viernes, 25 de septiembre de 2009

EL REFUGIO BUDISTA


El Refugio Budista
Sangharákshita

*
Este texto es la transcripción de una
conferencia dada en la India.
El tema de esta conferencia es el Ir al Refugio (En pali: saranagamana, y en sánscrito:
sarana-gamana), y me alegra mucho que se me haya invitado a hablar sobre ello,
puesto que se trata de algo muy querido para mí. Sin embargo voy a enfocarlo de
manera indirecta, a través de mi experiencia recogida viviendo y trabajando para el
budismo en Gran Bretaña. Desde 1967 he dedicado mi tiempo y energía a la creación
y consolidación de un movimiento budista completamente nuevo en occidente, que
empezó en Gran Bretaña, y es a través de mi experiencia dentro de este nuevo
movimiento como voy a abordar el tema de la toma de refugio.
En los centros budistas de las distintas ciudades -este nuevo movimiento se conoce
como los "Amigos de la Orden Budista Occidental"- se llevan a cabo una variada serie
de actividades como pueden ser conferencias sobre budismo, sobre literatura o arte,
clases de meditación, clases de hatha yoga, o cursos sobre la comunicación humana.
Cada cierto tiempo tienen lugar retiros, que llevan consigo pasar el día entero en el
centro budista haciendo meditación, estudiando, intercambiando opiniones o haciendo
ejercicios de comunicación.
La gente llega a conocer nuestras actividades por diversos medios. Unos, a través de
nuestra publicidad, pero lo más frecuente es que un amigo le comente a otro que
conoce un sitio donde se practica meditación, o donde se puede aprender algo sobre
budismo, o practicar hatha yoga; de una manera u otra, la gente entra en contacto con
el centro más cercano y, por lo tanto, con nuestro nuevo movimiento budista.
Al principio, puede que estén simplemente interesados en la meditación, o en la
filosofía budista, o en el hatha yoga, y vienen a nosotros sólo por esto. De cualquier
modo, empiezan a venir. En la mayor parte de los países occidentales hay miles de
personas que se dedican a “probar” todo tipo de grupos espirituales. Se interesan por
uno de ellos durante un tiempo, luego prueban otro y otro y otro, con lo que acaban
probando gran número de ellos. Algunas de las personas que vienen a cualquiera de
los centros son de este tipo. Se quedan durante un tiempo, y después nos dejan para
continuar su búsqueda en otra parte; pero otros, permanecen con nosotros porque les
gusta nuestra manera de ver las cosas y se sienten como en casa. Se van interesando
cada vez más por nuestras actividades, y un día surge en ellos la idea de que les
gustaría sentirse identificados con nosotros, en otras palabras, "pertenecer" al grupo. A
partir de ese momento pueden llegar a convertirse en lo que llamamos Mitra, que es
simplemente la palabra sánscrita que equivale a amigo. Aquí quizás debería aclarar
que uno no se hace socio de los "Amigos de la Orden Budista Occidental". Uno no se
inscribe simplemente rellenando una ficha o pagando una suscripción. En vez de esto
se emplea un sistema diferente que voy a explicar a continuación. Cuando una
persona alcanza el momento en el que quiere "pertenecer" a los "Amigos de la Orden
Budista Occidental" y convertirse en Mitra, comunica a los demás su deseo, si éste es
auténtico y demuestra un interés real por las diversas actividades de los "Amigos de la
Orden Budista Occidental", tiene lugar entonces una sencilla ceremonia pública en la
cual esa persona ofrece flores, una vela encendida y un palito de incienso ante una
imagen del Buda. De esta forma uno se convierte en Mitra. Hasta entonces esa
persona había sido considerada como un Amigo con mayúsculas. Nosotros tenemos
estas categorías, como si dijéramos, para los "no-miembros". Todo aquel que venga a
participar en cualquiera de las diversas actividades, por pequeña que sea esta
participación, es considerado como Amigo. No tiene que "pertenecer" de una manera
burocrática, y se tiene completa libertad para obtener beneficio de cualquier tipo de las
diversas actividades, sin que eso implique ningún tipo de obligación o responsabilidad
determinadas. A nosotros, nos alegra mucho que sea así. Ahora bien, si esa persona
quiere profundizar a partir de ese primer contacto, entonces se convierte en Mitra de la
forma que he explicado antes.
El hecho de que una persona se convierta en Mitra significa que ha cesado su
búsqueda para pertenecer a un grupo espiritual, y a partir de ese momento todo su
tiempo y energía se enfocará exclusivamente hacia los "Amigos de la Orden Budista
Occidental". De un Mitra se espera: 1. Que dé por terminada su búsqueda de un
movimiento espiritual y que se haya decidido por la Orden; 2. Que mantenga una
práctica de meditación diaria; 3. Que se mantenga en contacto con los miembros de la
Orden que dirigen las actividades del centro y que desarrolle, "Kalyana Mitrata" o
"compañerismo espiritual" con ellos; y 4. Que ayude al centro y al movimiento en
general de la forma práctica que crea más conveniente.
Por tanto, existen Amigos, Mitras y también Miembros de la Orden, o Dharmacharis y
Dharmacharinis, sobre los cuales explicaré algo más, dentro de un momento.
Una vez siendo Mitra, lo más probable es que uno se vea progresivamente más
envuelto en el movimiento y más atraído por la belleza del ideal espiritual budista, el
ideal de la iluminación humana. Puede que encuentre que su experiencia en la
meditación se hace más profunda, que su comunicación con otras personas se
expande y que sus condicionamientos psicológicos están desapareciendo. Finalmente
uno puede descubrir que el centro de gravedad de su existencia se ha visto
desplazado ligeramente, y que ahora quiere dejar a un lado sus antiguos intereses y
actividades y comprometerse completamente con el budismo, con el Dharma, con la
vida espiritual en suma. Llegado este momento, uno empieza a pensar seriamente en
entrar a formar parte de la Orden o, usando términos tradicionales, uno piensa en
tomar refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha. Si los miembros de la orden
están convencidos de que el deseo del aspirante es auténtico, y de que esa persona
está realmente capacitada para tomar refugio -que no es tarea fácil de llevar a cabo-,
entonces, su "solicitud" es aceptada y a su debido tiempo tiene lugar la maravillosa
ceremonia de ordenación. Uno se convierte en Dharmachari o Dharmacharini, o lo que
es lo mismo, alguien que toma refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, y
quien, además, empieza a considerar los "Diez Silas" o preceptos morales, mediante
los cuales, el cuerpo, el habla y la mente se ven progresiva y sistemáticamente
purificados.
Llegados a este punto, puede que os estéis preguntando dónde se encuentra el origen
de este “Ir al Refugio", y por qué parece representar la culminación del compromiso no
sólo con nuestro nuevo movimiento budista, sino incluso con el budismo como tal.
Después de todo, uno se convierte primero en Amigo, luego en Mitra y finalmente en
Dharmachari o Dharmacharini, como acabo de explicar. La tradición de "tomar refugio"
es, sin embargo, muy antigua. Para poder comprender dónde se origina y por qué tiene
una importancia tan tremenda deberemos remontarnos muy atrás en el tiempo, hasta
la época en que vivió el Buda, cuando acontecieron unos determinados sucesos.
Después de haber alcanzado la iluminación, el Buda dedicó gran parte de su tiempo a
viajar de un lugar a otro dando a conocer el Dharma o verdad que había descubierto y
el camino que llevaba a ese conocimiento. Mucho de lo que dijo se conserva en las
escrituras en pali, pero aunque a veces nos encontremos con lo que muy bien podrían
ser las auténticas palabras del Buda, quizás no seamos capaces de apreciar el efecto
tan poderoso que tendrían en las personas que en aquél entonces las escucharon de
labios del Iluminado.
Lo que normalmente encontramos en los textos es que en el curso de su deambular, el
Buda se encuentra con una persona determinada, bien sea un rico brahmin, un
humilde vagabundo o un joven príncipe, y los dos comienzan a hablar. Cuando la
conversación se hace más profunda, el Buda empieza a hablar desde lo profundo de
su experiencia espiritual. En otras palabras, el Buda expone el Dharma: el dharma sale
a la luz.
A veces, cuando leemos las escrituras budistas nos da la impresión de que el Dharma
consiste en una serie de listas, las cinco de esto, las seis de lo otro, etc., así como de
que estamos ante algo excesivamente esquematizado y cuadriculado. Pero desde
luego, no era así al principio, ni mucho menos. Era algo fresco, original y creativo. El
Buda hablaba desde lo profundo de su experiencia mística. Exponía la verdad y
mostraba el camino que lleva a la iluminación y la persona con la que estaba hablando
se sentía absolutamente asombrada y admirada. En algunos casos puede que esa
persona fuera incapaz de hablar o de hacer otra cosa que no fuera balbucear unas
palabras carentes de toda coherencia. Algo le había sido revelado. Una puerta se
había abierto de pronto, más allá de su comprensión ordinaria. Por un instante, al
menos, había vislumbrado la verdad y esta experiencia le había dejado anonadado. A
veces, en ocasiones como éstas, las escrituras nos dicen que la persona al respecto
exclamaba: "Maravilloso, señor, maravilloso". Como sí uno tuviera que empezar de
nuevo lo que ha sido derribado, o revelar lo que ha estado oculto, o indicar el camino a
alguien que estaba perdido, o llevar una luz en la oscuridad y decir: "Aquellos que
tengan ojos verán". De este modo ha sido manifestada la verdad en boca del más
excelso. Entonces, desde la profundidad de su gratitud esta persona declararía
fervientemente: "Buddham saranam gacchami", "Dhammam saranam gacchami",
"Sangham saranam gacchami" - "Voy por refugio al Buda al Dharma y a la Sangha".
Ahora podemos entender no sólo donde tiene su origen el "tomar refugio", sino
también algo de su tremendo significado espiritual. Tomar refugio representa la
reacción emocional positiva -de hecho una reacción y respuesta totales- al ideal
espiritual, cuando este ideal es revelado a nuestra visión espiritual. Es tal la fuerza de
la llamada, que no queda más remedio que responder a ella de manera total y
absoluta. Como muy bien afirma Tennyson: "No nos queda más remedio que amar lo
supremo cuando lo vemos". Ir al Refugio es quizás algo así. Hemos visto lo "supremo",
nos ha sido revelado, por lo tanto no tenemos más remedio que amarlo, que darnos a
ello por entero, que comprometernos con ello. Ese compromiso nuestro con lo
"supremo" es tomar refugio. La finalidad de tomar refugio es triple, lo que se conoce
como las tres piedras preciosas o las tres joyas. Uno toma refugio en el Buda, el
Dharma y la Sangha. El significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en
un sentido general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero, ¿qué
significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la Sangha?
El Buda es un ser humano que alcanzó la iluminación. No es Dios, ni un mensajero
suyo, sino un ser humano que gracias a su propio esfuerzo alcanzó la cumbre de la
perfección humana. Consiguió llegar a un estado inefable al que llamamos iluminación,
nirvana o estado de Buda. No solamente es un Buda, sino un Samyak Sambuddha,
completa y perfectamente iluminado. Cuando tomamos refugio en el Buda, lo hacemos
en este sentido. No se trata sólo de que le admiremos a distancia. Le admiramos en
gran medida y, de hecho, puede que esté muy distante de nosotros en este momento,
pero por grande que sea la distancia entre el Buda y nosotros, esa distancia puede
acortarse hasta desaparecer.
Podemos hacer que desaparezca si seguimos el camino y practicamos el Dharma.
También nosotros podemos parecernos al Buda. También nosotros podremos alcanzar
la iluminación. Este es el gran mensaje del budismo. Todo ser humano que se
esfuerce en ello, que siga el "Noble Camino Octuple" hacia la iluminación, puede llegar
a ser lo que fue el Buda. Por lo tanto, cuando tomamos refugio en el Buda es como si
dijéramos: "Eso es lo que yo quiero llegar a ser. Eso es lo que yo quiero alcanzar.
Quiero llegar a la iluminación y desarrollar la sabiduría y la compasión al máximo".
Tomar refugio en el Buda significa considerar al Buda -al estado de Buda- como
nuestro ideal espiritual personal, o como algo que nosotros mismos también podemos
conseguir.
El Dharma es el sendero o camino. Es el sendero de lo que a veces he denominado la
evolución superior del hombre, un estadio de desarrollo puramente espiritual más allá
de la normal evolución biológica. Como tal camino o sendero, existen diferentes
formulaciones del Dharma. Decimos "el camino triple" de la moralidad (sila), la
meditación (samadi), y la sabiduría (prajna); así como el camino de las "seis
perfecciones" (paramitas), que son la generosidad (dana), la moralidad (sila), la
paciencia y el dominio sobre uno mismo (ksanti), el vigor (virya), la consciencia superior
(samadi) y la sabiduría (prajna), que es el camino del bodisatva. Aunque hay muy
diversas formulaciones, el principio básico del camino es sólo uno. El camino es
esencialmente el camino de la evolución superior; es todo aquello que nos ayuda a
evolucionar. El Dharma o el camino no debe ser identificado con una u otra enseñanza
concreta. De acuerdo con la propia declaración expresa del Buda, Dharma es todo
aquello que contribuya al desarrollo espiritual del individuo. Cuando su tía materna y
madre adoptiva Mahaprajapati - la Gotamid - le preguntó por un criterio por el cual
pudiera distinguir entre lo que era Dharma-vinaya y lo que no lo era, el Buda contestó:
"De cualquier doctrina, Gotamid, de la que puedas afirmar con seguridad que: 'Estas
enseñanzas conducen a la pasión y no a su disipación; a la esclavitud y no a la
imparcialidad; al incremento de beneficios en el mundo ordinario, y no a su
disminución; a la codicia y no a la sencillez; al descontento y no al contento; a la
compañia y no a la soledad; a la pereza, y no a la energía; al deleite en la rnaldad y no
en la bondad'. De tales enseñanzas deberías ciertamente afirmar Gotamid: 'Esto no es
el dharma, esto no es el vinaya, esto no es el mensaje del maestro'. Pero de aquellas
enseñanzas de las que puedas con certeza afirmar que son lo opuesto a lo que acabo
de decir; podrás ciertamente afirmar 'esto sí es el Dharma, esto es el vinaya, este es el
mensaje del maestro’".
Cuando tomamos refugio en el Dharma nos comprometemos a seguir el camino de la
evolución superior. Nos comprometemos con todo lo que nos ayude a desarrollarnos
espiritualmente, a crecer hasta el estado del Buda.
Sangha quiere decir "comunidad espiritual". En primer lugar representa la comunidad
de todos aquellos seres más avanzados que nosotros: los grandes bodisatvas, los
arhats, los que han entrado en la corriente, etc. Todos ellos forman la aryasangha o
comunidad espiritual en su sentido más elevado. En otro sentido, significa la
comunidad de todos los budistas, es decir, de todos aquellos que toman refugio en el
Buda, en el Dharma y en la Sangha. Tomar refugio en la aryaSangha implica abrirnos
a la influencia espiritual de los seres excelsos que la forman, aprender de ellos,
sentirse inspirado por ellos, reverenciarlos.
Tomar refugio en la Sangha en su sentido más común, como comunidad de todos los
budistas, implica disfrutar de una mutua camaradería espiritual, ayudarse unos a otros
en el camino de la evolución. A veces, puede que no necesites un gran bodisatva
avanzado para ayudarte. Todo lo que necesitas es un ser humano corriente que esté
un poco más evolucionado espiritualmente que tú, o incluso que sea un poco más
sensato. Con demasiada frecuencia la gente va en busca de un gran gurú muy
evolucionado, pero eso no es lo que realmente necesitan, incluso aunque esa persona
sea accesible. Lo que necesitan es una ayuda donde ellos están en un momento
determinado, es decir, en el estadio concreto del camino en el que se encuentran, y
esa ayuda puede generalmente darla una persona budista cualquiera.
Así pues, esto es concretamente lo que significa tomar refugio en el Buda, el Dharma y
la Sangha, y es esta triple toma de refugio -de la forma en que lo he explicado- lo que
convierte a uno en budista. Pero una vez dicho esto, tengo que añadir que, muy a
pesar mío, el tomar refugio, a pesar de su crucial importancia, está poco considerado
en los países budistas asiáticos, sobre los cuales diré algo enseguida. Dentro de los
"Amigos de la Orden Budista Occidental" hacemos hincapié en la importancia que tiene
el tornar refugio, estamos intentando volver a como las cosas eran en la época del
Buda. Estamos tratando de restablecer el significado que el tomar refugio tenía en un
primer momento.
Volviendo de nuevo a la época en que vivió el Buda, encontrarnos que algo de la
mayor importancia, aparte de lo ya mencionado, ocurría. No sólo se daba el caso de
que alguien, se sintiera tan impresionado y estremecido ante la exposición de la verdad
por parte del Buda que decidiera tomar refugio, sino que mientras le escuchaba podía
surgir en su mente una auténtica penetración en esa verdad. Según el lenguaje de las
escrituras budistas, en esa persona, surgiría pura y transparente ya, la visión de la
verdad (dharma-caksus) -una profunda experiencia espiritual-, Esta visión de la verdad
es una de las cinco visiones que se conocen en la tradición budista. En primer lugar
está "la visión física" (mamsa-caksus), que es la visión con la que ahora les estoy
mirando y viceversa. Se trata del órgano físico de la visión, gracias al cual percibimos
los objetos materiales. En segundo lugar se encuentra "la visión divina" (divya-caksus).
Si fuerais capaces de ver lo que pasa al otro extremo de la ciudad o en otra más
lejana, o incluso en la India, estaríais haciendo uso de este tipo de visión. Se la conoce
como la facultad de la clarividencia y es uno de los poderes paranormales que pueden
surgir de manera espontánea durante la práctica de la meditación. En tercer lugar se
encuentra "la visión de la verdad" (dharma-caksus), la visión espiritual interior, con la
cual se "ve" la verdad de las cosas y más adelante volveré sobre ella. En cuarto lugar
se encuentra "la visión de la sabiduría" (prajna-caksus), que va incluso más allá que la
visión de la verdad y que surge solamente cuando uno se convierte en un arhat. En
quinto y último lugar se encuentra "la visión universal" (samanta-caksus) también
conocida como "la visión del Buda", que surge sólo cuando uno ha llegado a la
iluminación completa, cuando la visión espiritual es total y absoluta.
Analicemos ahora más atentamente la visión de la verdad, la visión del Dharma. Existe
una frase en las escrituras budistas que nos da una explicación resumida. Dice
simplemente que todo lo que surge -lo que aparece en la existencia - debe
desaparecer. Esto es tan sencillo y evidente que quizás podáis pensar que ya lo
sabíais; pero, la visión de la verdad no representa un conocimiento teórico acerca del
hecho de la impermanencia o transitoriedad universales, sino una introspección
espiritual sobre ello, una comprensión verdadera y real. El que todas las cosas sean
impermanentes -que al final hemos de abandonarlo todo, dejarlo todo- puede parecer
un mensaje terrible para algunas personas, sin embargo, esto no tiene porque ser así,
ya que la impermanencia implica no sólo cambio, sino también desarrollo y
transformación. Si las cosas no fueran impermanentes y no cambiaran -si fuéramos
hoy los mismos que ayer y ayer los mismos que anteayer- eso si que sería algo
realmente terrible, ya que no podríamos crecer ni evolucionar. La ley de la
impermanencia garantiza la posibilidad de la evolución. Esto es lo que uno comprende
cuando se abre la visión del Dharma. Uno no sólo ve la impermanencia, no sólo
comprende que todo cambia, sino también observa la posibilidad del crecimiento y la
evolución humana. Ve la posibilidad de la transformación, desde la naturaleza humana
normal hasta la iluminación o estado de Buda.
Cuando se desarrolla este tipo de introspección y se alcanza la visión del Dharma,
ocurre algo especial. En el lenguaje budista "se entra en la corriente" -la corriente que
conduce directamente al nirvana-. Todo tu ser se dirige irreversiblemente hacia la
iluminación o estado de Buda. Esto es lo que llamamos "verdadero" Ir al Refugio o, si
se quiere, el Ir al Refugio "trascendental". Al "entrar en la corriente", al "tomar refugio"
de esta forma tan elevada y trascendental, se rompen al mismo tiempo tres de los
"diez impedimentos" que nos atan a la existencia ordinaria. Debido a la ruptura de
estos tres impedimentos se "entra en la corriente y uno se convierte en lo que se
conoce como "el que entra en la corriente" (srotapanna). Puesto que ocupan un lugar
importante en el budismo, permitidme añadir unas palabras acerca de cada uno de los
tres impedimentos.
El primer obstáculo es el del "concepto del yo" (satkayadrsti). Cuando se es víctima de
este concepto del ego, se tiene la idea de que lo que experimentamos como ego o yo
es algo fijo, irreducible y último. Creemos que hay un núcleo de nosotros que nunca va
a cambiar y que es nuestro yo "real". El concepto de ego trae consigo este tipo de
actitud que bloquea el cambio e inhibe la evolución, porque pensamos que somos de
una manera determinada, y tal y como somos ahora permaneceremos siempre. Es
muy difícil superar este obstáculo e imaginarse a uno mismo como algo distinto a lo
que se es ahora. Pero puede hacerse. Si uno está realmente comprometido con el
camino espiritual, llegará un momento en el que podremos mirar atrás y ver los
enormes cambios que se han producido. Veremos que hemos evolucionado, incluso
que estamos transformados. Pero hasta que no se supere el obstáculo del concepto
del ego no se dará realmente ni la evolución espiritual ni la entrada en la corriente.
El segundo obstáculo es el de la "duda" (vicikítsa), aunque no se trata de duda en el
sentido espiritual, sino en el de la indecisión. Se trata de una indecisión culpable y
deliberada. Se renuncia a tomar una decisión y por lo tanto a comprometerse. En vez
de dedicarnos a algo de todo corazón, preferimos mantener todas las opciones
abiertas. Así, ponemos excusas, dudamos, vacilamos, no nos decidimos, esperamos
tiempo y racionalizamos. Este es el obstáculo de la duda. Es esa duda la que nos
impide lanzarnos de lleno a la vida espiritual, lanzarnos hacia lo más profundo.
Consecuentemente no llegamos a ninguna parte en nuestro camino espiritual: hemos
fracasado en conseguir algún progreso espiritual.
El tercer obstáculo es el de la "dependencia de las leyes morales y los preceptos
religiosos" (silavrata-paramarsa), o dicho de otro modo, la creencia en que el obrar por
puro formulismo es suficiente. Uno obra así cuando su corazón no se halla realmente
en lo que está haciendo. Pensamos que si mantenemos las apariencias (externas), es
decir, si observamos las normas de moralidad porque eso es lo que nos exige la
sociedad y cumplimos los preceptos religiosos porque eso es lo que nos exigen
nuestros correligionarios, no habrá ningún problema. Este tipo de actitud es lo que se
llama dependencia de las leyes morales y los preceptos religiosos. Se produce una
división entre la observación de las leyes y el estado de ánimo interior. Aunque lo que
estemos haciendo puede ser muy bueno en si mismo, nuestro corazón no está en ello
y por lo tanto nuestra actuación es algo vacío, mecánico, rígido y artificial. Esto implica
que este tipo de acciones no nos ayudarán a evolucionar: no llevan espiritualmente a
ninguna parte.
Estos son los tres obstáculos. Cuando se "entra en la corriente" se superan y cuando
se superan es cuando se "entra en la corriente". Cuando se abre la visión del Dharma,
la verdad de la impermanencia se abre ante nosotros incluyendo la verdad de la
posibilidad de transformación total, y esa introspección interior de una visión espiritual
superior produce la superación de los tres obstáculos. Así pues, ocurren dos cosas al
mismo tiempo: la toma de refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha a nivel
trascendental y la apertura de la visión del Dharma, o visión espiritual superior, que
llevaría a su vez a la superación de los tres obstáculos y a la entrada en la corriente.
De hecho, no sólo es que estas dos cosas, es decir, el tomar refugio y la entrada en la
corriente, ocurran juntas, sino que son diferentes aspectos en una misma persona y de
una única experiencia espiritual o proceso espiritual.
Volviendo de nuevo a la época del Buda, podemos llegar un poco más lejos aún.
Suponed que alguien escucha al Buda exponiendo el Dharma, se siente impresionado
y estremecido y decide Ir al Refugio y suponed que alcanza la entrada en la corriente.
Aún hay algo más que puede ocurrir al llegar a este punto. Puede que esa persona
deje su casa y se convierta en un monje o bikshu. Esto no ocurría siempre. A veces,
alguien tomaba refugio y se abría al mismo tiempo su visión del Dharma, pero no
dejaba su casa, a pesar de que la mayoría sí que lo hacia. En tales casos no sólo se
dan dos, sino tres cosas al mismo tiempo: tomar refugio, la entrada en la corriente y lo
que se conocía como "ordenación", es decir, ir hacia la vida errante y convertirse en un
bikshu o monje. Esta era la situación en el tiempo del Buda.
Después de la muerte del Buda, o de lo que llamamos su paranirvana, se produjeron
numerosos cambios. Y quizás, inevitablemente, se produjo un cierto deterioro
espiritual. La entrada en la corriente se hizo cada vez más rara, y a medida que iban
transcurriendo los siglos, el énfasis se fue poniendo poco a poco en "convertirse en
monje" en su sentido más formal, y tomar refugio fue gradualmente perdiendo su
significado como el acto central de la vida budista. Esto ocurrió especialmente en los
países de tradición teravada en el sudeste asiático. En la actualidad si visitamos estos
países o hablamos con un budista de la escuela teravada, no nos dirán mucho acerca
de la importancia que tiene tomar refugio. Nos hablarán, sin duda, de convertirse en
monje en su sentido más formalista, es decir, raparse la cabeza y llevar la túnica
amarilla. Ahí es donde la escuela teravada pone su énfasis. Para ellos existen dos
tipos de personas: los monjes y los laicos. A un lado se sitúan los monjes, que son los
verdaderos budistas, al otro lado la gente laica, que no son tan "verdaderos" budistas
como los primeros. Uno puede incluso hablar entonces de budistas de primera clase y
budistas de segunda clase. A veces, las diferencias parecen llegar hasta este extremo.
Parece, sin embargo, que observando los hechos tal y como ocurrían en la época del
Buda, hay que decir que aunque realmente hay diferencia, ésta es de otro tipo. La
verdadera diferencia no se encuentra entre monjes y laicos, sino entre aquellos que
han tomado refugio y aquellos que no lo han hecho. La diferencia entre un monje que
toma refugio y una persona laica -un hombre o una mujer- que toma refugio tiene una
importancia secundaria. Que tú vivas de una manera determinada, o sigas una
disciplina concreta, eso tiene una importancia secundaria. Lo que es primordial es el
compromiso espiritual cuando se toma refugio. Por esto en los "Amigos de la Orden
Budista Occidental", tenemos un dicho, una especie de refrán: "tomar refugio -o
comprometerse- es lo principal, la forma de vida es algo secundario".
Ahora bien, aunque en los países de tradición teravada se haya insistido demasiado
entre la distinción de monje y laico, y se haya perdido la apreciación de la importancia
que tiene el tomar refugio, esto no ocurrió con la misma intensidad en los países de
tradición mahayana. Como su propio nombre indica, los países de tradición mahayana
siguieron la tradición del gran sendero. Siguieron el ideal del bodisatva e hicieron
hincapié en el ideal de alcanzar la iluminación, no sólo para beneficio propio sino para
beneficio de todos los seres. En último término, por supuesto, la distinción entre ambas
cosas desaparece. No se puede realmente llegar a la iluminación para beneficio de
otros a menos que se sea una persona de un desarrollo espiritual considerable, y esa
persona no puede evolucionar espiritualmente a menos que, al mismo tiempo no tenga
conciencia, hasta cierto punto, de las necesidades de los demás seres vivos.
A la larga el individualismo espiritual y el altruismo espiritual coinciden; pero como
reacción necesaria al primero de los acercamientos, al acercamiento teravada e
hinayana en general, que son más individualistas, la escuela mahayana hizo hincapié
en el ideal del bodisatva. La actitud del bodisatva es la siguiente: "No deseo la
iluminación para mí mismo únicamente. Si ha de ser solamente para mi, entonces no
me interesa. Deseo la iluminación para todos los seres. Así pues, estoy trabajando
para que todos lleguen a la iluminación; incluyéndome a mí también". No es que el
bodisatva se excluya a sí mismo. Se incluye, pero sólo como uno más entre muchos.
Su misión es trabajar por el progreso espiritual, la iluminación última de todos los
seres.
Puesto que la escuela mahayana adoptó o desarrolló el ideal del bodisatva, todas las
distinciones menores perdieron su importancia. Se insistía en que todo el mundo
debería tener por meta el alcanzar el estado de buda, todo el mundo debería seguir el
ideal del bodisatva. Ya fuera monje o laico, culto o iletrado, rico o pobre,
espiritualmente desarrollado o no, todos deberían aspirar a la iluminación para
beneficio de todos los seres. Debido a la existencia de este ideal del bodisatva,
encontramos que en la tradición mahayana hay menos diferencia entre monje y laico, o
al menos, se ha insistido menos en esa diferencia.
Pero ¿qué es un bodisatva y qué significa aspirar a la iluminación para beneficio de
todos? De acuerdo con la tradición mahayana, el bodisatva en un sentido real es aquel
en el que ha surgido la bodichita o "deseo de iluminación'' (como yo traduzco el
término), como una experiencia espiritual vital. Bodichita no es una mera aspiración
piadosa, ni un concepto, ni un ideal abstracto. Cuando, desde la profundidad del ser,
surge un impulso tremendamente poderoso hacia la iluminación para beneficio de
todos los seres, y cuando ese impulso domina la vida entera y se convierte en la
corriente principal de la experiencia, entonces a eso se le denomina bodichita.
Llegados a este punto surge una interesante cuestión que concierne a la naturaleza de
la relación entre la bodichita, o el surgimiento de ésta por un lado; y el tomar refugio, el
abrirse a la visión del Dharma, la entrada en la corriente y el ir hacia la vida errante y
convertirse en monje por otro. La bodichita, o el surgimiento de la bodichita representa,
por así decirlo, la dimensión más altruista de esas otras cuatro experiencias. 0 mejor
dicho, las cinco, incluyendo la bodichita, representan cinco aspectos de una única,
básica y crucial experiencia espiritual. El tomar refugio hace hincapié en los aspectos
emocionales y volitivos de esa experiencia; la apertura de la visión del Dharma en su
contenido cognitivo; la entrada en la corriente, en la naturaleza permanente y de gran
alcance de sus efectos; ir hacia la vida errante dirige su atención hacia la
reorganización del esquema de la vida diaria que esta experiencia inevitablemente
conlleva, sin tener en cuenta el convertirse o no en monje en su sentido estricto. La
bodichita, como ya he dicho antes, representa el aspecto altruista, 'el mirar por los
demás", de esa experiencia.
Quizás tengamos ahora una concepción mejor y más amplia de lo que significa tomar
refugio. Implica mucho más de lo que la gente normalmente cree y es por esto que se
le da tanta importancia en los "Amigos de la Orden Budista Occidental". El uso de la
palabra "refugio" a veces lleva a confusión, porque se la asocia mentalmente con,
refugiado". Expresiones como “tomar refugio", "ir en busca de refugio" tienen, de
hecho, otras connotaciones como son las de escapar de las dificultades, tomar la
salida fácil, etc. Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora, debería haber quedado
claro que tomar refugio en el sentido budista no tiene nada que ver con escapar o con
huir. Sin embargo, para evitar la posibilidad de error o confusión por parte de los que
no se encuentren familiarizados con la expresión, hablamos a menudo, no de Ir al
Refugio, sino de "comprometerse". La palabra "compromiso'' o "comprometerse" está
muy de moda últimamente en occidente; nosotros decimos que es una palabra
especial. Así que a menudo hablamos no de tomar refugio en el Buda, en el Dharma y
en la Sangha, sino de comprometerse con el Buda, comprometerse con el Dharma y
comprometerse con la Sangha. Esto no es todo. Con el paso de los años hemos
llegado a distinguir cuatro niveles de la toma de refugio, cuatro niveles de compromiso.
En primer lugar, se encuentra el Ir al Refugio " provisional" a veces llamado tomar
refugio étnico. Consiste simplemente en recitar la fórmula en pali o en otra lengua de la
toma de refugio, sólo porque forma parte de la propia cultura nacional. En países
budistas como Sri Lanka, Tailandia o Burma, es fácil encontrar gente recitando la
fórmula de la toma de refugio, Buddham Saranam Gacchami, etc, sin entender su
significado. Es sólo una parte de su cultura y no tiene un significado espiritual real para
ellos. La recitación de la fórmula, incluso sin entenderla no es algo incorrecto, pero
ciertamente no es suficiente. De la misma manera, a veces se encuentra gente en los
países budistas de Asia que se consideran a sí mismos como "budistas de
nacimiento". Pero, ¿cómo se puede ser budista de nacimiento? ¿es que ya sale uno
del vientre de su madre recitando "Buddham Saranam Gachami"? Un budista de
nacimiento es algo completamente contradictorio. Uno puede convertirse en budista
sólo consciente y deliberadamente, como resultado de una elección personal. No es
posible que uno nazca budista. El propio Buda criticaba a los brahmines de su época
por pensar que uno podía nacer brahmin. Vosotros seréis brahmines, insistía, sólo a
partir de vuestra actuación como tales. Si la verdad y la corrección se hallan en
vosotros, entonces se os podrá llamar brahmines, y no por otro motivo. Del mismo
modo, uno no puede ser budista de nacimiento. La gente de los países budistas que
aseguran que son budistas de nacimiento no son mejores que los ancianos brahmines
que decían que eran brahmines de nacimiento. Lo que esto significa es que el
budismo, así llamado, se ha convertido simplemente en brahmanismo. Esto es algo
muy importante. El tomar refugio debe ser algo real. Sí tú eres budista, eso debe
depender de tu propia voluntad, de tu propio entendimiento. Así que uno no puede ser
budista de nacimiento. Si piensas que si, es que estás todavía en el nivel de la toma de
refugio provisional, cuyo significado es cultural más que genuinamente espiritual.
En segundo lugar, se encuentra el Ir al Refugio "efectivo". Se trata de un compromiso
consciente y de todo corazón con el Buda, el Dharma y la Sangha. Aunque ese
compromiso sea sincero y genuino, no es lo suficientemente fuerte como para hacer
superar los tres obstáculos y no implica la entrada en la corriente. Uno puede fracasar
aunque haya tomado refugio efectivo.
En tercer lugar se encuentra el Ir al Refugio " real". Este coincide con la entrada en la
corriente, que implica la superación de los tres obstáculos. Uno no puede fracasar a
partir de este nivel.
En cuarto y último lugar, se encuentra el Ir al Refugio "absoluto". En este nivel, en
cierta forma, no hay toma de refugio. Aunque de hecho se tome refugio en el Buda,
ahora que se ha alcanzado la iluminación, uno mismo es Buda. Aquí, pues, al haberse
llegado a la meta ansiada, el sujeto de la toma de refugio y el objeto de la misma son
lo mismo, Buda toma refugio en Buda.
Estos son los cuatro niveles del Ir al Refugio, o los cuatro niveles de compromiso.
Ayuda mucho pensar sobre la toma de refugio, de esta manera. Añadiré algo más, sin
embargo, acerca del nivel más elevado, el "absoluto". En la tradición mahayana se
afirma a veces que en último término sólo hay un refugio, que es el del Buda. En un
sentido hay un refugio en el Dharma y un refugio en la Sangha, pero en otro sentido no
es así. Después de todo, el Dharma procede del Buda, es el resultado, la creación de
la experiencia de la iluminación del Buda. El vehículo a través del cual se transmite esa
experiencia a otros seres humanos para que les sirva de ayuda. De igual modo, la
Sangha es la comunidad espiritual integrada por los que practican el Dharma. Así
como el Dharma depende del Buda, la Sangha depende a su vez del Buda.
Concluyendo diremos que sólo existe el Buda: sólo existe el refugio en el Buda.
Aunque hablemos de tres refugios, en última instancia los tres refugios se convierten
en uno. Pero por ahora, sin embargo, no hay duda de que es muy beneficioso pensar
en términos de tres refugios, en términos del refugio en los tres objetos.
Quisiera concluir volviendo a hablar de nuestro nuevo movimiento budista. En el
corazón de este movimiento, en el corazón de los "Amigos de la Orden Budista
Occidental" se encuentra una comunidad espiritual de personas que han tomado
refugio de manera efectiva. Quizás ninguno de ellos haya llegado hasta la toma de
refugio "real" pero por lo menos, han transcendido la toma de refugio "provisional". Lo
que hemos conseguido crear a lo largo de tantos años en esta orden, en esta Sangha
o comunidad espiritual de gente que toma refugio, es que hacen del acto de tomar
refugio algo central en sus vidas, y que hacen hincapié en ello. Algunos de ellos viven
en sus casas, con sus esposas o maridos y sus hijos; otros, viven en comunidades de
hombres o de mujeres. Unos pocos son anagarikas, que significa que han tomado el
voto de celibato. Como ya he mencionado anteriormente, todos los miembros de la
orden observan diez preceptos: abstenerse de dañar a ningún ser vivo; de tomar lo que
no les ha sido dado; de conducta sexual incorrecta (en el caso de los anagarikas, de
romper su voto de celibato); del falso discurso; del discurso frívolo, vano e inútil; del
discurso que divide y desune a la gente; de la ansiedad; del odio y de los puntos de
vista equivocados. De acuerdo con la tradición budista, los bikshus o monjes observan
227 ó 250 preceptos, pero con el paso del tiempo muchos de ellos se han deteriorado
en su esencia, y hoy en día son venerados más en su forma externa que en su
observancia real. Por lo tanto, decidimos tener una lista corta de preceptos que la
gente pudiera considerar verdaderamente.
De este modo, contamos con una orden, esa Sangha o comunidad espiritual de gente
que ha tomado refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, gente que realmente
practica el dharma, que observa los "diez preceptos". Algunos de ellos han sido
miembros de la orden durante diez, doce o más años, y están recogiendo experiencias
constantemente, por medio de dar clases de meditación, conferencias, o de participar
en los negocios cooperativos. De hecho, este núcleo de personas dedicadas de lleno y
comprometidas que hay en el corazón del movimiento, son los responsables de que
todo funcione perfectamente.
De todo esto podemos sacar la conclusión evidente, espero, de la vital importancia
para nosotros mismos como individuos, y para la sociedad a la que pertenecemos, que
tiene el tomar refugio.
Espero que seamos capaces de crear esa Sangha o comunidad espiritual de aquellos
que van al refugio, no sólo en Gran Bretaña y en occidente, sino en muchos otros
países del mundo. Si somos capaces de hacerlo, debe ser, sin embargo partiendo del
Buda, del Dharma y de la Sangha. Sólo puede darse una transformación a partir del Ir
al Refugio.

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