recibirá mucho beneficio de él, no puede extraer el significado que se
hace absolutamente claro al estudiante a medida que pasa de una etapa a otra
de estas lecciones. El librito, simple y modesto como es, guarda muchas cosas
escondidas que sólo pueden ser interpretadas por aquel que sea capaz de
entender. Se le recomienda al estudiante que, de vez en cuando, re-lea el librito
para darse cuenta de cuántas cosas encuentra en él que nunca antes había
descubierto.
Nos acercamos ahora a los rasgos más interesantes sobre el Aura Humana y,
creemos que algunos de los hechos a ser planteados en esta lección serán una
revelación incluso para muchos que estén perfectamente familiarizados con las
tres manifestaciones del Aura que acabamos de mencionar. Algunos pueden
dudar de muchos de los planteamientos que se harán, pero les rogamos decir a
tales personas que ellas tienen a su disposición los medios para desarrollar y
desplegar poderes psíquicos a un grado suficiente para ver estas cosas, tal como
lo han hecho miles de otros antes que ellas. Nada de las enseñanzas ocultas
necesita permanecer escondido a cualquiera que dude. Todos pueden entrar por
sí mismos en el mundo oculto —siempre que paguen el precio de la adquisición,
que no es en oro o plata, sino el de la renuncia al ego inferior y la entrega a lo
que es más elevado en el hombre. Algunos, es verdad, irrumpen en el mundo
psíquico sin haberse preparado y purificado por métodos apropiados, pero para
esos las facultades adquiridas son una maldición en lugar de una bendición, y se
ven obligados a retroceder sobre sus pasos con gran sufrimiento hasta que
entren por la puerta correcta, cuya llave encuentran prontamente todos los que
la buscan con espíritu apropiado.
Retornando a las manifestaciones superiores del Aura Humana, llamamos de
nuevo su atención sobre el hecho de que el observador psíquico ve el Aura como
una nube luminosa, de forma casi oval, extendiéndose desde el cuerpo de dos a
tres pies en todas direcciones. No termina abruptamente, sino que gradualmente
se va debilitando hasta desaparecer completamente. En realidad se extiende una
buena distancia más lejos del punto visible. Presenta la apariencia de una nube
luminosa de colores constantemente cambiantes, no obstante, en cada persona
predominan ciertos colores, por razones que consideraremos dentro de unos
momentos. Estos colores se originan en ciertos estados mentales de la persona
rodeada por el Aura. Cada pensamiento, emoción o sentimiento, se manifiesta
por un cierto matiz o combinación de colores pertenecientes a ese pensamiento,
emoción o sentimiento en particular; cuyo color o colores se manifiestan en el
Aura de ese principio mental particular en el cual el pensamiento, emoción o
sentimiento se originan naturalmente, y, por supuesto, es visible al observador
que estudia el Aura compuesta del pensador. El psíquico desarrollado puede leer
los pensamientos de una persona como las páginas de un libro abierto, siempre
que entienda el lenguaje de los colores Áuricos lo cual, por supuesto, hacen todos
los ocultistas desarrollados, aunque la persona que se encuentra
accidentalmente en el mundo psíquico en raras ocasiones verá algo más que el
reflejo de maravillosos colores que aparecen en una nube luminosa, pero cuyo
significado desconoce.
Lo pensamos muy bien, antes de seguir adelante y darles una idea general de
estos colores Áuricos, y el pensamiento, sentimiento o emoción al cual pertenece
cada uno. Estos colores se matizan y se mezclan en miles de combinaciones, pero
la siguiente tabla quizás les dé una idea justa del asunto, y les permita
comprender rápidamente lo que vamos a decir un poco más adelante en esta
lección.
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Colores Áuricos y su significado
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Negro: representa odio, malicia, venganza, y sentimientos similares.
Gris: de matiz luminoso, representa el egoísmo.
Gris: de un matiz peculiar (casi como el de un cadáver), representa miedo y
terror.
Gris: de matiz oscuro, representa depresión y melancolía.
Verde: de un tono sucio, representa celos. Si con los celos se mezcla mucho
enojo, aparecerán como llamaradas rojas sobre el fondo verde.
Verde: de un tono casi color pizarra, representa la falsedad vulgar.
Verde: de un peculiar tono luminoso, representa tolerancia a las opiniones y
creencias de otros, fácil ajuste a condiciones cambiantes, adaptabilidad, tacto,
cortesía, conocimiento mundano, etc., y cualidades que algunos posiblemente
podrían considerar como “falsedad refinada”.
Rojo: de un parecido a la llama oscura cuando estalla fuera de un edificio
ardiente mezclada con el humo, representa sensualidad y pasiones animales.
Rojo: visto en forma de destellos rojo claro parecidos en su forma a la llamarada
del relámpago, indica ira. Generalmente se ve sobre fondo negro cuando la ira
proviene de odio o malicia, pero si proviene de celos, aparece sobre fondo
verdoso. La ira que proviene de la indignación o de la defensa de un supuesto
“derecho”, carece de estos fondos, y aparece normalmente como llamaradas rojas
independientes de un fondo.
El carmesí representa al amor, variando en tonalidad según el carácter de la
pasión. Un fuerte amor sensual será de un carmesí oscuro y pesado, mientras
que uno mezclado con sentimientos más elevados aparecerá en tonos más ligeros
y agradables. Una forma muy elevada de amor muestra un color que casi se
aproxima a un hermoso color rosa.
Marrón, de tono rojizo, representa avaricia y codicia.
Naranja, de tono luminoso, representa orgullo y ambición.
Amarillo, en sus diversas tonalidades, representa la fuerza intelectual. Si el
intelecto se conforma con cosas de orden inferior, el tono es de un amarillo
oscuro, profundo; y, a medida que el campo del intelecto se eleva a niveles
superiores, el color se hace más luminoso y más claro, un hermoso amarillo
dorado se aplica al logro intelectual, al razonamiento amplio e inteligente, etc.
Azul, de tonalidad oscura, representa pensamiento religioso, emoción, y
sentimiento. Sin embargo, este color varía en claridad de acuerdo al grado de
abnegación manifestado en la concepción religiosa. Las tonalidades y gradaciones
de claridad varían desde un índigo profundo hasta un violeta hermoso y rico,
representando este último el sentimiento religioso más elevado.
El Azul claro, de un tono peculiarmente claro y luminoso, representa la
espiritualidad. Algunos de los más altos grados de espiritualidad observados en
la humanidad ordinaria, muestran este tono de azul, lleno de chispeantes puntos
luminosos, que centellean como estrellas en una clara noche de invierno.
_
El estudiante recordará que estos colores forman interminables combinaciones y
mezclas, y se muestran en grados muy variables de brillo y tamaño, todos los
cuales tienen significados para el ocultista desarrollado.
Además de los colores antes mencionados, hay algunos otros para los cuales no
tenemos nombre, pues se encuentran fuera de los colores visibles en el espectro,
y por consiguiente, como la ciencia no puede percibirlos, no ha considerado
necesario darles nombres definidos, aunque teóricamente se sabe que existen. La
ciencia nos habla de que hay lo que se conoce como rayos “ultra-violeta” y rayos
“infra-rojos” ninguno de los cuales puede ser percibido por los ojos humanos ni
aun con la ayuda de aparatos mecánicos, pues sus vibraciones están más allá de
nuestros sentidos. Estos dos colores “ultra” (y algunos otros desconocidos para la
ciencia) son conocidos por los ocultistas y pueden ser vistos por la persona que
tenga un cierto grado de poder psíquico. La importancia de este planteamiento
puede ser aprehendida más completamente cuando decimos que, cuando se ve
en el Aura Humana alguno de estos colores “ultra”, indica desarrollo psíquico,
dependiendo su grado de intensidad del grado de desarrollo. Otro hecho notable,
para aquellos que no han pensado en el asunto, es que el color “ultra-violeta” en
el Aura indica desarrollo psíquico cuando se utiliza en un plano elevado y
altruista, mientras que cuando en el Aura Humana se ve el color “infra-rojo”,
indica que la persona tiene desarrollo psíquico, pero lo está utilizando para
propósitos egoístas e indignos— de hecho, “magia negra”.
Los rayos “ultra-violeta” están justamente fuera de un extremo del espectro
visible conocido por la ciencia, mientras que los rayos “infra-rojos” se encuentran
justamente fuera del otro extremo. Las vibraciones del primero son demasiado
altas para que el ojo humano ordinario pueda percibirlas, mientras que el
segundo consiste en vibraciones tan demasiado bajas como las del primero son
demasiado altas. Y la verdadera diferencia entre las dos formas de poder psíquico
es tan grande como lo indican las respectivas posiciones de estos dos colores
“ultra”. Además de los dos colores “ultra” a los que acabamos de aludir, hay otro
que es invisible a la vista común —el verdadero amarillo primario que es
indicativo de la Iluminación Espiritual y que se ve débilmente alrededor de las
cabezas de los espiritualmente grandes. El color al que nos referimos es
característico del séptimo principio, el Espíritu, y se dice que es de pura luz
blanca, de un brillo peculiar, cuyo equivalente nunca ha sido visto por ojos
humanos, la mera existencia de la luz blanca “absoluta” es negada por la ciencia
occidental.
El Aura que emana de la Mente Instintiva consiste principalmente en tonalidades
más pesadas y oscuras. Durante el sueño, cuando la mente está tranquila,
aparece mayormente un cierto rojo oscuro que indica que la Mente Instintiva está
realizando meramente las funciones animales del cuerpo. Por supuesto, este tono
siempre está presente, pero durante las horas de vigilia a menudo es cubierto por
las tonalidades más luminosas de los pensamientos, emociones o sentimientos
que pasan.
Justamente aquí sería conveniente decir que, aun cuando la mente está
tranquila, en el Aura revolotean las tonalidades que indican las tendencias
predominantes del hombre, de manera que su grado de evolución y desarrollo así
como sus “gustos” y otros rasgos de su personalidad pueden distinguirse
fácilmente. Cuando la mente es sacudida por una fuerte pasión, sentimiento o
emoción, el Aura entera parece estar coloreada por el matiz o matices
particulares que lo representan. Por ejemplo, un violento ataque de ira hace que
el Aura entera muestre llamaradas rojo claro sobre un fondo negro, eclipsando
casi los otros colores. Este estado permanece durante un tiempo más largo o más
corto, según la fuerza de la pasión. Si la gente pudiera vislumbrar siquiera el
Aura Humana cuando está así coloreada, se horrorizaría tanto ante la terrible
visión que nunca más se permitiría encolerizarse —se parece a las llamas y el
humo del “foso” al cual se envía en ciertas iglesias ortodoxas y, de hecho, la
mente humana en tales condiciones se convierte temporalmente en un verdadero
infierno. Una fuerte oleada de amor que revolotee sobre la mente hará que el
Aura entera se muestre carmesí, dependiendo su tono del carácter de la pasión.
Igualmente, un estallido de sentimiento religioso dará al Aura entera un tinte
azul, como se explicó en la tabla de colores. Para abreviar, una fuerte emoción,
sentimiento o pasión, hace que el Aura entera tome su color mientras dura el
sentimiento. De lo que hemos dicho, ustedes verán que hay dos aspectos en el
carácter colorido del Aura; el primero que depende de los pensamientos
predominantes que habitualmente se manifiestan en la mente de la persona; el
segundo, momentáneo, que depende del sentimiento, emoción o pasión (si
alguna) particular que se manifiesta en el momento específico. El color de paso
desaparece cuando el sentimiento se desvanece, aunque un sentimiento, pasión
o emoción que se manifiestan repetidamente se muestran en los colores Áuricos
habituales. Por supuesto que el color habitual mostrado por el Aura, cambia
gradualmente de vez en cuando según el carácter de la persona mejora o cambia.
Los colores habituales mostrados indican el “carácter general” de la persona; los
colores pasajeros muestran cual sentimiento, emoción o pasión (si alguna) está
dominándolo en ese momento particular.
El estudiante que haya leído las lecciones precedentes comprenderá rápidamente
que a medida que el hombre se desarrolla y se despliega se vuelve cada vez
menos presa de pasiones, emociones o sentimientos pasajeros que emanan de la
Mente Instintiva, y que el Intelecto y luego la Mente Espiritual, se manifiestan en
lugar de quedar inactivos en condición latente. Recordando esto, verá
rápidamente qué gran diferencia debe haber entre el Aura de un hombre
subdesarrollado y la de un hombre desarrollado. Una es una masa de colores
oscuros, pesados y espesos, siendo inundada frecuentemente la masa entera por
el color de alguna emoción, sentimiento o pasión pasajeros. La otra muestra los
colores más elevados y es mucho más clara, siendo poco perturbada por los
sentimientos, emociones y pasiones todos los cuales han sido ampliamente
colocados bajo el control de la voluntad.
El hombre que tiene el Intelecto bien desarrollado muestra un Aura pletórica del
hermoso amarillo dorado aplicable a la intelectualidad. En tales casos este color
es particularmente claro en la parte superior del Aura, rodeando la cabeza y
hombros del hombre, los colores más animales descienden a la parte más baja
del Aura. Lean los comentarios bajo el encabezamiento de “Amarillo” en la tabla
de colores de esta lección. Cuando el Intelecto del hombre ha asimilado la idea de
espiritualidad y se ha consagrado a la adquisición de poder espiritual, desarrollo,
y expansión, este amarillo mostrará alrededor de sus bordes un azul claro de una
tonalidad particularmente diáfana y luminosa. Este peculiar azul claro es
indicativo de lo que generalmente se llama “espiritualidad”, pero que es
simplemente “espiritualidad intelectual”, si perdonan el uso de un término algo
paradójico no es lo mismo que Mente Espiritual, sino que es meramente Intelecto
impregnado de Mente Espiritual, para utilizar otro término insuficiente. En
ciertos casos de elevado desarrollo de este estado intelectual, el luminoso azul
claro muestra como una ancha franja u orilla siendo a menudo mayor que el
propio centro, y además, en casos especiales, el azul claro está lleno de brillantes
puntos luminosos, que chispean y centellean como estrellas en una clara noche
invernal. Estos puntos luminosos indican que el color del Aura de la Mente
Espiritual está afirmándose, y muestran que la Conciencia Espiritual, o se ha
hecho momentáneamente evidente al hombre, o lo será en el futuro cercano. Este
es un punto que ha provocado mucha confusión en las mentes de estudiantes, e
incluso maestros, de ocultismo. El próximo párrafo también pondrá alguna
presión sobre el tema.
El Aura que emana de la Mente Espiritual, o sexto principio, tiene el color del
verdadero amarillo primario que es invisible a la vista ordinaria y no puede ser
reproducido artificialmente por el hombre. Se centra alrededor de la cabeza del
iluminado espiritualmente, y a veces produce una luz peculiar que puede ser
vista, incluso por personas poco desarrolladas. Esto es particularmente cierto
cuando la persona espiritualmente desarrollada está comprometida en el
discurso serio, o enseñando, en cuyos momentos su semblante casi parece brillar
y poseer una luminosidad de un tipo peculiar. El nimbo mostrado en los cuadros
de los grandes líderes espirituales de la especie es resultado de una tradición que
proviene de un hecho realmente experimentado por los tempranos seguidores de
tales líderes. El “halo” o “gloria” mostrados en los cuadros se derivan del mismo
hecho. Cuando vemos de nuevo el maravilloso cuadro de Hoffman, “Gethsemani”,
experimentaremos una nueva comprensión del místico resplandor alrededor de la
cabeza del gran Maestro espiritual cuyas profundas y verdaderas enseñanzas
han sido deslucidas en las mentes de muchos de aquellos que reivindican su
nombre, por causa de la ignorancia de las generaciones de maestros que han
vivido desde su muerte, pero cuyas enseñanzas son una verdad viviente para los
ocultistas de todas las razas, países y aparentes diferencias de creencia.
Del Aura del séptimo principio, Espíritu, no podemos decir sino poco, y ese poco
ha llegado a nosotros por la tradición. Se nos dice que consiste en una luz
“blanco puro”, algo desconocido para la ciencia. Entre nosotros ningún hombre
ha visto nunca esta luz y ninguno de nosotros (en esta fase de desarrollo) alguna
vez la verá. La visión de este maravilloso resplandor está reservada para seres
mucho más elevados en la escala que nosotros, pero que una vez fueron mortales
como nosotros, y como quienes seremos a su debido tiempo. “Somos Hijos de
Dios, y todavía no se aparenta lo que seremos”; pero estamos en el Sendero, y
aquellos que se han ido antes nos envían alegres mensajes. Después de largas
eras estamos volviendo a casa.
_
Mantra de la Cuarta Lección
_
El mantra para el mes es:
_
“YO IRRADIO ONDAS DE PENSAMIENTO DE LA
CLASE QUE DESEO RECIBIR DE OTROS”.
_
Este mantra transmite una poderosa
verdad oculta y, si se repite y se vive escrupulosamente, les permitirá hacer
rápidos progresos en el desarrollo y el logro. Den y reciban —cantidad por
cantidad —clase por clase —color por color. Sus ondas de pensamiento se
extienden mucho más lejos del aura visible, y afecta a otros, y atrae hacia
ustedes los pensamientos de otros que se corresponden en carácter y calidad con
aquellos enviados por ustedes.
El pensamiento es una fuerza viva —úsenla sabiamente.
_
Lección 5:
_
La Dinámica del pensamiento
_
Si estas lecciones hubieran sido escritas hace veinte años en lugar de hoy,
hubiera sido una tarea mucho más difícil despertar la comprensión del público
occidental hacia la importancia del poder del pensamiento, su naturaleza y sus
efectos. Hace veinte años sólo relativamente pocas personas en el mundo
occidental sabían algo sobre el tema en cuestión y, fuera de unos cuantos
ocultistas, las palabras del maestro hubieran sido consideradas como
expresiones disparatadas. Pero, durante ese intervalo, el mundo occidental se
ha ido educando lentamente hacia una comprensión, al menos parcial, del
poder del pensamiento, y ecos de las grandes enseñanzas orientales sobre el
tema han llegado a oídos de casi toda persona pensante del mundo occidental,
particularmente en Gran Bretaña y Norteamérica.
Este despertar está de acuerdo con las leyes naturales, y es parte de la
evolución de la especie. Es cierto que muchas de las enseñanzas han venido de
personas que no han tenido sino un despertar parcial a las verdades, y en
consecuencia las enseñanzas han sido más o menos bastas e imperfectas y
más o menos coloreadas por las teorías y especulaciones personales de los
diversos maestros que han estado escribiendo y hablado sobre el tema. El
estudiante promedio occidental, que se ha interesado por los diversos
movimientos, que toscamente pueden agruparse bajo la rúbrica de “Nuevo
Pensamiento” ha quedado más o menos confundido por las teorías y
enseñanzas, aparentemente contradictorias, resultantes de las especulaciones
y teorías los numerosos maestros que han salido a la luz, crecido, y en muchos
casos después se han “echado a perder”. Pero, un análisis cuidadoso mostrará
que, debajo de todas esas enseñanzas, hay ciertos hechos fundamentales que
la mente despierta asirá como verdades. Todos estos maestros han hecho un
buen trabajo y, de hecho, las enseñanzas de cada uno han llegado a ciertas
mentes que necesitaban ese algo particular enseñado por ese maestro en
particular, y cuya enseñanza era la mejor posible, considerando la etapa
específica de desarrollo del estudiante. Muchos estudiantes han obtenido
mucho bien de ciertos maestros y, habiendo superado al maestro y su
enseñanza, se han hecho maestros a su vez, transmitiendo a otros la verdad tal
como llegó a ellos, más o menos coloreada por su propia personalidad.
El estudiante cuidadoso que se haya tomado el trabajo de indagar hasta los
principios fundamentales de las enseñanzas de estas nuevas escuelas de
pensamiento, habrá descubierto que todas descansan sobre las enseñanzas
orientales que retroceden hasta más allá de la historia escrita, y que han sido
propiedad común de los ocultistas de todos los tiempos y de todas las razas.
Este “Nuevo Pensamiento” es en realidad el pensamiento más viejo, pero su
moderna presentación llega como algo nuevo para aquellos que lo escuchan
hoy, y el nuevo movimiento merece crédito por su trabajo, y el ocultista
avanzado sabe que la verdad fundamental que subyace bajo todas estas teorías
contradictorias se develará gradualmente y saldrá a la luz, dejando de lado las
especulaciones y teorías favoritas de los distintos maestros.
La mayoría de los que lean esta lección habrán oído hablar algo sobre este
asunto del poder del pensamiento, y sin duda habrán tenido muchas
experiencias sobre su efecto. De manera que a casi todos los miembros de la
Clase, esta lección puede parecerles una historia vieja, pero haremos el
esfuerzo de dar un esbozo, breve y llano de las enseñanzas Yogi sobre el tema,
que pueda ayudar a reconciliar algunas de las teorías, aparentemente
contradictorias, que han sido consideradas previamente.
No intentaremos explicar qué es el pensamiento —ese es un tema demasiado
complicado para lecciones elementales. Pero comenzaremos por explicar
algunas de sus propiedades, leyes y efectos. Por ahora evitaremos la teoría y
nos iremos al lado “práctico” del asunto.
Recordarán lo que dijimos en nuestra última lección respecto al Aura.
Explicamos que el Aura es proyectada hacia el espacio por los diversos
principios del hombre, tal como la luz del Sol, el calor de una estufa, el
perfume una flor, etc. Cada una de estas fuentes emite vibraciones que
llamamos luz, calor u olor respectivamente y, en cierto sentido, estas
emanaciones son diminutas partículas del objeto que las emite. En conexión
con esto, debemos recordar también que el objeto que proyecta las
emanaciones puede retirarse, pero las emanaciones todavía permanecen
durante un tiempo mayor o menor. Por ejemplo, la astronomía enseña que una
estrella distante puede ser destruida, y todavía los rayos de luz que emitió
continuarán su viaje, y pueden ser vistos por nosotros en la Tierra muchos
años después de que la propia estrella ha desaparecido —de hecho, lo que
nosotros realmente vemos en cualquier momento es la luz de la estrella que
partió hace muchos años, dependiendo el tiempo, por supuesto, de la distancia
entre esa estrella y la Tierra. De la misma forma, el fuego de una estufa puede
extinguirse, y el calor todavía permanecerá en el cuarto durante mucho tiempo.
Igualmente, puede exponerse en un cuarto una pequeña partícula de almizcle y
luego de sacarla, su olor será perceptible aún durante mucho tiempo. En la
misma forma, pueden estar en existencia activa pensamientos emitidos hace
años por alguna persona cuya índole mental puede haber cambiado o que, de
hecho, hasta puede haber abandonado su cuerpo hace mucho tiempo. Con
frecuencia, lugares y espacios son permeados por el pensamiento de las
personas que anteriormente vivieron allí y que se han marchado o muerto hace
muchos años.
Continuamente la mente está proyectando emanaciones, que pueden verse tal
como el Aura, extendiéndose a unos cuantos pies de la persona y que,
normalmente, se hacen más delgadas y menos fáciles de percibir a medida que
se alejan del emisor. Nosotros estamos enviando constantemente ondas de
pensamiento (para utilizar un término favorito), y estas ondas, después de que
se agota la fuerza inicial de proyección, flotan como nubes, mezclándose con
otras ondas de pensamiento del mismo carácter, extendiéndose a menudo
hasta partes lejanas de la Tierra. Algunas de las emanaciones del pensamiento
permanecen alrededor del lugar desde donde fueron enviadas y, a menos que
sean perturbadas por pensamientos fuertes de naturaleza contraria,
permanecerán durante muchos años con apenas ligeros cambios. Otros
pensamientos, enviados con un propósito definido o bajo un fuerte deseo,
emoción, o pasión, irán rápidamente hacia el objetivo al que fueron dirigidos.
Veremos ejemplos de esto a medida que avancemos en esta lección.
La mayoría de las personas pone muy poca fuerza en su pensamiento; de
hecho, para ellas pensar se convierte casi en un proceso mecánico, y por
consiguiente, a sus ondas de pensamiento se les ha impartido un movimiento
muy débil y no viajan muy lejos, a menos que sean dirigidas por alguna otra
persona de pensamiento similar que las atrae. (Estamos planteando apenas los
principios generales a medida que avanzamos, repitiéndolos cuando es
necesario, para que el estudiante absorba gradualmente la idea. Consideramos
que este método conversacional es la forma de enseñanza más efectiva, mucho
más que la fórmula usual “bien preparada”).
Queremos que el estudiante comprenda especialmente, que cuando decimos
que los “Pensamientos son Cosas”, no estamos usando las palabras en sentido
figurado o de manera fantasiosa, sino que estamos expresando una verdad
literal. Queremos decir que el pensamiento es tanto una “cosa” como lo son la
luz, el calor, la electricidad, u otras formas similares de manifestaciones. El
pensamiento puede ser visto por la vista psíquica; puede ser percibido por el
sensitivo y, si existieran los instrumentos apropiados, podría ser pesado. El
pensamiento, después de que es enviado, tiene una apariencia nebulosa, con el
color correspondiente, tal como se describe en nuestra lección sobre el Aura.
Es como un vapor ligero (variando el grado de densidad), y es tan real como el
aire que nos rodea, o el vapor de agua, o los numerosos gases que conocemos.
Y tiene poder, así como lo tienen todas estas formas de vapor que acabamos de
mencionar.
Al llegar aquí, permítasenos decir que, cuando un pensamiento se envía con
fuerza, normalmente lleva consigo una cierta cantidad de Prana que le da
poder y fuerza adicionales, y a menudo produce efectos sorprendentes. En
ciertos casos el Prana prácticamente lo “vivifica”, y lo convierte casi en una
fuerza viviente. Tendremos algo más que decir sobre este punto un poco más
adelante.
De manera que, amigos y estudiantes, por favor recuerden siempre que cuando
hablamos de los pensamientos como cosas reales, queremos decir exactamente
lo que estamos diciendo. Puede ser necesario para ustedes fijar este hecho en
sus mentes, imaginándose a la mente enviando emanaciones de pensamiento.
Algunos encuentran que la imagen de arrojar ondas de luz es una manera fácil
de fijar la idea en sus mentes. Otros prefieren la imagen del calor emanado por
una estufa. Otros encuentran más fácil pensar en una flor despidiendo un
perfume fuerte. Y un estudiante (ahora muy adelantado) prefería pensar en las
emanaciones del pensamiento como semejantes al vapor despedido por una
tetera hirviente. Elija su opción o invente imágenes propias, pero de alguna
manera fije la idea en su mente. Es mucho más fácil trabajar con estas cosas
mediante una ilustración material que intentar llevar en la mente una idea
abstracta.
Mientras que, por regla general, el poder de cierto tipo de pensamientos
depende de la fuerza con que se ha proyectado, hay otro elemento de fuerza
que permite a los pensamientos manifestar poder. Nos referimos a la tendencia
del pensamiento de atraer hacia sí a otros pensamientos de naturaleza similar
para, de esa manera, combinar fuerzas. El pensamiento de cualquier género no
sólo tiende a atraer hacia el pensador los pensamientos correspondientes,
extraídos desde la atmósfera de pensamientos dentro de su campo de
atracción, sino que tienen una tendencia a reunirse para fundirse y mezclarse.
La atmósfera de pensamiento promedio de una comunidad es la combinación
de los pensamientos de las personas que forman esa comunidad. Los lugares,
así como las personas, tienen sus peculiaridades, sus características, sus
puntos fuertes y débiles y su atmósfera prevaleciente. Este hecho está claro a
todos aquellos que han pensado algo sobre estas líneas, aunque normalmente
el tema se despacha sin ningún intento de explicación. Pero, debe quedar claro
que el propio lugar no es una entidad, y que estas características no son
inherentes a él, por lo cual deben tener alguna causa u origen. El ocultista
sabe que esta atmósfera de pensamiento de una aldea, pueblo, ciudad, o
nación es el pensamiento compuesto de aquellos que viven o han vivido
previamente allí. Extraños que entran en la comunidad perciben sobre ellos el
cambio atmosférico y, a menos que lo encuentren en armonía con su propia
disposición mental, se sienten incómodos y desean abandonar el lugar. Si uno,
que no entienda las leyes que operan en el mundo del pensamiento, permanece
largo tiempo en un lugar, muy probablemente será influenciado por la
atmósfera de pensamiento prevaleciente y, a pesar suyo, empezará a
manifestarse en él un cambio y se hundirá o se elevará hasta el nivel de
pensamiento prevaleciente.
En los países más viejos las características de las principales ciudades de la
nación han crecido más iguales, aunque hay todavía muchos puntos de
diferencia que el extranjero percibe enseguida cuando los visita. Pero en
Norteamérica, donde el país es más grande y más nuevo, las diferencias a ser
notadas en los lugares son más marcadas. Esto no sólo es verdad en sectores
diferentes del país, sino en ciudades cercanas unas de otras. Si un extranjero
atento visita las principales ciudades de los Estados Unidos, se sorprenderá
con el espíritu de cada lugar, pues cada uno tiene su propia personalidad y
características, resultado de ciertas líneas de pensamiento por parte de los
primeros colonos del lugar, que a su vez afectaron a los que llegaron después y
que agregaron sus emanaciones de pensamiento a la atmósfera del lugar y así
sucesivamente a través del tiempo, hasta que las diversas ciudades se
desarrollaron más diferenciadas en sus características que muchas
nacionalidades diferentes. Si el extranjero visita, digamos Boston, Nueva York,
Filadelfia, Chicago, Denver, y San Francisco, notará grandes diferencias en las
características de cada lugar. Esta diferencia no aparece tan fuertemente
cuando habla con ciudadanos individuales, pero es bastante notable cuando se
abre al “espíritu del lugar”. La gente habla con frecuencia de estas
características como el “aire” del lugar, y la explicación real que se ha dado es
que se trata de la atmósfera de pensamiento de la ciudad. Estas características
pueden ser modificadas o hasta cambiadas considerablemente por un nuevo
grupo de personas que se establezca en una ciudad. Unos pocos pensadores
enérgicos emitirán en su vida diaria fuertes ondas de pensamiento que pronto
matizarán la composición del pensamiento local. El pensamiento de un
pensador fuerte superará el pensamiento débil y sin objetivos de muchísimas
personas que emitan sólo pensamientos negativos. Lo positivo es un antídoto
seguro contra lo negativo. De la misma manera el “espíritu” de la nación es una
combinación del “espíritu” de sus diversas partes. Si uno se traslada a un
pueblo donde se manifiesta una gran energía, pronto siente el efecto del
pensamiento positivo que le rodea y que despierta pensamientos similares
dentro de él. Si se traslada a una comunidad soñolienta, “muerta”, sus
actividades se aminoran y gradualmente se hunde hasta el nivel de la ciudad.
Claro está que, el hombre o mujer que han desarrollado una individualidad
fuerte y positiva no se afectarán tan fácilmente como el de características
opuestas y, de hecho, puede incluso actuar como un fermento para la masa;
pero en general, la persona promedio es muy influenciada por la composición
de la atmósfera de pensamiento del lugar en que pasa la mayor parte de su
tiempo.
En la misma forma las residencias, lugares de negocio, edificios, etc.,
adquieren el pensamiento predominante de aquellos que los habitan o los han
habitado. Algunos lugares son notoriamente “desafortunados” y, aunque esta
condición puede ser revertida por un hombre o mujer de pensamiento fuerte, la
persona promedio es afectada por él. Algunas casas llevan consigo una
atmósfera de luz, camaradería, y buen ánimo, mientras que otras son frías y
repelentes. Un lugar de trabajo es muy apropiado para reflejar el pensamiento
dominante entre aquellos que dirigen la empresa o que han manejado sus
asuntos. Ciertas tiendas inspiran confianza a los clientes, mientras que otras
hacen que uno mantenga bien sujeta la cartera y un ojo avizor sobre los
empleados.
Lugares en los que se han cometido crímenes, con frecuencia llevan consigo
una atmósfera desagradable que provino originalmente de los fuertes
pensamientos emitidos por los que participaron en el suceso, tanto el
delincuente como la víctima. La atmósfera de una prisión horroriza al sensitivo.
La atmósfera de un lugar de vicio o escenario de bajos placeres animales sofoca
a alguien de rasgos mentales superiores. La atmósfera de un hospital es
apropiada para influenciar a los que lo visitan. La atmósfera de una antigua
iglesia es apropiada para producir en la mente del visitante un sentimiento de
quietud y calma. Estamos hablando de generalidades, claro está, ya que hay
muchas influencias que modifican y cambian esas tendencias.
Lo mismo sucede con los individuos. Algunos llevan consigo una atmósfera de
alegría, luminosidad y valor, mientras que otros traen a la habitación un
sentimiento de desarmonía, desconfianza, e inquietud. Muchos actúan como
“mata-alegrías” y como desalentadores del entusiasmo y la libre expresión.
Podrían citarse centenares de casos para ilustrar este hecho, pero el estudiante
puede aportarlos de su propia experiencia y observación.
Las diversas ondas de pensamiento emitidas por las personas atraen y son
atraídas por pensamientos de un carácter similar, y forman estratos de
pensamiento en el espacio astral, así como las nubes forman grupos en la
atmósfera. Esto no significa que cada estrato de pensamiento ocupe una cierta
porción del espacio con exclusión de todas las demás nubes de pensamiento;
por el contrario, estas partículas del pensamiento que forman las nubes tienen
diferentes grados de vibración, y el mismo espacio puede llenarse con la
materia de mil tipos de pensamiento, que pasan libremente y se interpenetran,
sin interferir unas con otras, pero que no se asimilan excepto con aquellos
pensamientos de carácter similar, aunque en algunos casos puedan formarse
combinaciones temporales. No podemos entrar en detalles respecto a esto en
esta lección, y apenas deseamos darle al estudiante una idea general del
asunto, con la cual pueda contar de vez en cuando.
Cada individuo atrae hacia sí los pensamientos que corresponden a los
producidos por su propia mente y, por supuesto, es influenciado a su vez por
estos pensamientos que atrae. Es un caso de agregar combustible al fuego.
Deje a alguien albergar pensamientos de malicia u odio durante cualquier
período de tiempo, y se horrorizará ante el vil diluvio de pensamientos que
entran a raudales en su mente. Y cuanto más persista en ese estado mental,
cosas peores anidarán allí. Está convirtiéndose en un centro para
pensamientos de ese tipo. Y si persiste hasta que se vuelva habitual en él,
atraerá las circunstancias y condiciones que le den oportunidad de convertir
esos pensamientos en acciones. Un estado mental no sólo atrae pensamientos
similares a él, sino que conduce al pensador hacia circunstancias y
condiciones calculadas para permitirle hacer uso de los pensamientos e
inclinaciones que ha estado albergando. Permita a la mente hacer hincapié en
las pasiones animales, y toda su naturaleza parecerá conspirar para conducirlo
hasta una posición en la cual estas pasiones puedan ser satisfechas.
Por otra parte, créese el hábito de cultivar pensamientos elevados y buenos, y
con el tiempo será inducido hacia condiciones en armonía con el hábito de
pensamiento, y también atraerá otros pensamientos que pronto se fundirán
con los propios. Esto no solamente es verdadero, sino que cada persona atraerá
hacia sí a otras personas de pensamientos similares, y a su vez será atraída
por ellos. Nosotros realmente creamos nuestro propio ambiente y compañía por
medio de nuestros pensamientos de ayer o de hoy. Los pensamientos de ayer
nos influencian en mayor o menor medida, pero el pensamiento de hoy
gradualmente suplantará y expulsará los pensamientos desechados del pasado
si queremos que así sea.
Hemos dicho que el pensamiento cargado con Prana evidenciaba una fuerza
mucho más fuerte que el pensamiento ordinario. De hecho, todo pensamiento
positivo se emite cargado con más o menos Prana. El hombre de voluntad
fuerte que emite inconscientemente un vigoroso pensamiento positivo (o
conscientemente si tiene conocimientos sobre el asunto) envía junto con él una
provisión de Prana proporcionada a la fuerza con la cual el pensamiento fue
emitido. Con frecuencia tales pensamientos, en vez de bogar lentamente como
una emisión ordinaria de pensamiento, son enviados como una bala al blanco.
Algunos oradores han adquirido este arte, y uno puede sentir claramente el
impacto del pensamiento detrás de sus expresiones. Un pensador fuerte y
vigoroso, cuyo pensamiento está fuertemente cargado con Prana, a menudo
crea lo que se conoce como Formas de Pensamiento, es decir, pensamientos
que poseen tal vitalidad que casi se convierten en fuerzas vivientes. Cuando
estas formas de pensamiento entran en la atmósfera psíquica de uno, poseen
casi el mismo poder que tendría la persona que los emite si estuviera presente,
enviando su pensamiento hacia ustedes en una verdadera conversación.
Aquellos avanzados en el desarrollo oculto frecuentemente envían formas de
pensamiento para socorrer y ayudar a sus prójimos en el dolor o necesidad, y
muchos de nosotros hemos experimentado el efecto de pensamientos sanos
enviados de esta manera, mientras ni nos imaginamos la causa del cambio de
sentimiento que se operó en nosotros, trayendo consigo la conciencia de fuerza
renovada y coraje.
Aunque a menudo, formas de pensamiento son enviadas inconscientemente
por hombres de deseos y aspiraciones egoístas, y muchos son afectados por
ellas, queremos decir que no debe haber temor a ser afectado contra la propia
voluntad si se mantiene una atmósfera mental de Amor y Confianza. Estas dos
condiciones rechazarán las más fuertes ondas de pensamiento que puedan
dirigirse contra uno o que puedan encontrarse en la atmósfera astral. Cuanto
más alto es el orden de pensamiento más fuerte es, y la persona más débil, que
presta su mente, se llena con el Amor Universal y la Confianza del Poder Único,
es muchas veces más fuerte que la persona de más poder que se inclinaría a
usar ese poder con fines egoístas. Los más altos poderes de este tipo sólo
pueden ser poseídos por aquellos de gran desarrollo espiritual, que desde hace
mucho tiempo dejaron atrás las metas pequeñas y las ambiciones de hombre
subdesarrollado. Esas personas constantemente están emitiendo ondas de
pensamiento de fuerza y ayuda que puede ser dirigida hacia los que necesiten
de tal ayuda. Todo lo que uno tiene que hacer es pedir auxilio mentalmente a
aquellos que pueden darlo, para atraer enseguida las ondas del fuerte y útil
pensamiento espiritual que constantemente está emanando de las mentes de
los que auxilian a la especie, tanto en la carne como fuera de ella. De haber
estado la especie a merced de aquellos de pensamientos egoístas, habría
perecido hace mucho tiempo, pero las cosas se han ordenado de otra manera.
Las únicas cosas a las que hay que temer en el mundo de las formas de
pensamiento es a las que se corresponden con cualquier pensamiento básico
que pudiéramos estar albergando. Por ejemplo, si cultivamos pensamientos
bajos o egoístas, estamos abiertos a formas de pensamiento de carácter similar
que puedan estar acechando en la atmósfera psíquica y que pueden apoderarse
de nuestras mentes e incitarnos a hacer cosas que al principio hubiéramos
rehusado hacer. Tenemos derecho a elegir a los invitados mentales que
deseamos —seamos cuidadosos de a quien dirigimos las invitaciones.
Nuestros deseos fuertes crean formas de pensamiento que actúan para la
satisfacción de esos deseos, ya sean éstos buenos o malos. Nosotros dirigimos
las cosas hacia nosotros y somos arrastrados hacia ellas por estas formas de
pensamiento. Éstas se convierten en poderosos auxiliares, y nunca duermen
en su trabajo. Seamos cuidadosos en cómo los emitimos. No envíes fuertes
deseos de pensamiento a menos que cuentes con la aprobación del Ego
Superior, de otra manera cargarás con las consecuencias que se deriven de él,
y sufrirás mucho aprendiendo la lección de que no deben usarse los poderes
psíquicos para fines indignos. Serás castigado por las cosas, no a causa de
ellas. Por encima de todo, jamás y bajo ninguna circunstancia, envíes fuertes
pensamientos con el deseo de dañar a otro, porque de tal acto no hay sino una
consecuencia y la experiencia demostrará que es una amarga lección.
Generalmente esa persona es colgada en el patíbulo que construyó para otros.
Un mal pensamiento proyectado contra una mente pura rebotará enseguida
hacia el remitente que recibirá la fuerza del impacto. Debemos disculparnos
con nuestros estudiantes por poner tanto énfasis en estos temas, pero como
siempre existe la posibilidad de que lecciones de este tipo caigan en manos de
los que no están preparados para recibirlas, es necesario que la advertencia
acompañe todo lo que se escribe sobre el tema para prevenir que gente
irreflexiva utilice impropiamente la información, dañándose con eso a sí misma
tanto como a otros. Es la señal de “Peligro” desplegada para el descuidado o el
irreflexivo.
Los que han estudiado la dinámica del pensamiento están conscientes de las
maravillosas posibilidades abiertas para aquellos que desean aprovecharse del
cúmulo de pensamientos que ha emanado de las mentes de pensadores del
pasado y del presente, y que está abierto a la demanda y atracción del que
desee utilizarlo y sepa cómo aprovecharlo.
Se ha escrito muy poco sobre esta faceta del tema, lo cual es sorprendente si
uno considera las maravillosas posibilidades que se abren a aquellos que
deseen aprovecharlas. Mucho pensamiento se ha emitido sobre todos los
temas, y el hombre que hoy trabaja en cualquier sector puede atraer hacia él
muchísimos pensamientos relacionados con su tema favorito. De hecho,
algunas de las más grandes invenciones y la mayoría de los proyectos
maravillosos han llegado de esta manera a algunas de las grandes
personalidades del mundo, aunque aquellos que los recibieron no
comprendieran dónde se originó su información. Muchos hombres han estado
pensando intensamente en determinado asunto, abriéndose a las influencias
externas del pensamiento que se precipitan hacia su mente receptiva, y
¡sorpresa! el diseño buscado —el eslabón perdido— entra al campo de la
conciencia.
Un pensamiento no expresado, emitido originalmente con una considerable
fuerza de deseo, busca constantemente expresión y salida, y es fácilmente
atraído hacia la mente de alguien que lo traduzca en acción. Es decir, que si un
pensador ingenioso desarrolla ideas que él no tiene la energía o habilidad de
convertir en acción o de aprovechar, los fuertes pensamientos que emite sobre
el asunto, buscarán durante años a otras mentes como cauce de expresión; y,
cuando esos pensamientos sean atraídos por un hombre con suficiente energía
como para manifestarlos, entrarán a raudales en su mente como un diluvio
hasta que parezca estar inspirado.
Si uno está trabajando en algún problema que lo confunde, hará bien en
asumir una actitud receptiva hacia pensamientos de esa misma línea, y es
absolutamente probable que cuando casi haya dejado de pensar en el asunto la
solución se le aparezca como por arte de magia. Algunos de los más grandes
pensadores escritores, oradores e inventores del mundo, han experimentado
ejemplos de esta ley del mundo del pensamiento, aunque sólo algunos pocos
han comprendido la causa de ellos. El mundo astral está lleno de excelentes
pensamientos no expresados que esperan por alguien que los concrete y los
utilice. Esta es solamente una referencia a una gran verdad —dejemos que la
utilicen aquellos que estén listos para ello.
De la misma manera uno puede atraer hacia sí pensamientos fuertes, de
auxilio, que le ayuden a superar accesos de depresión y desaliento. Hay una
inmensa cantidad de energía acumulada en el mundo del pensamiento, y
cualquiera que lo requiera puede atraer la que necesite. Simplemente es una
cuestión de pedir. La provisión mundial de pensamiento es tuya —¿Por qué no
usarla?
_
Mantra y Meditación de la Quinta Lección
_
El mantra para el mes es:
_
“El Pensamiento es una Fuerza Viva —¡Lo usaré
sabiamente y bien!”
_
Nuestro tema para la Meditación de este mes es nuestra responsabilidad en lo
concerniente a lo que incorporamos al pensamiento del mundo. Cuando
pensamos que constantemente estamos agregando a la provisión de
pensamiento del mundo, y nos damos cuenta también de la enorme cantidad
de pensamiento subdesarrollado que está vertiéndose desde las mentes de
personas de escaso desarrollo, comprendemos nuestro deber en cuanto a
ayudar a elevar y purificar el volumen de pensamiento. Debemos guardarnos
de complacernos en pensamientos indignos, y debemos tratar de emitir
pensamientos de ayuda, consuelo, bondad, y elevación hacia nuestros
prójimos. Cada uno de nosotros puede hacer su parte de este trabajo, y se
necesita la ayuda de todos. Envíen formas de pensamiento de ayuda y amor a
sus hermanos —tanto en general como en particular. Si conocen un alma que
se esfuerza, envíenle pensamientos de consuelo y estímulo. Si conocen a
alguien que sufre, envíenle pensamientos de fuerza y ayuda. Envíen al mundo
sus mejores pensamientos positivos. Pueden llegar a alguien que se encuentre
en un momento crítico.
Cuando ustedes mismos estén sufriendo, no hay mejor manera de recibir
ayuda del fuerte pensamiento de otros, que enviar pensamientos de esperanza
hacia otros que puedan estar sufriendo igualmente. De esta manera podemos
ayudarnos unos a otros y se abrirán canales de comunicación que serán útiles
para todos. No emplee mal el poder del pensamiento. Haga de esto su regla y
su norma: No envíe a otro ningún pensamiento que usted no quisiera atraer
hacia sí mismo.
_
La Paz sea con ustedes.
_
Lección 6:
_
Telepatía y Clarividencia
_
La telepatía puede ser definida básicamente como la comunicación de mente a
mente, de una manera diferente de los cinco sentidos a los que la ciencia
material limita al hombre, a saber: vista, oído, olfato, gusto y tacto, siendo vista y
oído los sentidos más comúnmente utilizados. De acuerdo con la ciencia
material, podría inferirse que si dos mentes se colocan fuera de la posibilidad de
comunicarse mediante los sentidos ordinarios, no podría haber comunicación. Y,
si se demostrara que bajo tales circunstancias la hubo, sería una conclusión
razonable pensar que el hombre posee otros sentidos diferentes a los cinco que la
ciencia material le ha asignado o reconocido.
No obstante, los ocultistas saben que el hombre tiene otros sentidos y facultades
que aquellos que la ciencia material considera. Sin entrar a profundizar
demasiado en este asunto, y limitándonos a los propósitos de esta lección,
podemos decir que, además de los cinco sentidos físicos, posee cinco sentidos
astrales (contraparte de los sentidos físicos), que operan en los planos astrales y
mediante los cuales puede ver, oír, gustar e incluso sentir, sin utilizar los
órganos físicos normalmente asociados con estos sentidos. Además de esto, tiene
un sexto sentido físico especial (para el cual no tenemos ningún nombre en
inglés) mediante el cual percibe los pensamientos que emanan de las mentes de
otros, aun cuando estas otras mentes puedan encontrarse lejos en el espacio.
Hay un gran punto de diferencia entre este sexto sentido físico especial y los
cinco sentidos astrales. La gran diferencia es esta: Los cinco sentidos astrales
son contrapartes astrales de los cinco sentidos físicos, que funcionan en el plano
astral tal como los sentidos físicos actúan en el plano físico, habiendo un sentido
astral que corresponde a cada órgano físico y, aunque la impresión astral no se
reciba a través del órgano físico, llega a la conciencia a través de sus líneas, tal
como lo hace la impresión recibida a través de los canales físicos. Pero este sexto
sentido físico especial (permítasenos llamarlo “sentido telepático”, a falta de un
nombre mejor) tiene, tanto un órgano físico a través del cual recibe las
impresiones, como una contraparte astral, igual que tienen los demás sentidos
físicos. En otras palabras, tiene un órgano tan realmente físico como lo son la
nariz, el ojo o el oído, a través del cual recibe verdaderas impresiones
“telepáticas” ordinarias, y que es utilizado en todos los casos incluidos bajo la
denominación de “telepatía”. La contraparte astral se utiliza en el plano astral en
ciertas formas de clarividencia. Aunque es a través del órgano físico telepático
que el cerebro recibe las vibraciones, u ondas de pensamiento, que emanan de
las mentes de otros.
Enclavado en el cerebro, cerca del centro del cráneo, casi directamente encima
del tope de la espina dorsal, se encuentra un pequeño cuerpo, o glándula, de
color gris-rojizo y forma de cono, unido a la base del tercer ventrículo del cerebro,
delante del cerebelo. Es una masa de materia nerviosa, que contiene corpúsculos
parecidos a las células nerviosas, y que contiene también partículas calcáreas, a
veces llamadas “arena cerebral”. Este cuerpo es conocido por la ciencia física
occidental como “Glándula Pineal” o “Cuerpo Pineal”, habiéndosele adjudicado el
término “pineal” a causa de su forma que recuerda la de una piña.
Los científicos occidentales se hallan totalmente perplejos respecto a la función,
propósito y uso de este órgano del cerebro (porque es un órgano). Sus libros de
texto despachan el asunto declarando solemnemente, “la función del cuerpo
pineal no es comprendida”, y no se hace ningún esfuerzo por explicar la
presencia y propósitos de los “corpúsculos parecidos a células nerviosas”, o la
“arena cerebral”. Sin embargo, algunos escritores de libros de texto, destacan el
hecho de que este órgano es más grande en los niños que en los adultos, y más
desarrollado en las mujeres adultas que en los hombres adultos —una
observación muy significativa.
Durante siglos los yogis han sabido que este “Cuerpo Pineal” es el órgano a
través del cual el cerebro recibe impresiones por medio de las vibraciones
causadas por pensamientos emitidos por otros cerebros —en pocas palabras, es
el órgano de la comunicación “telepática”. No es necesario para este órgano tener
una apertura exterior, como la tienen el oído, la nariz o el ojo, porque las
vibraciones de pensamiento penetran materia de la consistencia del cuerpo físico,
tan fácilmente como las vibraciones luminosas penetran el vidrio, o las
vibraciones de rayos X atraviesan madera, piedra, etc. La imagen más
aproximada del carácter de las vibraciones del pensamiento se encuentra en las
vibraciones enviadas y recibidas en la “telegrafía inalámbrica”. El pequeño
“cuerpo pineal” del cerebro es el instrumento receptor de la telegrafía inalámbrica
de la mente.
Cuando uno “piensa” coloca en el éter circundante vibraciones de mayor o menor
intensidad, que irradian en todas direcciones así como las ondas de luz irradian
de su fuente. Estas vibraciones, al golpear el órgano telepático en otros cerebros,
causan una acción cerebral que reproduce el pensamiento en el cerebro del
destinatario. De acuerdo con las circunstancias, este pensamiento reproducido
puede pasar al campo de la conciencia o permanecer en la región de la Mente
Instintiva.
En nuestra lección precedente, la “Dinámica del Pensamiento”, hablamos de la
influencia y poder del pensamiento, y sugerimos que, después de terminar la
presente lección, el estudiante vuelva a leer la Quinta Lección a tiempo para fijar
en su mente ambas lecciones juntas. En la lección anterior decíamos qué hacen
las ondas de pensamiento y en esta decimos cómo se reciben.
Entonces, para los fines de esta lección, la telepatía puede ser considerada como
la recepción por una persona, consciente o inconscientemente, de vibraciones, u
ondas de pensamiento, emitidas consciente o inconscientemente por las mentes
de otros. Así, la transferencia deliberada de pensamientos entre dos o más
personas es Telepatía; y lo mismo es la absorción por una persona de las
vibraciones de pensamiento de la atmósfera enviadas por otros pensadores sin
ningún deseo de alcanzarla. Las ondas de pensamiento varían en intensidad y
fuerza, tal como explicamos en la lección anterior. Desde luego que la
concentración por parte del remitente o del receptor, o de ambos, intensifica la
potencia del envío y la exactitud y claridad de la recepción.
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Clarividencia
_
Para nosotros es muy difícil hablar inteligentemente sobre los fenómenos
clasificados como clarividencia sin entrar en el tema del plano astral, ya que la
clarividencia es una incidencia del plano astral y pertenece a ese campo. Pero no
podemos internarnos en detalles respecto al plano astral, porque pensamos
dedicar una lección completa a ese asunto, de manera que seguiremos con el
tema que nos ocupa, en el entendimiento de que a su debido tiempo se le dará al
estudiante una explicación acerca de la naturaleza y eventos del plano astral. No
obstante, para los fines de esta lección debemos pedirles que acepten la
afirmación de que el hombre tiene dentro de él facultades que le permiten “sentir”
vibraciones que no son registradas por sus órganos físicos sensoriales ordinarios.
Cada sentido físico tiene su correspondiente sentido astral, que está abierto a las
vibraciones aludidas, las interpreta y los transmite a la conciencia humana.
De esta manera, la vista astral le permite al hombre recibir las tenues
vibraciones astrales desde una enorme distancia; recibir estos rayos a través de
objetos sólidos; percibir formas de pensamiento en el éter, etc., El oído astral
permite recibir vibraciones astrales sonoras desde enormes distancias, y sutiles
vibraciones que aún persisten después de transcurrido un largo tiempo. Los
otros sentidos astrales corresponden a los demás sentidos físicos, sólo que al
igual que los sentidos astrales de vista y oído son una extensión de los sentidos
físicos. Pensamos que hace algunos años el asunto fue bien expresado, aunque
algo toscamente, por una psíquica iletrada que, después de tratar de explicar el
parecido de sus sentidos astrales con los físicos, por fin dijo torpemente: “Los
sentidos astrales simplemente son iguales a los físicos sólo que más así”.
Creemos que no podemos mejorar la explicación de esta rústica mujer.
Todas las personas tienen los aludidos sentidos astrales, pero comparativamente
sólo unos pocos los han desarrollado como para poder utilizarlos
conscientemente. Algunos tienen ocasionales chispazos de percepción astral,
pero no están conscientes de la fuente de sus impresiones, sólo saben que “algo
entró en su mente”, y a menudo desdeñan la impresión como una fantasía inútil.
Con frecuencia esos despertares a la percepción astral son tan toscos y
desmañados como los de un infante cuando sus sentidos físicos comienzan a
recibir y traducir impresiones. El niño tiene que calibrar distancias al recibir
impresiones a través de ojos y oídos, y también respecto al tacto. En cuanto al
psiquismo, el niño tiene que atravesar por una experiencia similar, debido a los
resultados confusos y poco satisfactorios del principio.
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Clarividencia simple
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Para poder comprender inteligentemente las diversas formas de fenómenos
clarividentes, y muy particularmente aquellas formas que se manifiestan en lo
que llamaremos “clarividencia espacial”, por ejemplo, la capacidad de ver cosas a
grandes distancias, debemos aceptar como un hecho la enseñanza ocultista (que
los últimos descubrimientos de la ciencia física moderna están comprobando) de
que todas las formas de materia constantemente están emitiendo radiaciones en
todas direcciones. Estos rayos astrales son muchas veces más sutiles y finos que
los rayos de luz ordinarios, pero se desplazan en la misma forma y son percibidos
y registrados por el sentido astral de visión tal como lo son los rayos de luz
ordinarios por los órganos físicos de la vista. Igual que los rayos de luz
ordinarios, estos rayos astrales de luz se movilizan infinitamente, y los sentidos
astrales altamente desarrollados y entrenados del ocultista avanzado registran
impresiones de grnades distancias, increíbles para el lector promedio que no ha
estudiado el tema. Estos rayos astrales de luz penetran y atraviesan objetos de
material sólido con relativamente ninguna dificultad, y los cuerpos más densos
se hacen casi transparentes ante la visión clarividente entrenada.
Por supuesto que, en todas las diversas formas de clarividencia aquí
mencionadas, hay distintos grados de fuerza de clarividencia por parte del
clarividente. Algunos manifiestan poderes extraordinarios, otros promedian, y la
mayoría posee sólo poderes ocasionales y más o menos rudimentarios de
percepción en el plano astral. Este es el caso, tanto con la clarividencia simple
como con las formas superiores, que describiremos más adelante. Por
consiguiente, uno puede poseer algunas de las características de clarividencia
simple y carecer de las demás.
Por clarividencia simple entendemos la facultad de recibir impresiones astrales
cercanas, sin que el clarividente tenga poder para ver cosas distantes o percibir
sucesos del pasado o del presente. A la persona que posee un grado pleno de
clarividencia simple le ocurre el fenómeno de percibir ondas de luz astrales a
través de objetos sólidos. Literalmente, ve cosas “a través de un muro de piedra”.
Los objetos sólidos se vuelven semitransparentes, y percibe vibraciones que los
atraviesan, tal como un observador con el aparato adecuado percibe los Rayos X
que han atravesado un objeto sólido. Es capaz de observar cosas que suceden en
una habitación adyacente y detrás de puertas cerradas. Con práctica, puede leer
cartas selladas. Puede ver varias yardas debajo de un piso embaldosado, y
observar los minerales que pueda haber allí. Puede ver a través del cuerpo de
una persona cercana, también puede observar el funcionamiento de los órganos
internos y, en muchos casos, distingue la causa de dolencias físicas. Puede ver el
aura de personas con quienes entra en contacto, observando los colores áuricos y
determinando la calidad de los pensamientos que emanan de sus mentes.
Mediante la facultad de la clariaudiencia, puede oír cosas que se están diciendo
fuera del rango del oído ordinario. Debido al ejercicio de sus facultades
telepáticas astrales, que son muchas veces más agudas que sus sentidos
telepáticos ordinarios, se vuelve sensible a los pensamientos de otros. Puede ver
espíritus desencarnados y otras formas astrales que se explicarán en la lección
que se refiere a ese tema. Para abreviar, se abre ante él un nuevo mundo de
impresiones. En algunos raros casos, personas que poseen la clarividencia
simple desarrollan gradualmente la facultad de ampliar a voluntad el tamaño de
objetos pequeños —es decir que, a través de su visión astral, pueden ajustar el
enfoque para ampliar hasta cualquier tamaño deseado la imagen astral del objeto
que tienen ante ellos, así como hace una persona que utiliza un microscopio. No
obstante, esta facultad es bastante rara, y escasamente se encuentra que ha sido
desarrollada espontáneamente —poseyéndola normalmente solamente aquellos
con poderes ocultos avanzados y desarrollados. Una variación de esta facultad
será considerada a continuación bajo el rubro de clarividencia espacial.
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Clarividencia espacial
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Hay diversas formas mediante las cuales el psíquico u ocultista desarrollados
pueden percibir personas, cosas, escenas o eventos apartados del observador, y
mucho más allá del rango de la visión física. Dos de estos medios se colocarán
bajo el rubro de esta lección, los otros métodos pertenecen a los planos de vida
más elevados, y están fuera del poder de los no adeptos y los ocultistas más
avanzados. Estrictamente hablando, los dos métodos a los que nos referimos
para ser incluidos bajo el rubro de clarividencia espacial en el plano astral,
forman parte de esta lección. El primero de estos métodos consiste en lo que
hemos descrito como clarividencia simple, pero en una escala intensificada, en
razón del desarrollo de la facultad de enfocar objetos muy distantes y traerlos a
la vista mediante lo que los ocultistas conocen como “tubo astral”, y que se
describirá en los párrafos siguientes. El segundo método consiste en proyectar,
consciente o inconscientemente, el cuerpo astral y observar la escena
prácticamente en el lugar, a través de la visión astral. Este método también se
describirá un poco más tarde en esta lección.
Hemos descrito los rayos astrales de luz que emanan de todos los objetos y por
medio de los cuales se hace posible la visión astral. Y, bajo el rubro de
clarividencia simple, les hemos explicado cómo el clarividente puede observar
objetos cercanos mediante su visión astral, tal como lo hace a través de su vista
física, valiéndose en un caso de rayos de luz astrales, y de rayos de luz ordinarios
en el otro. Pero, así como uno es incapaz de percibir un objeto muy lejano a
través de su visión física ordinaria, aunque los rayos de luz no se interrumpan, el
clarividente simple es incapaz de “ver”, mediante su visión astral, objetos
demasiado alejados aunque los rayos de luz astral no sean interrumpidos. En el
plano físico, para ver cosas fuera de su visión normal, uno debe emplear un
telescopio. Igualmente, en el plano astral, debe poner en funcionamiento alguna
asistencia a la simple visión astral para poder recibir una impresión clara de
cosas muy alejadas. Sin embargo, esta ayuda viene de su propio organismo
astral, y consiste en una peculiar facultad astral que actúa como la lente de un
telescopio y amplía los rayos recibidos desde lejos, haciéndolos lo suficientemente
grandes como para ser distinguidos por la mente. En efecto, este poder es
“telescópico”, aunque en realidad se trata de una variación de la facultad
“microscópica” mencionada bajo la rúbrica de clarividencia simple. Esta facultad
telescópica varía mucho entre los psíquicos, así, mientras que algunos son
capaces de ver sólo unas pocas millas, otros reciben con la misma facilidad
impresiones de todas partes de la Tierra y, ocasionalmente, unos cuantos han
podido percibir escenas de otros planetas.
Esta visión telescópica astral normalmente opera en relación con lo que los
ocultistas han llamado “telescopio astral”, que es semejante al “telégrafo astral” y
a la “corriente astral”, etc., todos los cuales no son sino variaciones del “tubo
astral”. El tubo astral es causado por la formación de una corriente de
pensamiento en el plano astral (que se mantiene unida por un fuerte suministro
de prana proyectado junto con el pensamiento), cuya corriente facilita el tránsito
de vibraciones astrales de todo tipo, ya sean vibraciones de pensamiento
telepáticas, vibraciones de luz astral, o vibraciones astrales de sonido. Es el que
coloca al observador y al observado —el emisor y el receptor— o ambas personas,
en armonía— en una condición de relación más íntima. El tubo astral es el medio
a través del cual se hace posible una gran variedad de fenómenos psíquicos.
En el caso de la visión telescópica astral, o “clarividencia espacial”, el clarividente
consciente o inconscientemente organiza un tubo astral que lo conecta con la
escena distante. Por este método las vibraciones de luz astral llegan más
fácilmente a él, y las impresiones externas se inhiben o se cancelan, para que la
mente reciba sólo impresiones del punto enfocado. Estas impresiones llegan al
clarividente, son ampliadas por su facultad “telescópica” y entonces son
percibidas claramente por su visión astral. Recuerden que esta facultad
“telescópica”, actúa solamente como la lente a través de la cual pasan los rayos
de luz astral, y por la cual se amplían a un tamaño suficientemente grande como
para ser distinguidos por la visión astral, así como los rayos de luz ordinaria se
amplían por la lente del telescopio para la visión ordinaria. La analogía es muy
aproximada, y ayudará a que ustedes se formen una clara idea mental del
proceso.
El “tubo astral” se forma usualmente por la voluntad del clarividente, o por su
fuerte deseo, que tiene casi igual fuerza. Sin embargo, algunas veces, y a pesar
de ser favorables las condiciones, cualquier pensamiento ocioso puede cerrar el
circuito astral y el clarividente verá escenas impensadas, o hasta desconocidas
para él. Ese pensamiento ocioso puede haber hecho contacto con otras corrientes
psíquicas o, por la ley de atracción y asociación, haber sido atraído hacia ciertas
direcciones por cualquiera de mil y una causas psíquicas; pero normalmente la
voluntad del operador es suficiente para cancelar ajustes imperfectos y establecer
una conexión rápida con la persona o lugar deseados. Muchas personas tienen
esta facultad muy bien controlada; otras se encuentran con que va y viene
espontáneamente; otras carecen de ella excepto bajo influencia mesmérica, etc.
Muchos han encontrado en la bola de cristal u otro objeto similar, un medio fácil
de crear el tubo astral, utilizando el cristal como una especie de punto de
partida. Mirar fijamente un cristal es meramente clarividencia espacial mediante
el uso del tubo astral, de esta forma son vistas las escenas que percibe el
observador. Apenas tenemos espacio para plantear los principios generales de
este gran tema, para darle al estudiante una idea clara de las diferentes formas
de fenómenos psíquicos. Lamentamos no tener oportunidad de relatar los
interesantes casos de poder clarividente que han narrado eminentes escritores
sobre este asunto, y los cuales están muy documentados desde un punto de vista
científico. Sin embargo, no estamos empezando a demostrarles la existencia de
clarividencia —tenemos que asumir que ustedes saben que es un hecho o que,
por lo menos, no son contrarios a la idea. Nuestro espacio debe dedicarse a una
breve descripción y explicación de los fenómenos, más que a un esfuerzo por
demostrar su realidad al escéptico. Después de todo es una cuestión que cada
uno tiene que demostrarse a su propia satisfacción mediante su propia
experiencia, y que ninguna prueba externa establecerá.
El segundo método para ver cosas lejanas separadas de nosotros por el espacio,
consiste en la proyección, consciente o inconsciente, del cuerpo astral y
prácticamente observar la escena en el lugar, por medio de la visión astral. Este
es un método más difícil y más raro que el del ordinario “tubo astral” recién
descrito, aunque muchas personas viajan por el astral y perciben escenas que
ellos piensan se ven en sueños o con el “ojo de la mente”.
En una lección anterior describimos el cuerpo astral. Es posible que uno proyecte
su cuerpo astral, o viaje en su cuerpo astral, a cualquier punto dentro de los
límites de este planeta, a pesar de que muy pocas personas están conscientes de
su habilidad para tales viajes, y de que para los principiantes se necesitan
considerable práctica y cautela. Una vez en el sitio, el viajero astral puede ver lo
que está sucediendo a su alrededor, y no se reduce al pequeño escenario al que
está restringido el psíquico que utiliza el “tubo astral”. Su cuerpo astral sigue a
sus deseos o a su voluntad, y va donde se le ordena. El ocultista entrenado
simplemente desea estar en determinado lugar, y su astral se traslada hasta allí
con la velocidad de la luz, o aún más rápidamente. Desde luego que el ocultista
sin entrenamiento no tiene tal grado de control sobre su cuerpo astral, y es más
o menos torpe dirigiéndolo. Las personas a menudo viajan en su cuerpo astral
durante el sueño; un número menor viaja inconscientemente en sus momentos
de vigilia, y unos pocos han adquirido el conocimiento que les permite viajar
conscientemente y a voluntad en sus momentos de vigilia. El cuerpo astral
siempre está conectado con el cuerpo físico mediante un delgado, sedoso, hilo
astral, que mantiene la comunicación entre ambos. Tendremos más que decir
sobre el tema del cuerpo astral en nuestra Décima Lección que trata del Plano
Astral. Apenas lo mencionamos aquí, para explicar que lo que se llama
clarividencia a veces se efectúa con su ayuda, aunque se trata de una forma de
poder psíquico superior a las otras formas de clarividencia mencionadas por
nosotros hasta ahora.
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Clarividencia del pasado
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La clarividencia temporal, en cuanto a recordar eventos del pasado, no es una
facultad rara entre los ocultistas avanzados —de hecho, puede ser considerada
como común entre tales personas. Y esa misma facultad, imperfectamente
manifiesta, se encuentra entre muchos psíquicos ordinarios que ni siquiera están
enterados de la naturaleza de su poder. Entre esta clase de personas la
clarividencia temporal es más o menos insatisfactoria porque es imperfecta y
engañosa, por causas que se verán a continuación.
Pronto se verá que la afirmación de que uno puede ver eventos y escenas
pasados, incluso por visión astral, requiere una explicación completamente
diferente a la que se da a la clarividencia simple y espacial, pues en estos últimos
casos el clarividente ve lo que realmente está sucediendo en alguna parte al
momento en que se ve, o por lo menos unos segundos antes, mientras que, en el
otro caso, el clarividente ve algo que ocurrió quizás hace siglos, y después de que
ostensiblemente todos los archivos del mismo han desaparecido. Ah, esa es
precisamente la explicación— “desaparecido ostensiblemente”. Los ocultistas
saben que nada desaparece, y que en los planos superiores de la materia hay en
existencia archivos imperecederos e inalterables de cada escena, acto,
pensamiento y cosa que alguna vez existieron u ocurrieron en la vida. Estos
archivos akásicos no están en el plano astral, sino en un plano mucho más alto,
pero se reflejan en el plano astral, así como el cielo y las nubes se reflejan en el
lago, y el observador que no puede ver el propio cielo sí puede ver a su
contraparte en el agua. Y tal como su visión puede distorsionarse por las ondas y
olas del agua, así mismo la visión astral de estos archivos del pasado se convierte
en impresiones distorsionadas e imperfectas a causa de las perturbaciones de la
luz astral. Durante siglos los ocultistas han utilizado “agua” como símbolo de la
luz astral —¿Ven por qué?
Estos archivos akásicos contienen la “memoria” de todo lo que ha pasado, y
aquel que tiene acceso a ellos puede leer el pasado como si fuera un libro. Pero
sólo las inteligencias más avanzadas tienen libre acceso a estos archivos —o al
menos tienen la facultad de leerlos. Pero muchos han adquirido un mayor o
menor grado de poder que les permite leer más o menos claramente en los
reflejos de estos archivos del plano astral. Aquellos que han desarrollado la
clarividencia temporal pueden ver estos reflejos de los archivos como si fueran
escenas que realmente están ocurriendo delante de ellos, tal como uno escucha
en el fonógrafo las voces de personas desencarnadas hace mucho tiempo, y tal
como otros podrán escuchar nuestras voces cuando hayan pasado muchos
siglos. Es imposible explicarle a los principiantes la naturaleza de estos archivos
—no tenemos palabras para explicarlos—aun cuando quienes escribimos estas
líneas tenemos aunque sea una comprensión parcial del misterio interno de los
archivos akásicos —entonces, ¿cómo podríamos hacernos entender por aquellos
que todavía están mucho más atrás que nosotros en el camino? No podemos
pensar más que en un ejemplo —y es muy imperfecto. En el cerebro de cada ser
humano hay millones de células, y cada una contiene los archivos de algún
evento pasado o pensamiento o acción. No podemos encontrar estos archivos con
el microscopio, ni por pruebas químicas y, sin embargo, están allí y pueden
utilizarse. El recuerdo de cada acción, pensamiento o hecho permanece en el
cerebro durante toda la vida, aunque su dueño no siempre sea capaz de traerlo a
la memoria. ¿Pueden ustedes hacerse una idea del archivo akásico con este
ejemplo? En la gran memoria del Universo están registrados y guardados los
archivos de todo lo que ha sucedido antes —aquellos que tienen acceso a los
archivos pueden leer— y los que sólo pueden ver la reflexión astral de los
archivos, pueden leer con mayor o menor exactitud y habilidad. Esto es lo mejor
que podemos ofrecerles en cuanto a la manera de explicar un asunto
inexplicable. Aquellos que están listos para la verdad podrán ver un vislumbre de
ella escondido en estas palabras; otros deberán esperar hasta que estén listos.
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La clarividencia del futuro
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La clarividencia temporal, en cuanto a “profecía” o visión del futuro concierne, es
todavía más difícil de explicar. No lo intentaremos, excepto para decir que en la
luz astral se encuentran reflejos débiles e imperfectos, producto de la gran ley de
causa y efecto, o más bien de las sombras lanzadas antes de los eventos por
venir. Algunos pocos tienen la facultad de ver más de cerca las cosas que causan
estas sombras o reflejos, mientras que la mayoría tiene un grado de poder
psíquico que le permite ver, con su visión astral, estos reflejos pobres,
distorsionados e inciertos, por causa de las olas y ondas en el cuerpo del lago de
luz astral. Hay planos más elevados de poder por medio de los cuales, en cada
época, algunos han podido ver parcialmente el futuro, pero tales poderes están
mucho más allá de las escasas facultades del plano astral que, aunque
maravillosas para el ocultista inexperto, no son juzgadas tan favorablemente por
aquellos que han avanzado mucho a lo largo del camino. Casi lamentamos
vernos obligados a dedicarle tan pocas palabras a esta parte del tema, y con
apenas un vistazo aun a la más pequeña partícula de la verdad concedida
incluso al buscador más avanzado. Pero sabemos muy bien que todos recibirán
la luz que necesiten, justo en el momento en que estén preparados —ni un
momento antes ni uno después. Todo lo que podemos hacer es dejar caer una
palabra aquí una indicación allá —plantar la semilla. Ojalá que la cosecha llegue
pronto y sea fecunda.
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Clariaudiencia
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Clariaudiencia es oír en el plano astral por medio de los sentidos astrales. Casi
todo lo que hemos dicho sobre la clarividencia es igualmente cierto para la
clariaudiencia, la única diferencia es que se utiliza un órgano astral diferente. La
clariaudiencia simple es similar a la clarividencia del pasado; incluso la
clarividencia de futuro tiene un cierto parecido con los fenómenos de
clariaudiencia; la única diferencia entre las dos manifestaciones astrales es que
se experimentan a través de dos sentidos astrales diferentes. Algunos
clarividentes son también clariaudientes, mientras que a otros les falta esta
última facultad. Por otro lado, algunos oyen por clariaudiencia pero son
incapaces de ver la luz astral. En general, la clariaudiencia es una manifestación
algo más rara que la clarividencia.
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Psicometría
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Así como a veces podemos recordar algo aparentemente olvidado, viendo alguna
cosa que está asociada en nuestra memoria con ese algo, así mismo, algunas
veces podemos abrir el reflejo astral de los archivos akásicos de alguna escena
particular o evento, tocando algún material asociado con ese evento o escena.
Parece haber casi una afinidad entre un trozo de materia y la porción particular
de los archivos akásicos que contienen la historia pasada del objeto en cuestión.
Un pedazo de metal, o piedra, o tela, o cabello abrirá la visión psíquica de las
cosas previamente asociadas con él en el pasado. O, por otra parte, podemos
ponernos en relación con personas vivientes, por medio de una partícula de su
ropa, cabello, o artículos usados anteriormente por ellas, la condición de relación
así establecida nos permite preparar más fácilmente el “tubo astral”. La
psicometría es solamente una o más formas de clarividencia, puestas en
funcionamiento por medio de algún eslabón de conexión entre personas o cosas,
o algún objeto conectado con estas personas o cosas. No es un tipo distinto de
fenómenos psíquicos, es solamente una variante de los otros tipos, combinando a
veces en su manifestación varias clases de clarividencia.
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Cómo desarrollar poderes psíquicos
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Con frecuencia se nos hace una pregunta que probablemente está en la mente de
la mayoría de nuestros estudiantes, por lo menos de aquellos que hasta ahora no
han manifestado ninguna marcada muestra de poder psíquico: “¿Cómo puede
uno desarrollar el poder psíquico que tiene latente adentro?”
Hay muchos métodos para ese desarrollo, unos pocos que son deseables; muchos
que son indeseables, y algunos que son francamente dañinos. Entre los métodos
dañinos están aquellos en uso entre ciertas razas salvajes, y que adquieren
incluso algunos descarriados de nuestra propia raza. Como prácticas objetables
nos referimos al uso de drogas estupefacientes, bailes de rotación, prácticas de
vudú, los ritos repulsivos de la magia negra y otras prácticas similares que no
consideramos prudente ni siquiera mencionar. Estas prácticas apuntan a
producir una condición anormal similar a la intoxicación, y que, como la
intoxicación y la adicción a las drogas, sólo conduce a la ruina física y psíquica.
Es cierto que aquellos que se complacen en ellos desarrollan un orden bajo de
poder psíquico o astral, pero invariablemente atraen hacia sí una clase
indeseable de entidades astrales y a menudo se abren a la influencia de un orden
bajo de inteligencias que los hombres sabios evitan cuidadosamente y se niegan
a tomar en consideración. No haremos más que enviar una advertencia, entre
risitas disimuladas, contra estas prácticas y sus resultados. Con nuestro trabajo
intentamos elevar a nuestros estudiantes, no arrastrarlos hacia abajo hasta el
nivel de la magia negra.
Otras prácticas, medianamente indeseables, aunque no totalmente dañinas en el
sentido de las mencionadas anteriormente, son más o menos comunes, tanto
entre los hindúes de cierta clase y los occidentales. Nos referimos a los métodos
de auto-hipnosis y de hipnosis por otros para producir, o inducir, una condición
psíquica en la cual la persona es habilitada para captar vislumbres del mundo
astral. Entre los métodos de esta clase están mirar fijamente algún objeto
brillante hasta inducir una condición como de trance, o la repetición de alguna
fórmula monótona hasta que se produce una condición de sueño. En esta misma
clase colocamos el proceso ordinario de hipnotismo por otros con el mismo
propósito. Por supuesto, hay una forma superior de “mesmerismo” conocida por
los ocultistas que se encuentra en un plano totalmente distinto, pero los
ocultistas son renuentes a utilizarla, excepto en ciertos casos donde puede
resultar un bien, y estos métodos no son conocidos por el operador ordinario
que, ay, con harta frecuencia es una persona de conocimiento y entrenamiento
oculto imperfectos y de un grado bajo de carácter moral. Advertimos a nuestros
estudiantes para que no permitan experimentar con ellos de esta manera.
Hay dos métodos de crecimiento psíquico practicados por los Yogis y que
nosotros mencionaremos aquí. El primero y más alto es el desarrollo de poderes
psíquicos perfeccionando primero las facultades y naturaleza espirituales,
cuando las facultades psíquicas pueden ser utilizadas con inteligencia y fuerza
sin ningún entrenamiento especial, cuando los logros superiores llevan consigo
los más bajos. En otras palabras, el Yogi, decidido al logro espiritual, se conforma
solamente con un conocimiento intelectual con poder psíquico, progresa, y
entonces, después de que ha adquirido el conocimiento y desarrollo espiritual
superior, regresa y utiliza las herramientas que tiene listas a la mano, cuyo uso
ahora comprende. En la Decimocuarta Lección de esta serie indicaremos el
camino hacia ese desarrollo —la lección estará dedicada completamente a
señalar el camino hacia el logro espiritual.
Hay, sin embargo, otra manera mediante la cual algunos estudiantes de la
filosofía Yogi desarrollan en ellos poderes psíquicos, prefiriendo ganar este
conocimiento con experimentos y experiencia antes de pasar al plano espiritual.
Esto no se contradice con este curso, siempre que el estudiante no considere el
poder psíquico como el fin a conseguir, y suponiendo que siempre esté inspirado
por motivos dignos y no permita que el interés por el plano astral lo desvíe del
objetivo principal que es el desarrollo espiritual. Algunos estudiantes de Yoga
siguen el plan de dominar primero el cuerpo con la mente, y luego dominar a la
Mente Instintiva con el Intelecto bajo la dirección de la voluntad. Los primeros
pasos en el dominio del cuerpo ya los hemos mencionado en La Ciencia de
Respiración y serán expuestos más claramente y ampliados en nuestro próximo
libro El Hatha-Yoga. Las formas de control mental son un tema en sí mismo, y
esperamos encontrar tiempo para escribir un pequeño manual sobre el asunto en
algún momento durante el presente año.
Si el estudiante desea experimentar un poco por sí mismo, sugerimos que
adquiera autodominio y practique concentración en el silencio. Muchos de
ustedes ya han tenido muestras de poder psíquico, y pueden practicar a lo largo
de las líneas correspondientes a las manifestaciones que ya han tenido. Si es
telepatía, practiquen con algunos de sus amigos y noten los resultados. Un poco
de práctica obrará maravillas en ustedes. Si es clarividencia, pueden practicar
con un cristal o un vaso de agua clara para ayudar a la concentración, y para
formar el principio del tubo astral. Si es psicometría, practiquen recogiendo
algún objeto, como un guijarro, una moneda, una llave, etc., y siéntense en
silencio, mientras toman nota de las impresiones fugaces que al principio no
llegarán a sus mentes sino confusamente. La descripción de las diferentes clases
de fenómenos mencionadas en esta lección les sugerirá métodos y ejercicios.
Pero no se dejen arrastrar por las prácticas psíquicas —éstas son interesantes e
instructivas, pero no son esenciales en esta fase del desarrollo. Conserven su
mente siempre fija en la meta —el fin a ser logrado— el desarrollo del Verdadero
Yo, la realización del Yo Soy dentro de ustedes —y la realización, aún superior,
de su Unificación con el Todo.
La Paz sea contigo, estudiante. Tienes nuestro amoroso pensamiento y deseos
para tu bienestar. Si alguna vez necesitas de nuestra simpatía y ayuda mental,
pídela en el gran Silencio, y nosotros responderemos.
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Mantra y Meditación de la Sexta Lección
_
“Antes de que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar. Antes de que
los oídos puedan oír, deben haber perdido su sensibilidad. Antes de que la voz
pueda hablar en presencia de los Maestros, debe haber perdido el poder de
herir”.
_
Estas palabras admiten numerosos significados, cada uno adaptado a las
necesidades de diferentes personas en diversas etapas de desarrollo. Tienen su
significado psíquico, su significado intelectual, y su significado espiritual. Y,
para nuestra Meditación de este mes tomamos uno de esos muchos
significados. Llevémoslo con nosotros al Silencio. Nuestros ojos deben ser
incapaces de llorar por el orgullo herido, por las críticas duras, por el abuso
inmerecido, por comentarios hostiles, por las pequeñas molestias de la vida
diaria, por los fracasos y desilusiones de la existencia cotidiana, antes de que
podamos ver amorosamente las grandes verdades espirituales. Hagamos el
esfuerzo de elevarnos, gradualmente, por encima de estas circunstancias de
personalidad, y tratemos de comprender nuestra individualidad —el Yo Soy—
que está por encima de los desasosiegos de la personalidad, y aprendamos que
estas cosas no pueden vulnerar al Verdadero Ego, y que ellas serán lavadas por
las arenas del tiempo en el océano de la eternidad. Igualmente nuestros oídos
deben perder su sensibilidad ante los incidentes desagradables de la
individualidad (previamente aludidos como causantes de lágrimas) antes de
que puedan escuchar la verdad, amorosamente y libres de los ruidos
discordantes de la contienda exterior de la personalidad. Uno debe crecer para
poder oír estas cosas y seguir sonriendo, seguro en el conocimiento de su alma
y sus poderes, y en su destino. Antes de que la voz pueda hablar a aquellos
grandes en el orden de la vida y entendimiento espirituales, debe haber
olvidado hace mucho tiempo cómo herir a otros con palabras duras, pequeños
rencores y discursos inútiles. El hombre adelantado no duda en decir la verdad
aun cuando ésta no sea agradable, si le parece correcto hacerlo, pero habla con
el tono de un hermano amoroso que no critica sino que simplemente siente el
dolor del otro y desea eliminar su causa. Alguien así ha superado el deseo de
“responder” o “cortar” al otro con comentarios duros y rencorosos, o
“desquitarse” diciendo: “Otro más”. Estas cosas deben dejarse a un lado como
un traje estropeado —el hombre adelantado no las necesita. Lleva contigo estos
pensamientos al Silencio, y deja que la verdad penetre en tu mente, para que
pueda enraizar, crecer, florecer y producir fruto.
_
Lección 7:
_
_El magnetismo humano
_
El magnetismo humano, en la forma en que el término es utilizado en
estas lecciones, es algo muy diferente a lo que el público generalmente
califica de “Magnetismo Personal”. El magnetismo personal es un
atributo de la mente, y pertenece al campo de la Dinámica del
Pensamiento. Por el contrario, el magnetismo humano es una
manifestación de Prana, y pertenece a esa parte del tema general.
El término “magnetismo humano” es muy pobre, pero como muchos
otros de tales términos, se utiliza a falta de otro mejor, y para evitar la
acuñación de nuevas palabras que probablemente sólo confundirían al
estudiante. El sánscrito contiene palabras que encajan perfectamente
en cada fase del tema, palabras que han ido entrando al uso común a
medida que aumenta el conocimiento sobre el asunto; y ese será el caso
a medida que el conocimiento de esta filosofía del Oriente se vaya
haciendo más conocida por la generalidad de los occidentales, —nuevas
palabras apropiadas al tema, serán de uso general, y cesará la
confusión que ahora existe.
Nosotros preferimos el término “magnetismo humano” al de
“magnetismo animal”, por cuanto este último es confundido
generalmente con algunas manifestaciones de mesmerismo. Pero este
magnetismo humano no es de la sola propiedad del hombre, pues los
animales inferiores lo poseen en un cierto grado. No obstante hay esta
diferencia: El hombre puede dirigirlo conscientemente mediante su
voluntad y a través de su pensamiento, mientras que los animales
inferiores lo usan más o menos inconscientemente, y sin ayuda
intelectual o bajo el control de la voluntad. Constantemente tanto los
animales inferiores como el hombre emiten inconscientemente este
magnetismo, o energía pránica, pero el hombre desarrollado o
psíquicamente educado tiene esta fuerza bajo su control y puede, o bien
reprimirlo en gran parte, o bien emitirlo en cantidades muy
aumentadas; y también puede dirigirlo a cualquier lugar o área
especial. También puede usarlo en conexión con sus ondas de
pensamiento para darles mayor poder de traslación y fuerza.
A riesgo de ser acusados de repetición innecesaria, queremos grabar en
sus mentes que esta energía pránica, o magnetismo humano, es algo
muy diferente a la “fuerza de pensamiento” o a cualquier muestra de
poder del pensamiento pero, como se dijo antes, puede utilizarse en
conexión con las ondas de pensamiento. Es meramente una fuerza
ciega de la naturaleza, así como la electricidad o fuerzas similares, y
puede usarse consciente o inconscientemente; sabia o alocadamente.
No tiene ninguna acción inteligente excepto las dirigidas por la mente
de su usuario. “Electricidad humana” sería un término mucho más
apropiado que “magnetismo humano” —por cuanto se parece mucho
más a la electricidad que al magnetismo.
Dada esta explicación, continuaremos utilizando el término
“magnetismo”, pidiéndoles que recuerden siempre lo que realmente
queremos significar con él.
El magnetismo humano es una forma de energía pránica. En nuestra
Primera Lección dijimos algo sobre Prana. Prana es la Energía
Universal, y se encuentra en diversas formas, en todas las cosas,
animadas o inanimadas. Todas las formas de Fuerza o Energía no son
sino manifestaciones de Prana. La electricidad es una forma de Prana —
lo mismo que la fuerza de gravedad— y lo mismo que el magnetismo
humano. Este es uno de los Siete Principios del hombre, y se encuentra
en mayor o menor grado en todos los organismos humanos.
El hombre extrae Prana del aire que respira; de la comida que come; del
fluido que bebe. Si está deficiente en Prana, se debilita y “le falta
vitalidad”, por así decir. Cuando su provisión de Prana es
suficientemente grande para sus necesidades, se vuelve activo,
radiante, enérgico y “lleno de vida”. En nuestro librito La Ciencia de la
Respiración dimos indicaciones para adquirir y almacenar Prana
mediante la respiración, y daremos direcciones para su mejor absorción
desde alimento y fluidos, en nuestro próximo libro Hatha-Yoga.
Hay una gran diferencia en la cantidad de Prana absorbida y
almacenada por las distintas personas.

Algunos están sobrecargados de Prana, y lo irradian como una máquina
eléctrica, haciendo que todos los demás con quienes entran en contacto
sientan incrementada su salud, fuerza, vida y vigor. Otros están tan
escasos de Prana que cuando se reúnen con otras personas, su débil
condición hace que absorban de la provisión de magnetismo pránico de
los demás, con el resultado de que esas personas así despojadas, se
sienten incómodas y débiles después de la entrevista. Algunas personas
son prácticamente vampiros, y usualmente viven del magnetismo de los
demás, inconscientemente, aunque algunos han aprendido que de esta
manera pueden vivir de la fuerza de otros, y practican conscientemente
sus malas artes. Este uso consciente de su poder es una forma de
magia negra, y se acompaña con ciertas penalidades y castigos
psíquicos. Pero, después de que ha aprendido algo sobre este
magnetismo humano y sus leyes, nadie puede ser expoliado así, ni por
demanda inconsciente, ni por voluntad consciente de otros.
El magnetismo humano, o energía pránica, es una poderosísima fuerza
terapéutica y se encuentra, en una u otra forma, en la mayoría de los
casos de curación psíquica. Es una de las formas más antiguas de
curación natural, y puede decirse que es casi instintiva en la especie.
Un niño que se ha herido, o que siente un dolor, enseguida corre hacia
su madre que besa la parte herida, o coloca su mano en el lugar
dolorido y en pocos momentos el niño está mejor. Cuando nos
acercamos a alguien que está sufriendo, es muy natural que le
pongamos nuestras manos en la frente, o que le pasemos la mano por
encima. Este uso instintivo de la mano es una forma de llevar
magnetismo a la persona afligida que usualmente se alivia con la
acción. Mantener a un bebé junto el pecho de su madre es otro acto
instintivo con el mismo propósito. El magnetismo de la madre brota,
impulsado por su pensamiento amoroso, y el niño se calma, descansa y
se fortalece. El magnetismo humano puede ser expelido del sistema
mediante un deseo o pensamiento, o puede pasarse más directamente a
otro mediante la mano, el contacto corporal, un beso, el aliento y
procedimientos similares. Trataremos nuevamente esta materia en
nuestra Octava Lección, en “Terapéuticas Ocultas”.
Es imposible dar una explicación sencilla y clara de lo que es realmente
el magnetismo humano, a menos que nos internemos en las más
profundas enseñanzas ocultas que no son convenientes para el
principiante. Para decir qué es el magnetismo humano, tenemos que
explicar lo que es Prana, y para decir lo que es Prana, debemos ir
directamente a la raíz del asunto y descubrir la verdadera naturaleza y
origen de la “Fuerza”, algo que la ciencia física moderna no ha logrado
hacer, pero que las más profundas enseñanzas ocultas son capaces de
explicar, por lo menos a aquellos que mediante pasos lentos, laboriosos
y graduales han alcanzado esa fase de comprensión.
Puede inferirse que esperamos demasiado cuando le pedimos a los
estudiantes que acepten como verdad la afirmación de que existe algo
así como el magnetismo humano, o la energía pránica, cuando no
podemos explicar su verdadera naturaleza. Respondiendo a esta
objeción, contestamos que hay muchas cosas que pueden ser
demostradas por sus efectos observados, aunque la propia cosa no
puede explicarse en forma sencilla. Por ejemplo, tomen la electricidad o
el magnetismo; todos los días tenemos su existencia claramente
demostrada por sus efectos, y todavía la ciencia física nos dice muy
poco que pueda entenderse sobre su verdadera naturaleza. Y lo mismo
sucede con esta otra muestra de energía pránica: el magnetismo
humano —tenemos que mirar sus efectos como prueba, en lugar de
tratar de resolver el misterio de la fuente común de todas las formas de
fuerza— Prana.
Pero, se nos ha argumentado que, mientras podemos observar
fácilmente los efectos y manifestaciones exteriores de la electricidad y el
magnetismo, no existen tales efectos ni manifestaciones del magnetismo
humano, o energía pránica. Esta objeción siempre nos ha divertido,
cuando recordamos que cada movimiento del cuerpo, desde el poderoso
esfuerzo del gigante, hasta la vibración de una pestaña, son efectos
directos y manifestaciones de este magnetismo humano o energía
pránica.
Los físicos llaman a esto “fuerza nerviosa” o denominaciones similares,
pero es lo mismo que nosotros hemos llamado magnetismo humano —
una forma de energía pránica. Cuando queremos levantar un dedo,
ejercemos un esfuerzo de la voluntad, si el deseo es consciente —o un
esfuerzo de la mente instintiva, si el deseo es subconsciente— y se envía
un suministro de magnetismo humano a los músculos que controlan el
movimiento del dedo. Los músculos se contraen, y el dedo de levanta. Y
lo mismo sucede con cada movimiento del cuerpo, tanto en el plano
consciente como subconsciente de esfuerzo. Cada paso que damos es
causado por este mismo proceso, cada palabra que pronunciamos se
produce en esta forma —cada lágrima que derramamos obedece a la
ley— hasta el acompasado latido del corazón responde al suministro de
magnetismo humano, impulsado, en este caso, por una orden de la
mente instintiva.
El magnetismo se envía a través de los nervios, tal como si fuera un
mensaje telegráfico enviado por cables que lo llevan desde la oficina
central a todas partes del país. Los nervios son los hilos telegráficos, y
la corriente del cuerpo siempre viaja a través de estos hilos. Y tal como,
hasta épocas muy recientes, se creyó que era imposible enviar mensajes
sin hilos, igualmente, hasta el día de hoy, los físicos niegan que este
magnetismo humano (que ellos llaman fuerza nerviosa) pueda
transmitirse de otra forma que no sean estos hilos del sistema nervioso.
Y así como los científicos descubrieron recientemente que la “telegrafía
inalámbrica” es posible, y es una realidad práctica, así mismo los
ocultistas han sabido durante siglos que este magnetismo humano
puede transmitirse de una persona a otra a través de la atmósfera
astral, sin necesidad de los hilos nerviosos.
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¿Hemos ayudado a que usted se forme una idea más clara del
magnetismo humano?
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Como ya hemos dicho, el magnetismo humano es absorbido por el
organismo humano del aire que respira, el agua que bebe y el alimento
que ingiere. Se extrae en el laboratorio de la Naturaleza, y se almacena
en su sistema nervioso, en una cadena de baterías de almacenamiento,
de las cuales el Plexo Solar es el depósito principal y central. Desde
estas baterías de almacenamiento, el magnetismo es dirigido por la
mente y enviado para ser usado en los miles de propósitos para los
cuales está destinado. Cuando decimos “dirigido por la mente”, no
queremos decir necesariamente que debe ser dirigido por un esfuerzo de
la mente consciente o de la voluntad, de hecho, no más del cinco por
ciento de la cantidad utilizada es dirigido en esa forma, mientras que el
noventa y cinco por ciento restante, es dirigido y utilizado por la mente
instintiva que controla las funciones del cuerpo —el funcionamiento de
los órganos internos —los procesos de digestión, asimilación y
eliminación —la circulación de la sangre y las diversas funciones del
cuerpo físico, todas las cuales están totalmente o en parte, bajo el
control y cuidado de la mente instintiva.
No debe suponerse ni que este magnetismo está ausente de cualquier
parte del cuerpo en cualquier momento, ni que está ausente hasta que
sea enviado allí por un esfuerzo deliberado de la mente. El hecho es que
cada parte del cuerpo contiene una cantidad mayor o menor de
magnetismo —todo el tiempo— dependiendo de la vitalidad general de la
persona, vitalidad que está determinada íntegramente por la cantidad
total de Prana, o magnetismo humano en el sistema.
A estas alturas sería aconsejable una breve reseña sobre el sistema
nervioso, con sus células nerviosas, ganglios plexos, etc., para tener
una idea más clara de los procesos de la naturaleza en su distribución
de la provisión de magnetismo.
El sistema nervioso del hombre está dividido en dos grandes sistemas, a
saber, el sistema cerebro-espinal, y el sistema simpático. El sistema
cerebro-espinal consiste en toda esa parte del sistema nervioso
contenida dentro de la cavidad craneal, y el canal espinal, a saber, el
cerebro y la médula espinal, junto con los nervios que se ramifican de
ésta. Este sistema rige las funciones de vida animal conocidas como
volición, sensación, etc., El sistema simpático incluye toda la parte del
sistema nervioso localizada principalmente en las cavidades torácica,
abdominal y pélvica, y que se distribuye hacia los órganos internos.
Controla los procesos involuntarios, tales como el crecimiento, la
nutrición, etc., bajo la supervisión y dirección de la mente instintiva.
El sistema cerebro-espinal atiende todo lo relativo a la vista, oído, gusto,
olfato, tacto, etc., pone las cosas en movimiento, y es utilizado por el
Ego para pensar — manifestar conciencia e intelecto. Es el instrumento
mediante el cual el Ego es capaz de comunicarse con el mundo exterior
por medio de los sentidos físicos. Este sistema ha sido comparado con
un gran sistema telefónico, con el cerebro como oficina central, y la
espina dorsal y los nervios como el cable y los hilos respectivamente.
El cerebro es una gran masa de tejido nervioso, y consta de tres partes,
a saber, el cerebro propiamente dicho —que ocupa la parte superior,
frontal, media y posterior del cráneo; el cerebelo, o “pequeño cerebro”,
que llena la porción baja y posterior del cráneo; y la Medulla Oblongata
que es el comienzo ensanchado de la médula espinal que se ubica
delante y frente al cerebelo.
El cerebro es el órgano del intelecto, y también de la mente espiritual en
desarrollo — recuerden, es el órgano de manifestación, no la propia
manifestación. El cerebelo es el órgano de la mente instintiva. La
Medulla Oblongata es la parte superior y ensanchada de la médula
espinal, y de ella y del cerebro parten los nervios craneales que llegan a
las diversas partes de la cabeza, a los órganos de sentidos especiales, a
algunos de los órganos torácicos y abdominales, y a los órganos de la
respiración.
La médula espinal llena el canal espinal de la columna vertebral, o
“espinazo”. Es una larga masa de tejido nervioso, que se ramifica fuera
de las vértebras hacia los nervios que se comunican con todas las
partes del cuerpo. La médula espinal es como un gran cable telefónico y
los nervios emergentes son como los hilos privados que se conectan con
él.
El sistema simpático se compone de una doble cadena de ganglios a
cada lado de la espina dorsal, y ganglios dispersos en la cabeza, cuello,
pecho y abdomen. (Un ganglio es una masa de materia nerviosa que
incluye células nerviosas.) Estos ganglios se conectan entre sí mediante
filamentos, y se conectan también con el sistema cerebro-espinal por
nervios motores y sensoriales. De estos ganglios derivan numerosas
fibras hacia los órganos del cuerpo, los vasos sanguíneos, etc. En varios
puntos los nervios se reúnen y forman lo que se conoce como plexo o
plexos. El sistema simpático prácticamente controla los procesos
involuntarios, tales como circulación, respiración y digestión.
Sobre este maravilloso sistema opera el magnetismo humano o energía
pránica (o “fuerza nerviosa”, si prefiere el término de los físicos).
Mediante los impulsos de la mente, a través del cerebro, el magnetismo
es desviado desde sus baterías de almacenamiento y enviado a todas
partes del cuerpo, o a cualquier lugar específico, por los hilos del
sistema nervioso. Sin este magnetismo el corazón no puede latir, la
sangre no puede circular, los pulmones no pueden respirar y los
diversos órganos no pueden funcionar; de hecho, la maquinaria entera
del cuerpo se detiene si se cierra el suministro de magnetismo. Aún
más, ni siquiera el propio cerebro puede realizar sus funciones como
órgano físico de la mente, a menos que esté presente un suministro de
Prana o magnetismo. Y todavía, los físicos sonríen ante la mención del
tema del “magnetismo humano”, y lo despachan dándole otro nombre,
“fuerza nerviosa”, pero limitando su alcance. Las enseñanzas Yogi van
más allá que la ciencia física occidental respecto a una parte específica
del sistema nervioso. Nos referimos a lo que los físicos llaman el “plexo
solar” o “cerebro abdominal”, y al cual ellos consideran simplemente
como una más de una serie de enmarañadas redes de nervios
simpáticos que, junto con sus ganglios, se encuentran en las diversas
partes del cuerpo. La ciencia yogi enseña que el plexo solar es
realmente una parte importantísima del sistema nervioso, y que es el
gran almacén de Prana que suple a las baterías menores de
almacenamiento y al sistema entero. El plexo solar está situado en la
región epigástrica, justo detrás de la boca del estómago, a ambos lados
de la espina dorsal. Está compuesto de materia cerebral blanca y gris,
similar a la que compone los otros cerebros del hombre, y juega un
papel mucho más importante en la vida humana de lo que
generalmente se supone. Hombres han muerto instantáneamente por
un golpe severo sobre esta zona, luchadores galardonados reconocen su
vulnerabilidad y a menudo paralizan a sus adversarios con un golpe
sobre él. El nombre “solar” es muy apropiado, pues de hecho, él irradia
energía y fuerza hacia todas las partes del cuerpo, incluso al cerebro
superior que depende de su energía para funcionar.
Así como la sangre penetra todas las partes del sistema por medio de
las arterias y los vasos sanguíneos menores que terminan en diminutos
vasitos del grosor de un cabello, llamados capilares, y el sistema se
mantiene provisto de sangre rica y roja, construyendo y reparando las
células del cuerpo, y proporcionando el material requerido para ese
interminable trabajo de reparación y reconstrucción que tiene lugar
permanentemente en todas las partes del cuerpo, bajo la dirección de
ese fiel sirviente, la mente instintiva, así mismo el magnetismo humano,
o energía pránica, penetra cada porción del sistema, por medio de esta
maravillosa y compleja maquinaria llamada sistema nervioso, con sus
complicados sistemas dentro de sistemas de cables, hilos, relés,
acumuladores y similares. Sin este magnetismo no podría haber vida,
ya que hasta la fuerza motriz de la maquinaria y aparejos para
mantener en funcionamiento la circulación de la sangre, dependen de
esta energía pránica.
El cuerpo humano saludable está lleno, de la cabeza a los pies, de esta
maravillosa fuerza, que mantiene en movimiento su maquinaria y que,
no sólo se utiliza en el plano físico, sino también en el astral, según
veremos más adelante.
Pero, hay que recordar que, detrás de toda esta distribución, se
encuentra la mente instintiva, que mantiene una demanda y traslado
incesantes de las baterías de almacenamiento del sistema para
proporcionar un suministro suficiente de magnetismo que supla todas
las partes del cuerpo, y sólo requiere de una cantidad especial en
respuesta a una demanda súbita e inmediata. Pero la mente instintiva
cuida de la demanda y el suministro en esta continua extracción de las
baterías de almacenamiento y el consecuente envío de magnetismo
hacia todas las partes del cuerpo. Envía sólo un cierto porcentaje
razonable de la cantidad almacenada, pues de otra manera pronto
arruinaría el sistema. Si uno tiene una abundante provisión de
magnetismo, la mente instintiva es bastante liberal distribuyéndola,
porque no es miserable —sólo es prudente— y tal persona irradia
magnetismo, de manera que los que entran en contacto con ella sienten
la saludable efusión que escapa de los confines del sistema nervioso, y
llena la atmósfera astral a su alrededor. En nuestra Cuarta Lección
describimos el aura humana, y en la misma lección tocamos el aura del
tercer principio, o Prana que es prácticamente el aura del magnetismo
humano.
Muchos pueden percibir esta aura y los que tienen un cierto grado de
visión clarividente pueden verla. De hecho, un buen clarividente puede
ver cómo se mueve solo el magnetismo dentro del sistema nervioso de
una persona. Cuando está dentro, o muy cerca del cuerpo, tiene un
tinte rosado claro que desaparece a medida que se aleja del cuerpo. A
corta distancia del cuerpo parece una nube de vapor del color y
apariencia de una chispa eléctrica, o más bien de las radiaciones de un
tubo de rayos X. Los clarividentes ven partículas de él parecidas a
chispas que se desprenden de la punta de los dedos de aquellos que
dan “tratamientos magnéticos” o pases mesméricos. También lo ven
algunas personas, que no se consideran clarividentes, y para quienes
aparece como el aire caliente que se levanta de una estufa o de la tierra
recalentada; es decir, como algo descolorido y vaporoso que pulsa y
vibra.
Una persona de concentración fuerte o fuerza de pensamiento
entrenada, también emite una considerable cantidad de magnetismo
junto con las ondas de pensamiento que emanan de su cerebro. De
hecho, todas las ondas de pensamiento están más o menos cargadas de
magnetismo, pero aquellos de concentración pobre y carácter negativo
emiten tan poco que generalmente no lo tomamos en cuenta, en
comparación con las ondas de pensamiento fuertemente cargadas de la
persona positiva o desarrollada.
El gran punto de diferencia entre el físico y el ocultista, está en el
asunto de la posible transferencia de magnetismo, o fuerza nerviosa,
como la llaman los físicos. El físico insiste en que, aunque la fuerza
nerviosa indudablemente existe y hace dentro del cuerpo todo lo que el
ocultista dice, permanece confinada al sistema nervioso y no puede
cruzar sus límites. En consecuencia, niega la existencia de muchos de
los fenómenos que inciden en el magnetismo humano, y considera que
las enseñanzas ocultas sólo atañen a las personas visionarias e
imaginativas. El ocultista, por su parte, sabe por experiencia que este
magnetismo, o fuerza nerviosa, puede, y repetidamente lo hace, cruzar
los límites del sistema nervioso, y proyectarse, a veces, a distancias
muy alejadas de la persona en cuyo sistema se almacenaba. La prueba
de esta enseñanza oculta puede ser hallada por cualquiera que
experimente por sí mismo, siempre que libere su mente de prejuicios y
quiera aceptar los hechos tal como se le presenten.
Antes de seguir adelante, queremos recordar nuevamente a nuestros
estudiantes que este magnetismo humano es apenas una manifestación
o forma de prana, y ese prana no se fabrica por encargo para que las
personas suplan sus necesidades. Cuando uno incrementa la cantidad
de magnetismo en su sistema, no lo hace fabricando un suministro
fresco de él, sino atrayendo hacia sí una cantidad mayor de Prana de la
gran fuente de abastecimiento, respirando, comiendo o bebiendo. La
cantidad así absorbida, o extraída, del aire, alimento y fluido puede
aumentarse mucho por el deseo mental, o por la fuerza de voluntad
como veremos a continuación. Hay una cierta cantidad de Prana en
existencia —que no puede ser aumentada ni reducida. Es invariable. Es
Fuerza.
En nuestra Quinta Lección, les dijimos que, cuando un pensamiento se
emite con fuerza, generalmente lleva consigo una considerable cantidad
de Prana, o magnetismo, que le da una fuerza adicional y a veces
produce efectos sorprendentes. Este Prana, o magnetismo,
prácticamente vivifica el pensamiento y lo convierte casi en un emporio
de fuerza. Todo pensamiento positivo, bueno o malo, está más o menos
cargado fuertemente con Prana o magnetismo. El hombre de voluntad
fuerte, que emite un pensamiento vigoroso y positivo,
inconscientemente (o conscientemente, si sabe del asunto) envía junto
con él un suministro de Prana, o magnetismo, proporcional a la fuerza o
energía con la cual el pensamiento es emitido. Un pensamiento emitido
mientras uno está trabajando bajo una fuerte emoción es igualmente
cargado con un fuerte magnetismo. Los pensamientos, así cargados, a
menudo parten como una bala al blanco, en vez de fluir lentamente
como una emanación ordinaria de pensamiento. Los oradores han
adquirido ese arte, y lanzan sus palabras con tal fuerza que uno puede
sentir claramente el impacto del pensamiento. Un pensador fuerte y
vigoroso, cuyos pensamientos están fuertemente cargados con Prana, a
veces impartirá tal vitalidad a sus pensamientos, que éstos vivirán
durante un tiempo como formas de pensamiento, por decirlo así, que
poseen tal vitalidad, por el Prana con que están cargados, que se
convierten casi en fuerzas vivientes. Diremos algo sobre este asunto en
nuestra lección sobre el Mundo Astral (Lección X). Tales formas de
pensamiento, al penetrar en nuestra atmósfera psíquica, poseen casi el
mismo grado de fuerza que se experimentaría si la persona estuviera
hablando personalmente con uno. Relean las páginas -----, Lección
Quinta, ahora que han aprendido un poco más sobre el Prana, y
tendrán una idea más clara acerca de las formas de pensamiento.
El Prana depende considerablemente de los deseos y expectativas de la
persona, tanto en lo referente a su absorción como a su proyección en
una onda de pensamiento. Es decir, que toda persona absorbe más o
menos Prana en cada momento de su vida, y esta cantidad puede ser
considerablemente incrementada siguiendo las enseñanzas Yogi
respecto a respiración, alimentación y bebida; el pensamiento deseo o
expectativa de la persona aumentará todavía más la cantidad de Prana
absorbida. Y, en la misma forma, el deseo o la voluntad de la persona
multiplicarán mucho la fuerza con la cual es proyectado un
pensamiento, puesto que ello incrementa la cantidad de Prana con la
que se carga el pensamiento.
Para hablar más claro: Si uno forma una imagen mental de la absorción
de Prana mientras respira, come o bebe, pondrá en movimiento ciertas
leyes ocultas que tenderán a liberar una cantidad mayor de Prana de la
materia que la encierra y, en consecuencia, se fortalecerá
considerablemente. Haz el experimento de tomar unas respiraciones
profundas, manteniendo la imagen mental de que estás absorbiendo
una gran cantidad de Prana con cada inspiración, y sentirás el influjo
de una nueva fuerza. Vale la pena probarlo cuando uno se siente
cansado y exhausto. Igualmente, bebe lentamente un vaso de agua,
mientras formas la imagen mental de que estás extrayendo del agua el
gran suministro de Prana almacenado en ella, y experimentarás un
resultado similar. Igualmente, al comer, si masticas el alimento
despacio mientras mantienes la imagen mental de que estás extrayendo
la fuerza del Prana contenido en la comida, recibirás de ella un
porcentaje mucho mayor de nutrición y fuerza que en la forma
ordinaria. Todas estas cosas son útiles, esperamos que las prueben, y
las utilicen cuando las necesiten. No permitan que la sencillez de estas
cosas les hagan subvaluarlas.
La misma ley hace que un pensamiento proyectado con la imagen
mental de que está fuertemente cargado con Prana, alcance mayor
velocidad y fuerza que un pensamiento ordinario, y su potencia
aumenta considerablemente con esta práctica. Pero tenga cuidado de
no enviar malos pensamientos por esta vía. Lean cuidadosamente la
lección en “Dinámica del Pensamiento” (Quinta Lección), y tengan en
cuenta las advertencias contenidas en ella.
Pueden intentarse numerosos experimentos interesantes en el campo
del magnetismo humano. Si tienes varios amigos interesados en este
asunto puedes probar este experimento: Haz que un grupo se siente en
círculo tomado de las manos, y todos concentrando la mente en el
propósito común de enviar una corriente pránica, o corriente de
magnetismo, alrededor del círculo. Tiene que haber un entendimiento
común sobre la dirección, pues de lo contrario algunos emitirán en una
dirección y otros en otra, y se perderá el beneficio de la cooperación. Un
buen plan es enviar la corriente alrededor en dirección del movimiento
de las agujas del reloj, es decir, se elige a una persona para representar
el número XII, y entonces comienza el movimiento en dirección a la
“derecha” de esa persona. Si el grupo es armonioso y las condiciones
favorables, pronto sentirán un suave hormigueo como una débil
corriente eléctrica movilizándose a través de ellos. Esta práctica, si se
emplea moderadamente, hará que se vigoricen todos los involucrados
en ella, pero no aconsejaríamos que las sesiones se prolonguen
demasiado pues podría producirse una corriente lo suficientemente
fuerte como para llevar a la producción de fenómenos psíquicos que no
serían aceptados libremente por aquellos que no están familiarizados
con las leyes de fenómenos psíquicos. Nosotros no aprobamos la
producción indiscriminada y poco inteligente de fenómenos de esta
clase. Uno debe conocer algo sobre sus leyes antes de intentar producir
fenómenos.
Nuestro librito La Ciencia de la Respiración, ofrece en forma
condensada, numerosos métodos para utilizar la fuerza Pránica, o
magnetismo humano, y remitimos al estudiante a ese libro, cuando
haya terminado esta lección. Todas nuestras publicaciones se
ensamblan unas con otras y, a medida que se leen unas, las otras se
vuelven más claras. Necesariamente debemos condensar nuestra
información, y confiamos en una lectura cuidadosa de todas las
lecciones por parte de nuestros estudiantes, para que puedan obtener
los mejores resultados. Para no repetir debemos remitir al estudiante a
La Ciencia de la Respiración para las directrices y ejercicios calculados
para incrementar la absorción de Prana, y también para directrices
respecto a su distribución.
El capítulo XIV, de La Ciencia de la Respiración, les proporciona alguna
valiosa información sobre estas líneas. En este capítulo, el párrafo 2
provee un fino ejercicio para la absorción incrementada de Prana, y su
distribución, para fortalecer y vigorizar todas las células, órganos y
partes del cuerpo. Este ejercicio les parecerá doblemente valioso, ahora
que hemos profundizado un poco más en el tema del Prana o
magnetismo. El párrafo 3, del mismo capítulo, les dice cómo inhibir el
dolor mediante la orientación del Prana. El párrafo 4 los instruye en la
dirección de la circulación. El párrafo 5 les proporciona información
acerca de la auto-curación, y el párrafo 6 les da un breve curso sobre
curar a otros, el cual, si es seguido cuidadosamente, hará de ustedes
unos buenos “sanadores magnéticos”. El párrafo 7 les instruye sobre
curación a distancia.
El capítulo siguiente, Capítulo XV, les brinda información respecto a la
proyección del pensamiento mediante el envío a distancia de
pensamientos cargados de Prana; las directrices para formar un aura
protectora que les permita resistir a voluntad los pensamientos y el
Prana de otros; esta información es particularmente valiosa, y nosotros
instamos al estudiante a que adquiera esta práctica de formar una aura
protectora, pues muchas veces le será útil. Nuestra Quinta Lección
también contiene directrices para lo mismo, pero entrando un poco más
en detalles que La Ciencia de la Respiración. El capítulo XV de La
Ciencia de la Respiración también les enseña cómo recargarse, y cómo
recargar a otros, con Prana; también cómo cargar el agua, y numerosos
ejercicios y directrices valiosos para el uso de la fuerza pránica, o
magnetismo humano; mucho de lo cual, hasta donde sabemos, nunca
antes ha sido publicado.
Un lector casual de estas líneas concluyentes, muy bien podría
suponer, por causa de estas constantes referencias, que estamos
tratando de venderle a nuestros estudiantes La Ciencia de la
Respiración. Les rogamos informar a tal lector casual, de un hecho que
todos nuestros estudiantes perciben, sin que se lo hayan dicho, y es
que, casi todos los estudiantes de esta Clase han leído La Ciencia de la
Respiración, generalmente antes de comprar este Curso. Por
consiguiente, no serían buenos clientes para el mismo libro, de manera
que podemos ser relevados de sospecha de un deseo inmoderado de
vender nuestros libros alabándolos en nuestras lecciones. La verdadera
razón para esta repetida alusión a La Ciencia de la Respiración es que
hemos notado que el estudiante promedio, aunque haya releído varias
veces el librito, no empieza a percibir la gran cantidad de información
contenida en sus páginas, hasta que se le llama la atención sobre ello.
Sabemos que si toma el libro, después de que le hemos llamado la
atención sobre él, entonces podrá comprender mucho mejor esta lección
en particular, a causa de la referencia al libro. Igualmente, entenderá
mejor el libro después de acabar de leer la lección. Queremos insistir en
el martilleo de estas ideas, hasta que nuestros estudiantes las hayan
aprehendido firmemente. Estas lecciones han sido pensadas como
lecciones, no como una mera lectura interesante. Están pensadas para
enseñar algo, no solamente para entretener a nuestros estudiantes.
Así, si el estudiante desea practicar el funcionamiento de la energía
pránica o magnetismo humano, nosotros de buena gana lo remitimos a
La Ciencia de la Respiración, donde encontrará suficiente para
mantenerse ocupado durante algún tiempo.
En nuestra Lección VIII, en “Terapéutica Oculta”, también les daremos
algún trabajo para hacer, si lo desean, con unos cuantos ejercicios
nuevos.
Como hemos dicho antes, estas lecciones deben leerse y releerse,
relacionándolas unas con otras, ya que una lección arrojará luz sobre
otra, y viceversa. Todas son partes de un todo —piedras para construir
el templo— cada una tiene su lugar, y cada una encaja en las demás.
A aquellos de nuestros estudiantes que no han alcanzado ese estado de
salud perfecta que la Filosofía Yoga enseña que es deseable, pues
permite que el cuerpo sea utilizado como un instrumento perfecto del
Ego —a aquellos que padecen enfermedades y mala salud— los
invitamos a la práctica de incrementar el suministro de Prana, por
medio de la respiración, el alimento y los fluidos, tal como se plantea en
esta lección, y en La Ciencia de la Respiración. Una práctica cuidadosa y
constante de esta absorción y almacenamiento de Prana beneficiará a
todos, particularmente a aquellos que no se encuentran en perfecta
salud. No desprecien el cuerpo, ya que él es el Templo del Espíritu
Viviente. Cuídenlo bien, y hagan de él un instrumento digno.
_
Mantra y meditación de la Séptima Lección
_
“Yo absorbo del Suministro Universal de Energía, una provisión de
Prana suficiente para vigorizar mi cuerpo —para dotarlo de salud,
fuerza, actividad, energía y vitalidad”.
_
El Mantra anterior y los siguientes temas de meditación están
diseñados para construir el cuerpo físico y convertirlo en un
instrumento más perfecto para la expresión de la vida. Nuestros
anteriores Mantras y meditaciones fueron diseñados para el desarrollo
mental y espiritual, pero comprendemos que muchos se encuentran
afligidos por cuerpos que manifiestan desarmonía y falta de salud
perfecta, y consideramos aconsejable acompañar la lección de este mes
sobre Prana y magnetismo humano, con un Mantra y una meditación
en la misma línea recién mencionada.
Colóquese el estudiante en una posición cómoda y después de
tranquilizar su mente, repetir el Mantra varias veces hasta que
experimente el ritmo y emoción peculiares que produce esa práctica.
Entonces concéntrese en la idea de la gran provisión de energía pránica
en el Universo. El Universo entero está lleno de esta gran fuerza —el
gran Principio de Vida— a partir de la cual han sido posibles todas las
formas de movimiento, fuerza y energía. Comprenda que es libre de
utilizarla a voluntad —que es SUYA para utilizarla para construir el
cuerpo— el Templo del espíritu— y no tema exigir su parte. Tome todo
lo que es suyo, seguro de que su justa demanda será atendida. Respire
lentamente, según las instrucciones respecto a la respiración rítmica
(La Ciencia de la Respiración, páginas 59-62) y mentalmente imagine el
flujo de prana con cada inhalación, y expela materia gastada e impura
con cada espiración. Imagínese lleno de salud, fuerza y vitalidad —lleno
de energía y vida— activo y feliz.
Si estuvo cansado o fatigado durante el día, deténgase por un momento
y tome unas cuantas respiraciones profundas, empleando el cuadro
mental del Prana que ingresa, y la expulsión de materia enferma a
través de la respiración. Encontrará que experimenta una inmediata
sensación de fuerza incrementada y de vitalidad. Este Prana puede ser
enviado a cualquier parte del cuerpo que parezca requerir ayuda y
fuerza, y un poco de práctica le permitirá al estudiante tener tal control,
que pueda percibir la sensación de hormigueo que acompaña el paso
del Prana a la parte del cuerpo afectada o cansada. Si uno está
acostado, el paso de las manos por encima del cuerpo, bajando desde la
cabeza con un descanso ocasional de las manos encima del plexo solar,
será beneficioso y consolador. Las manos pueden cargarse fácilmente
con Prana extendiéndolas sueltas y balanceándolas suavemente de un
lado a otro, y haciendo ocasionalmente un movimiento como si uno
fuera a rociar agua sobre algo sacudiendo las puntas de los dedos.
Percibirá una sensación de hormigueo en los dedos y la mano entera se
cargará tanto con Prana que aliviará el dolor en otras partes del cuerpo,
y en los cuerpos de otros, si usted desea ayudarlos. Lleve consigo al
Silencio el pensamiento de Salud, Fuerza, Actividad, Energía y
Vitalidad.

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