La Voz del Silencio Helena Blavatsky
Dedicado a los pocos
Prefacio
Las páginas siguientes son entresacadas del Libro de los preceptos
de oro, una de las obras que figuran
en manos de los Estudiantes de Misticismo en Oriente.
Su conocimiento es obligatorio en aquella escuela, cuyas enseñanzas son admitidas por gran número de teósofos. AsÍ es que, como muchos de estos preceptos los sé de memoria, su traducción ha sido para mí un trabajo relativamente fácil.
en manos de los Estudiantes de Misticismo en Oriente.
Su conocimiento es obligatorio en aquella escuela, cuyas enseñanzas son admitidas por gran número de teósofos. AsÍ es que, como muchos de estos preceptos los sé de memoria, su traducción ha sido para mí un trabajo relativamente fácil.
Bien sabido es que, en la India, los métodos de desarrollo psíquico
varían según los Gurús (preceptores o maestros), no sólo por
el hecho de pertenecer a diversas escuelas filosóficas, de las cuales se
cuentan seis, sino también porque cada Gurú tiene su propio sistema,
que, en general, mantiene muy secreto. Pero, más allá de los Himalayas, el
método seguido en las escuelas esotéricas no varia, a menos que el Gurú
sea un simple Lama de conocimientos no mucho mayores que los de aquellos a
quienes enseña.
La obra a que pertenecen los fragmentos que aquí traduzco, forma parte
de aquella misma serie de la cual han sido sacadas las estancias del Libro
de Dzyan, en las que está basada la Doctrina Secreta. El Libro de
los preceptos de oro reclama igual origen que la gran obra mística
denominada Paramârtha, la cual, según nos dice la leyenda de Nâgârjuna,
fue entregada al gran Arhat por los Nagas o «serpientes»
(título que se daba a los antiguos Iniciados) . Sin embargo, sus máximas y sus
ideas, aunque nobles y originales, se encuentran con frecuencia bajo formas
diversas en las obras sánscritas tales como el Dnyaneshari, soberbio
tratado místico en el cual Krishna describe a Arjuna con brillantes colores la
condición de un Yogui plenamente iluminado; y también en ciertos Upanishads.
Esto es muy natural, puesto que, si no todos, la inmensa mayoría de los más
grandes Arhats, los primeros discípulos de Gautama Buddha, eran indos y
arios, y no mongoles, especialmente aquellos que emigraron al Tíbet. Las obras
dejadas sólo por Aryasanga son numerosísimas.
Los Preceptos originales están grabados en delgadad placas
cuadrangulares, muchas de las copias lo están en discos. Tales discos o placas
se guardan generalmente en los altares de los templos anexos a los centros en
que se hallan establecidas las escuelas llamadas «contemplativas» o Mahâyânas
(Yogachârya). Están escritos de distintas maneras, algunas veces en
tibetano, pero principalmente en caracteres ideográficos.
La lengua sacerdotal (Senzar), además de tener su alfabeto
propio, puede ser expresada por medio de varios sistemas de escritura cifrada,
cuyos caracteres participan más de la naturaleza del ideograma que de las
sílabas.
Otro método (lug, en tibetano) consiste en el empleo de los
números y colores, cada uno de los cuales corresponde a una letra del alfabeto
tibetano (que consta de treinta letras simples y setenta y cuatro compuestas) ,
formando así un alfabeto criptográfico completo.
Cuando se emplean los signos ideográficos, hay una manera definida de leer el texto, pues en tal caso los símbolos y signos usados en astrología -esto es, los doce animales del Zodiaco y los siete colores primarios, cada uno de ellos triple en gradación o matiz, a saber: claro, primario y oscuro- representa las treinta y tres letras del alfabeto simple, en lugar de palabras y frases. Porque en este método, los doce "animales" repetidos cinco veces y asociados con los cinco elementos y los siete colores, proporcionan un alfabeto completo, compuesto de sesenta letras sagradas y doce
signos. Un signo colocado al principio del texto determina si el lector tiene que descifrarlo según el sistema indio, en el cual cada palabra es simplemente una adaptación sánscrita, o si debe hacerlo con arreglo al principio chino de leer los signos ideográficos. El método más fácil, sin embargo, es aquel que permite al lector no emplear ninguna lengua especial, o emplear la que más le plazca, puesto que los signos y símbolos eran, como los guarismos o números arábigos, propiedad común e internacional entre los místicos iniciados y sus discípulos. La misma peculiaridad es característica de una de las formas de escritura china, la cual puede ser leída con igual facilidad por cualquiera que conozca los caracteres; por ejemplo, un japonés puede leerla en su propia lengua tan fácilmente como un chino en la suya.
Cuando se emplean los signos ideográficos, hay una manera definida de leer el texto, pues en tal caso los símbolos y signos usados en astrología -esto es, los doce animales del Zodiaco y los siete colores primarios, cada uno de ellos triple en gradación o matiz, a saber: claro, primario y oscuro- representa las treinta y tres letras del alfabeto simple, en lugar de palabras y frases. Porque en este método, los doce "animales" repetidos cinco veces y asociados con los cinco elementos y los siete colores, proporcionan un alfabeto completo, compuesto de sesenta letras sagradas y doce
signos. Un signo colocado al principio del texto determina si el lector tiene que descifrarlo según el sistema indio, en el cual cada palabra es simplemente una adaptación sánscrita, o si debe hacerlo con arreglo al principio chino de leer los signos ideográficos. El método más fácil, sin embargo, es aquel que permite al lector no emplear ninguna lengua especial, o emplear la que más le plazca, puesto que los signos y símbolos eran, como los guarismos o números arábigos, propiedad común e internacional entre los místicos iniciados y sus discípulos. La misma peculiaridad es característica de una de las formas de escritura china, la cual puede ser leída con igual facilidad por cualquiera que conozca los caracteres; por ejemplo, un japonés puede leerla en su propia lengua tan fácilmente como un chino en la suya.
El Libro de los preceptos de oro -algunos de los cuales son
prebúddhicos, mientras que otros pertenecen a una época posterior- contiene
unos noventa pequeños tratados distintos. De éstos aprendí, hace años, treinta
y nueve de memoria. Para traducir los restantes, tendría que recurrir a
multitud de notas diseminadas entre los papeles y cuadernos de apuntes
coleccionados durante los últimos veinte años y jamás puestos en orden, siendo
su número demasiado grande para que la tarea resultara cosa fácil. Por otra
parte tampoco podrían ser todos ellos traducidos y presentados a un mundo
sobrado, egoísta y apegado a los objetos de los sentidos, para estar en
disposición de
recibir en su verdadero espíritu una moral tan sublime. Pues, a no ser que el hombre persevere formalmente en su empeño de lograr el conocimiento de sí mismo, jamás prestará complaciente oído a reflexiones y enseñanzas de tal naturaleza.
recibir en su verdadero espíritu una moral tan sublime. Pues, a no ser que el hombre persevere formalmente en su empeño de lograr el conocimiento de sí mismo, jamás prestará complaciente oído a reflexiones y enseñanzas de tal naturaleza.
Y sin embargo, semejante ética llena volúmenes y más volúmenes en la
literatura oriental, especialmente en los Upanishads. «Mata todo deseo
de vida», dice Krishna a Arjuna. Tal deseo radica tan sólo en el cuerpo, el
vehículo del Yo encarnado, no en el YO que es «eterno, indestructible, que ni
mata ni es matado». (Katha Upanishad.) «Mata la sensación», enseña
el Sutta Nipáta; «considera iguales el placer y el dolor, la ganancia y
la pérdida, la victoria y la derrota». Además: busca tu refugio solamente en la
«eterno». (Idem.) «Destruye el sentimiento de separatividad», repite
Krishna en todas formas. «La mente (Manas) que se abandona a los
errantes sentidos, deja el alma (Buddhi) tan desvalida como la barquilla
que es arrebatada por el huracán sobre las olas». (Bhagavad Gíta, II,
67.)
Por lo tanto, se ha considerado más oportuno hacer una juiciosa
selección tan sólo de aquellos tratados que son más provechosos a los pocos
místicos verdaderos de la Sociedad Teosófica, y que con seguridad responderán a
sus necesidades. Éstos son los únicos que apreciarán aquellas palabras de
Krishna-Christos, el Yo Superior:
«Los sabios no se afligen ni por los vivos ni por los muertos. Jamás
he dejado yo de existir, ni tú, ni ninguno de estos caudillos, ni tampoco
dejará de existir en lo venidero ninguno de nosotros». (Bhagavad-Gíta, II,
11-12.)
En esta traducción me he esmerado todo lo posible para conservar la
poética belleza del lenguaje y las imágenes que caracterizan al original. Hasta
qué punto ha coronado el éxito mis esfuerzos, el lector es quien ha de
juzgarlo.
H. P. B.
Fragmento
primero
La voz del silencio
Las presentes instrucciones son para aquellos
que ignoran los peligros de los IDDHI (1) inferiores.
Aquel que pretenda oír la voz del Nada (2) «el
Sonido insonoro», y comprenderla, tiene que enterarse
de la naturaleza del Dâranâ. (3)
de la naturaleza del Dâranâ. (3)
Habiéndose vuelto indiferente a los objetos de
percepción debe el discípulo ir en busca del Rajá (rey)
de los sentidos, al Productor del pensamiento, aquel que despierta la ilusión.
de los sentidos, al Productor del pensamiento, aquel que despierta la ilusión.
La Mente es el gran destructor de lo Real.
Destruya el discípulo al Destructor.
Porque:
Cuando su propia forma le parezca ilusoria,
como al despertar, todas las formas que en sueños ve.
Cuando él haya cesado de oír los muchos
sonidos, entonces podrás discernir el UNO, el sonido interno que mata el
externo.
Entonces únicamente, y no antes, abandonará la
región de Asat, lo falso, para entrar en el reino de Sat, lo
verdadero.
Antes de que el alma pueda ver, debe haberse
alcanzado la Armonía interior, y los ojos carnales han de estar cegados a toda
ilusión.
Antes de que el alma pueda oír, es menester que
la imagen (hombre) se vuelva tan sorda a los rugidos como a los susurros; a los
bramidos de los elefantes furiosos, como al zumbido argentino de la dorada
mosca de fuego.
Antes de que el alma sea capaz de comprender y
recordar, debe estar unida con el Hablante silencioso, de igual modo que la
forma en la cual se modela la arcilla, lo está al principio con la mente del
alfarero.
Porque entonces el alma oirá y recordará.
Y entonces al oído interno hablará
LA VOZ DEL SILENCIO,
y dirá:
Si tu alma sonríe mientras se baña en la luz
del Sol de tu vida; si canta tu alma dentro de su crisálida de carne y materia;
si llora en su castillo de ilusiones; si pugna por romper el hilo argentino que
la une al MAESTRO (4) sabe, discípulo, que tu alma es de la tierra.
Cuando tu alma en capullo (5) presta oído al
bullicio mundanal; cuando responde a la rugiente voz de la Gran Ilusión; (6)
cuando temerosa a la vista de las ardientes lágrimas de dolor, y ensordecida
por los gritos de desolación, se refugia tu alma, a manera de cautelosa
tortuga, dentro de la concha de la PERSONALIDAD, sabe, discípulo, que tu alma
es altar indigno de su «Dios» silencioso.
Cuando, ya más fortalecida, tu alma se desliza
de su seguro refugio, y arrancándose del tabernáculo protector, extiende su
hilo de plata y se lanza adelante; cuando al contemplar su imagen en las olas
del Espacio, murmura: «Éste Soy yo», declara, discípulo, que tu alma está presa
en las redes de la ilusión.(7)
Esta tierra, discípulo, es la Mansión de
dolor, en donde hay colocados, a lo ]argo del Sendero, de tremendas pruebas, diferentes lazos para recoger a tu YO, engañado con la
ilusión llamada «Gran Herejía».(8)
Esta tierra, oh ignorante discípulo, no es
sino el sombrío vestíbulo por el cual uno se encamina al crepúsculo que precede
al valle de la luz verdadera; luz que ningún viento puede extinguir; luz que
arde sin pabilo ni combustible.
Dice la gran Ley: «Para llegar a ser CONOCEDOR
del YO ENTERO (9) debes primeramente ser conocedor del YO». Para lograr el
conocimiento de tal YO, tienes que abandonar el Yo al No-Yo, el Ser al
No-Ser, y entonces podrás tú responder entre las alas de la GRAN AVE. (10) Sí,
dulce es el reposo entre las alas de aquello que no ha nacido ni muere, antes
bien es el AUM a través de las eternidades (11)
Monta en el Ave de Vida, si pretendes
saber.(12)
Abandona tu vida, si quieres vivir.(13)
Tres Vestíbulos, oh fatigado peregrino,
conducen al término de los penosos trabajos. Tres Vestíbulos, oh vencedor de
Mara, te conducirán por tres diversos estados (14) al cuarto, (15) y de allí a
los siete mundos, (16) a los mundos del Eterno Reposo.
Si deseas saber sus nombres, oye y recuerda:
El nombre del primer Vestíbulo es Ignorancia
(Avidya).
Es el Vestíbulo en que tú viste la luz, en que
vives y en que morirás.(17)
E] nombre del segundo es Vestíbulo de
la Instrucrión.(18) En él
encontrará tu alma las flores de vida, pero debajo de cada flor una serpiente
enroscada. (19)
El nombre
del tercer Vestíbulo es Sabiduría, más allá de la cual se
extienden las aguas sin orillas de AKSHARA, la fuente inagotable de
Omnisciencia.(20)
Si quieres cruzar seguro el primer Vestíbulo,
haz que tu mente no tome por la Luz del Sol de Vida los fuegos de
concupiscencia que allí arden.
Si pretendes cruzar sano y salvo el segundo,
no te detengas a aspirar el aletargador perfume de sus flores. Si de las
cadenas kármicas quieres libertarte, no busques tu Gurú en aquellas
mayávicas regiones.
Los SABIOS no se detienen jamás en los
jardines de recreo de los sentidos.
Los SABIOS desoyen las halagadoras voces de la
ilusión.
Aquel que ha de darte nacimiento, (21) búscalo
en el Vestíbulo de la Sabiduría, el
Vestíbulo que está situado más allá, en donde son desconocidas todas las
sombras y donde la luz de la verdad brilla con gloria inmarcesible.
Aquello que es increado reside en ti,
discípulo, como reside en aquel Vestíbulo. Si quieres llegar a él y fundir los
dos en uno, debes despojarte de las negras vestiduras de la ilusión. Acalla la
voz de la carne, no consientas que ninguna imagen de los sentidos se interponga
entre su luz y la tuya, para que así las dos puedan confundirse en una. y tan
pronto te hayas persuadido de tu propio Agnyana, (22) huye del Vestíbulo de la Instrucción.
Este Vestíbulo, tan peligroso en su pérfida belleza es necesario sólo para tu
prueba. cuidado, lanú, no sea que, deslumbrada por el resplandor
ilusorio, se detenga tu alma, y en su engañosa luz quede presa.
Esta luz radiante emana de la joya del Gran
Engañador (Mara); (23) hechiza los sentidos, ciega la mente, y convierte
al incauto en un náufrago desvalido.
La pequeña mariposa, atraída por la
deslumbradora luz de tu lámpara de noche, está condenada a perecer en el
viscoso aceite. El alma imprudente que deja de luchar aferrarla con el demonio
burlón de la ilusión, volverá a la tierra como esclava de Mara.
Contempla las legiones de almas. Mira cómo se
ciernen sobre el proceloso mar de la vida humana, y cómo exhaustas, perdiendo
sangre, rotas las alas, caen una tras otra en las encrespadas olas. Sacudidas
por los huracanes, acosadas por el furioso vendadal, precipítanse en los
regolfos, y desaparecen abismadas en el primer gran vórtice.
Si desde el Vestíbulo de la Sabiduría
pretendes pasar al Valle de Bienaventuranza, cierra por completo tus sentidos,
discípulo, a la grande y espantable herejía de separatividad que te aparta de
los demás.
No permitas que tú «nacido del Cielo», sumido
en el mar de Maya, (24) se desprenda del Padre Universal (ALMA) ,
antes deja que el ígneo Poder (25) se retire al recinto más interno, la cámara
del corazón (26) y morada de la Madre del Mundo.(27)
Entonces, desde el corazón aquel Poder
ascenderá a la región sexta, la región media, el lugar situado entre tus ojos,
cuando se convierte en el aliento del ALMA UNA, la voz que todo la llena, la
voz de tu Maestro.
Sólo entonces podrás tú convertirte en
«Paseante del Cielo», (28) que con su planta huella las auras sobre las olas,
sin que a su paso los pies toquen las aguas.
Antes de que puedas sentar el pie en el
peldaño superior de la escala, la escala de los místicos sonidos, tienes que
oír la voz de tu Dios interno (29) de siete modos distintos.
Como la melodiosa voz del ruiseñor entonando
un canto de despedida a su compañera, es el primero.
Percíbese el segundo a la manera del sonido de
un címbalo argentino de los Dhyanis, despertando las
centelleantes estrellas.
centelleantes estrellas.
Suena el siguiente como el lamento melodioso
del espíritu del océano aprisionado dentro de su concha.
Y éste va seguido del canto de la Vina. (30)
El quinto, a manera de flauta de bambú, suena
vibrante en tu oído.
Y luego se convierte en sonido de trompeta.
El último vibra como el sordo retumbar de una
nube tempestuosa.
El séptimo absorbe todos los demás sonidos.
Éstos se extinguen, y no se les vuelve a oír más.
Cuando los seis (31) han sido muertos y
abandonados a los pies del Maestro, entonces el discípulo está sumido en el
UNO, (32) se convierte en este UNO, y en él vive.
Antes de entrar en aquel sendero, debes
destruir tu cuerpo lunar (33) expurgar tu cuerpo mental (34) y purificar tu
corazón.
Las puras aguas de eterna vida, claras y
cristalinas, no pueden mezclarse con los cenagosos torrentes del tempestuoso
monzón.
La gota de rocío celeste que acariciada por el
primer rayo de sol matutino, brilla en el seno del loto, una vez caída al
suelo, conviértese en barro; mira: la perla es ahora una partícula de cieno.
Lucha ron tus pensamientos impuros antes que
ellos te dominen. Trátalos como pretenden ellos tratarte a ti, porque, si
usando de tolerancia con ellos, arraigan y crecen, sábelo bien, estos
pensamientos te subyugarán y matarán. Cuidado, discípulo, no permitas que ni
aun la sombra de ellos se acerque a ti. Porque crecerá, aumentará en magnitud y
poder, y entonces esta cosa de tinieblas absorberá tu ser antes que te hayas
dado cuenta de la presencia del monstruo negro y
abominable.
abominable.
Antes que el «místico Poder» (35) pueda hacer
de ti un dios, oh lanú, debes haber adquirido la facultad de destruir a
voluntad tu forma lunar.
El YO material y el Yo espiritual jamás pueden
estar juntos. Uno de los dos tiene que desaparecer: no hay lugar para
entrambos.
Antes de que la mente de tu alma pueda
comprender, el capullo de la personalidad debe ser aplastado, y el gusano del
sensualismo ha de ser aniquilado, sin resurrección posible.
No puedes recorrer el Sendero antes de que tú
te hayas convertido en el Sendero mismo.(36)
Haz que tu alma preste oído a todo grito de
dolor, de igual modo que descubre su corazón el loto para absorber los rayos
del sol matutino.
No permitas que el sol ardiente seque una sola
lágrima de dolor, antes que tú mismo la hayas enjugado en el ojo del afligido.
Pero deja que las ardientes lágrimas humanas
caigan una por una en tu corazón, y que en él permanezcan sin enjugarlas, hasta
que se haya desvanecido el dolor que las causara.
Estas lágrimas, oh tú de corazón muy
compasivo, ,son los arroyos que riegan los campos de caridad inmortal. En este
suelo es donde crece la flor de la medianoche, la flor de Buddha,(37) más
difícil de encontrar y más rara de ver que la flor del árbol Vogay. Es la
semilla que libra del renacimiento al Arhat (38) a cubierto de toda
lucha y concupiscencia, y le guía a través de las regiones del Ser a la paz y
beatitud conocidas únicamente en la región del Silencio y del
No-Ser.
No-Ser.
Mata el deseo; pero si lo matas, vigila
atentamente, no sea que de entre los muertos se levante de nuevo.
Mata el amor a la vida, pero si matas el tanha,(39)
procura que no sea por la sed de vida eterna, sino para sustituir lo
pasajero con la perdurable.
Nada desees. No te irrites contra el Karma (40)
ni contra las leyes inmutables de la Naturaleza. Lucha tan sólo contra lo
personal, lo transitorio, efímero y perecedero.
Ayuda a la Naturaleza y con ella trabaja, y la
Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te prestará obediencia.
Y ante ti abrirá de par en par las puertas de
sus recintos secretos, y pondrá de manifiesto ante tus ojos los tesoros ocultos
en las profundidades mismas de su seno puro y virginal. No contaminados por la
mano de la materia, muestra ella sus tesoros únicamente al ojo del Espíritu,
ojo que jamás se cierra, y para el cual no hay velo alguno en todos sus reinos.
Entonces te indicará los medios y el camino,
la puerta primera y la segunda y la tercera, hasta la misma séptima. y luego te
mostrará la meta, más allá de la cual hay, bañadas en la luz del sol del
Espíritu, glorias inefables, únicamente visibles para los ojos del alma.
Sólo
existe una vereda que conduzca al sendero; sólo al término de ella puede oírse
la «Voz del Silencio». La escala por la cual asciende el candidato está formada
por peldaños de sufrimiento y de dolor: éstos únicamente pueden ser acallados
por la voz de la virtud. ¡Ay de ti, discípulo, si queda un solo vicio que no
hayas dejado atrás! Porque entonces la escala cederá bajo tus plantas y te
precipitará: su base descansa en el profundo cenegal de tus pecados y defectos,
y antes que puedas aventurarte a cruzar este ancho abismo de materia, tienes
que lavar tus pies en las aguas de la Renunciación. Sé precavido, no sea que
pongas un pie todavía manchado en el peldaño inferior de la escala. ¡Ay de
aquel que se atreva a ensuciar con sus pies fangosos un escalón tan solo! El
cieno inmundo y pegajoso se secará, se hará tenaz, pegará sus pies en aquel
sitio, y como el pájaro cogido en la liga del cazador astuto, quedará
imposibilitado para un nuevo progreso. Sus vicios adquirirán forma, y le
arrastrarán hasta el fondo. Sus pecados
levantarán la voz, semejante a la risa ya! plañido del chacal después de la puesta del sol; sus pensamientos se convertirán en un ejército, y se lo llevarán tras sí como a un esclavo.
levantarán la voz, semejante a la risa ya! plañido del chacal después de la puesta del sol; sus pensamientos se convertirán en un ejército, y se lo llevarán tras sí como a un esclavo.
Mata tus deseos, lanú; reduce tus
vicios a la impotencia, antes de dar el primer paso en el solemne viaje.
Ahoga tus pecados, enmudécelos para siempre,
antes de levantar un pie para subir la escala.
Aquieta tus pensamientos y fija toda la
atención en tu Maestro, a quien todavía no ves, pero a quien tú sientes.
Funde tus sentidos en un solo sentido, si
quieres estar seguro contra el enemigo. Por medio de este sentido único, que
está oculto en la concavidad de tu cerebro, es como puede mostrarse ante los
ofuscados ojos de tu alma el escarpado sendero que a tu Maestro conduce.
Largo y penoso es el camino que tienes ante
ti, discípulo. Un solo pensamiento (41) acerca de lo pasado que dejaste en pos
de ti, te arrastrará al fondo, y tendrás que emprender de nuevo la subida.
Mata en ti mismo todo recuerdo de pasadas experiencias.
No mires atrás, o estás perdido.
No creas que pueda extirparse la
concupiscencia satisfaciéndola o saciándola, pues esto es una abominación
inspirada por Mara. Alimentando al vicio es como se desarrolla y adquiere
fuerza, a la manera del gusano que se ceba en el corazón de la flor.
La rosa tiene que convertirse nuevamente en el
capullo nacido de su tallo generador, antes que el parásito haya roído su
corazón y chupado su savia vital.
El árbol de oro produce las yemas preciosas
antes que la tormenta haya maleado su tronco.
El discípulo ha de recobrar el estado
infantil que perdió, antes que el sonido primero pueda herir su oído.
La luz del Maestro UNO, la luz áurea e
inextinguible del Espíritu, lanza desde el principio mismo sus refulgentes
rayos sobre el discípulo. Sus rayos pasan a través de las densas y oscuras
nubes de la materia.
Ora aquí, ora allí, estos rayos la iluminan,
de igual modo que a través del espeso follaje de la selva los rayos del sol alumbran la tierra. Pero, a menos de ser pasiva la
carne, fría la cabeza, y el alma tan firme y pura como deslumbrador diamante,
sus irradiaciones no llegarán a la cámara,(42) sus rayos no
calentarán el corazón, ni los místicos sonidos de las alturas Akásicas (43)
llegarán al oído del discípulo, a pesar de todo su entusiasmo, en el grado
inicial.
A menos de oír, tú no puedes ver.
A menos de ver, tú no puedes oír. Oír y ver:
he aquí el segundo grado.
..............................................................................................................
Cuando el discípulo ve y oye, y cuando huele y
gusta teniendo cerrados los ojos, los oídos, la boca y la nariz; cuando los
cuatro sentidos se confunden y se hallan prestos a pasar al quinto, al del
tacto interno, entonces ha pasado él al grado cuarto.
Y en el quinto, oh matador de tus
pensamientos, todos éstos tienen que ser muertos de nuevo sin esperanza alguna
de reanimación.(44)
Aparta tu mente de todos los objetos externos,
de toda visión exterior. Aparta las imágenes internas, no sea que proyecten una
negra sombra en la luz de tu alma.
Tú estás ahora en el DHARANA, (45) el grado
sexto.
Una vez hayas pasado al séptimo, oh tú
dichoso, no verás ya más el Tres sagrado,(46) porque tú mismo habrás venido a
ser dicho Tres. Tú mismo y la mente, como gemelos en una línea, y la estrella,
que es tu meta, ardiendo encima de tu cabeza. (47) Los tres que moran en la
gloria y bienaventuranza inefables han perdido ahora sus nombres en el mundo de
Maya. Se han convertido en una estrella única, el fuego que arde pero
que no consume, aquel fuego que es el Upadhi (48) de la Llama.
Y esto,
oh Yogui afortunado, es lo que los hombres denominan
Dhyâna (49) el precursor dírecto del Samâdhi. (50)
Y ahora tu Yo se halla perdido en el
YO, tú mismo en TI MISMO,
sumido en AQUEL YO del cual tú emanaste primitivamente.
¿En dóde está tú individualidad, lanú? ¿En
dónde está el lanú mismo? Es la chispa perdida en el fuego, la gota en el
océano, el rayo siempre presente convertido en el Radiación universal y eterna.
Y ahora, lanú, tú eres el agente y el
testigo, el radiador y la radiación, la Luz en el Sonido y el Sonido en la Luz.
Conoces ya los cinco obstáculos, oh tú
bienaventurado. Tú eres su vencedor, el Maestro del sexto, el expositor de los
cuatro modos de Verdad. (51) La luz que sobre ellos se difunde, radia de ti
mismo, oh tú, que fuiste discípulo y eres en la actualidad Maestro.
Y en cuanto a estos modos de Verdad:
¿No has pasado tú por el conocimiento de toda
miseria, la Verdad primera?
¿No has vencido al Rey de los Maras en Tsí, el
pórtico de la asamblea, (52) la verdad segunda?
¿No has exterminado el pecado en la tercera
puerta, y adquirido la Verdad tercera?
¿No has entrado en el Tau, el «Sendero»
que conduce al conocimiento,(53) la verdad cuarta?
Y ahora reposa bajo el árbol Bodhi, que
es la perfección de todo conocimiento; porque sábelo, tú eres
Maestro de SAMADHI. el estado de visión perfecta.
Maestro de SAMADHI. el estado de visión perfecta.
¡Mira! Tú has llegado a ser la Luz, tú te has
convertido en el Sonido, tú eres tu Maestro y tu Dios.
Tú eres TÚ MISMO, el objeto de tus investigaciones, la incesante VOZ que resuena a través de las eternidades, libre de cambio, exenta de pecado, los siete sonidos en uno, la VOZ DEL SILENCIO.
Tú eres TÚ MISMO, el objeto de tus investigaciones, la incesante VOZ que resuena a través de las eternidades, libre de cambio, exenta de pecado, los siete sonidos en uno, la VOZ DEL SILENCIO.
OM TAT SAT
Fragmento
segundo
Los
dos senderos
Y ahora, oh Maestro de Compasión, indica el
camino a los demás hombres. Contempla a todos aquellos que, llamando para ser
admitidos. esperan en la ignorancia y en las tinieblas ver abierta
repentinamente la puerta de la ley suave.
La voz de los candidatos:
¿No revelarás tú, Maestro de tu propia
clemencia, la Doctrina del Corazón? (1) ¿Rehusarás guiar a tus siervos al
Sendero de Liberación?
Dice el Maestro:
Los Senderos son dos; las grandes
Perfecciones, tres:
seis son las Virtudes que trasforman el cuerpo
en el Arbol del Conocimiento.(2)
¿Quién se aproximará a ellos?
¿Quién será el primero que en ellos entrará?
¿Quién oirá primeramente la doctrina de los
dos Senderos en uno, la verdad sin velo acerca del Corazón Secreto? (3)
La ley que, rehuyendo el estudio,
enseña la Sabiduría, revela una historia de angustias.
¡Ah! Triste cosa es que todos los hombres
posean Alaya, (4) que sean uno con la Alma grande, y que, poseyéndola,
Alaya les aproveche tan poco.
Contempla cómo, a semejanza de la luna que se
refleja en las aguas tranquilas, Alaya es reflejada por lo pequeño
y lo grande, se reverbera en los átomos más diminutos,. y sin embargo, no logra
alcanzar el corazón de todos. ¡Ah, qué tan pocos hombres se aprovechen el don,
del inapreciable beneficio de aprender la verdad, de lograr la verdadera
percepción de las cosas existentes, el conocimiento de lo no existente!
Dice el discípulo:
Oh Maestro, ¿qué debo yo hacer para alcanzar la
Sabiduría?
Oh tú, sabio, ¿qué haré para obtener la
perfección?
Dice el Maestro:
Ve en busca de los Senderos. Pero, oh lanú,
sé limpio de corazón antes de emprender el viaje. Antes de dar el primer
paso, aprende a discernir lo verdadero de lo falso, lo siempre fugaz de lo
sempiterno. Aprende sobre todo a distinguir la Sabiduría de la Cabeza, de la
Sabiduría del Alma; la doctrina del «Ojo», de la del «Corazón».
Verdaderamente, la ignorancia se asemeja a un
vaso cerrado y sin aire; el alma es como un pajarilla preso en su interior. No
gorjea ni puede mover una pluma, mudo y aletargado queda el cantor, y exhausto
muere.
Pero aun la ignorancia misma es preferible a
la Sabiduría de la Cabeza, si ésta no tiene la Sabiduría del Alma para
iluminarla y dirigirla.
Las semillas de Sabiduría no pueden germinar y
desarrollarse en un espacio sin aire. Para vivir y cosechar experiencia,
necesita la mente anchura y profundidad y fines que la atraigan al
Alma-Diamante.(5)
No busques tales fines en el reino de Maya; remóntate por encima de las ilusiones, busca al eterno e inmutable Sat,(6) desconfiado de las falsas sugestiones de la fantasía.
No busques tales fines en el reino de Maya; remóntate por encima de las ilusiones, busca al eterno e inmutable Sat,(6) desconfiado de las falsas sugestiones de la fantasía.
Porque la mente es parecida a un espejo;
cúbrese de polvo mientras refleja. (7) Ha menester de las suaves brisas de la
Sabiduría del Alma para que arrebaten el polvo de nuestras ilusiones. Procura,
principiante, fundir tu mente con tu Alma.
Huye de la ignorancia, huye igualmente de la
ilusión. Aparta tu faz de las decepciones mundanales; desconfía de tus
sentidos, porque son falsos. Pero en lo interior de tu cuerpo, en el sagrario
de tus sensaciones, busca en lo impersonal al «hombre eterno», (8) y una
vez lo hayas encontrado, mira hacia dentro: eres Buddha. (9)
Apártate del aplauso, oh tú, devoto. El
aplauso conduce al engaño propio. Tu cuerpo no es el yo; tu YO existe por sí
mismo independientemente del cuerpo, y no le afectan ni los elogios ni los
vituperios.
La propia alabanza, discípulo, es a manera de
una torre elevada, a la cual ha subido un loco presuntuoso, que permanece allí
en orgullosa soledad e inadvertido de todos, excepto de él mismo.
El falso saber es desechado por el sabio y
esparcido a los vientos por la buena ley. Su rueda gira para todos, así para el
humilde como para el soberbio. La «Doctrina del Ojo» (10) es para la multitud;
la «Doctrina del Corazón» es para los elegidos. Los primeros repiten con
orgullo: «Ved, yo sé»; los segundos, aquellos que humildemente han recogido la
cosecha, en voz baja dicen: «Así he oído yo».(11)
«Gran Tamizador» es el nombre de la «Doctrina
del Corazón», discípulo.
La rueda de la buena ley se mueve rápidamente.
Muele de noche y de día. Separa del dorado grano la despreciable
cascarilla, y de la harina los desechos.
La mano del Karma guía la rueda, y sus vueltas marcan los latidos del corazón kármico.
La mano del Karma guía la rueda, y sus vueltas marcan los latidos del corazón kármico.
El verdadero saber es la harina; la falsa
ciencia es la cascarilla. Si quieres comer el pan de Sabiduría, tienes que
amasar tu harina ron las límpidas aguas de Amrita; (12) pero si amasas
tú escorias con el rocío de Maya no
harás sino preparar alimento para las negras palomas de la muerte, para las
aves de nacimiento, miseria y dolor.
Si te dicen que, para convertirte en un Arhán
(13) tienes que dejar de amar a todos los seres, diles que mienten.
Si te dicen que, para conseguir la liberación,
has de odiar a tu madre y desatender a tu hijo, negar a tu padre y llamare «amo
de casa», (14) renunciar a toda compasión por el hombre y el animal, diles que
su lengua es falaz.
Esto enseñan los Tirthikas,(15) los incrédulos.
Si te
enseñan que el pecado nace de la acción, y la bienaventuranza de la inacción
absoluta, diles entonces que yerran. La falta de continuidad de la acción
humana; la liberación de la esclavitud de la mente por medio de la cesación del
pecado y de los vicios, no son para «Yos-Deva».(16) Tal dice la «Doctrina del
Corazón».
El Dharma (17) del «Ojo» es la
encarnación de lo externo y de lo no existente.
El Dharma del «Corazón» es la
encarnación de Bodhi; (18) lo Permanentemente y lo Sempiterno.
La lámpara arde con brillantez cuando la mecha
y el aceite son puros. Para purificarlos es menester un purificador. La llama
no experimenta el proceso de purificación. «Las ramas de un árbol son sacudidas
por el viento; el tronco permanece inmóvil».
La acción e inacción pueden hallar juntas
cabida en ti; agitado tu cuerpo, tranquila tu mente, tan nítida tu Alma como un
lago de la montaña.
¿Quieres tú convertirte en un Yogui del
«Círculo del tiempo»?
Entonces, oh lanú:
No creas que viviendo en selvas sombrías, en
orgulloso retiro y apartamiento de los hombres, no creas tú que alimentándote
sólo con hierbas y raíces y mitigando la sed con la nieve de la gran
Cordillera; (19) no creas tú, devoto, que todo esto pueda conducirte a la meta
de la liberación final.
No imagines que con quebrantar tus huesos y
lacerar tus carnes te unas a tu «yo silencioso».(20) No pienses que una vez
vencidos los pecados de tu forma grosera, oh Víctima de tus sombras (21) queden
cumplidos tus deberes para con la Naturaleza y el hombre.
Los bienaventurados han desdeñado obrar de tal
suerte. El León de la Ley, el Señor de Misericordia (22) al descubrir la
verdadera causa de la miseria humana, abandonó inmediatamente el dulce pero
egoísta reposo de la selva tranquila. De Aranyaka (23) , pasó a ser
Maestro de la humanidad. Después de haber Julai (24) entrado en el Nirvana, predicó
en el monte y el llano, y pronunció discursos en las ciudades, a los Devas, a
los hombres ya los dioses. (25)
Siembra buenas acciones, y recogerás el fruto
de ellas. La inacción en una obra de caridad, viene a ser acción en un pecado
mortal.
Así habla el Sabio:
¿Te abstendrás de la acción? No es así como
alcanzará tu alma su libertad. Para llegar al Nirvana, debe uno
conseguir el conocimiento de Sí mismo; y el conocimiento de Sí mismo es hijo de
las buenas obras.
Ten paciencia, candidato, como aquel que no
teme ningún fracaso, ni acaricia triunfo alguno. Fija la mirada de tu alma en
la estrella cuyo rayo eres tú, (26) en la estrella flamígera que resplandece en
los tenebrosos abismos del eterno Ser, en las regiones sin límites de lo
Desconocido.
Ten perseverancia, como aquel que resiste
eternamente. Tus sombras viven y se desvanecen; (27) aquello que en ti vivirá
siempre, aquello que en ti conoce, porque es el conocimiento, (28) no
está dotado de vida efímera, es el hombre que fue, es y será, y para quien
jamás sonará la hora.
Si pretendes lograr dulce paz y reposo,
discípulo, siembra con las semillas del mérito los campos de las cosechas
venideras. Acepta las miserias del nacimiento.
Pasa de la luz del sol a la sombra para hacer
más sitio a otros. Las lágrimas que riegan el árido suelo de dolores y
tristezas, hacen brotar las flores y los frutos de retribución kármica. Del
horno de la humana vida y de su negro humo elévanse llamas aladas, llamas
puras, que remontándose más y más bajo el ojo kármico, tejen al fin la tela
gloriosa de las tres vestiduras del Sendero.(29)
Estas vestiduras son: Nirmânakâya, Sambhoga
Kâya y Dharmakâya, la sublime vestidura. (30)
La vestidura Shangna, (31) puede
verdaderamente proporcionar la luz eterna. La vestidura Shangna sólo da
el Nirvana de destrucción; pone término al
renacimiento, pero, oh lanú, también mata la compasión.
Los Buddhas perfectos que están revestidos de la gloria de Dharmakâya, no pueden ya coadyuvar a la salvación del hombre. ¡Ah!, ¿serán todos los YOS sacrificados al Yo; la humanidad al bienestar de Unidades?
Los Buddhas perfectos que están revestidos de la gloria de Dharmakâya, no pueden ya coadyuvar a la salvación del hombre. ¡Ah!, ¿serán todos los YOS sacrificados al Yo; la humanidad al bienestar de Unidades?
Sabe, principiante, que éste es el SENDERO patente,
el camino que conduce a la bienaventuranza egoísta, despreciada por los Boddhisattvas
del «Corazón Secreto», los Buddhas de Compasión.
Vivir para el bien de la humanidad, es el
primer paso. Practicar las seis virtudes gloriosas, (32) es el segundo.
El tomar para sí la humilde vestidura del Nirmanakâya,
es renunciar a la eterna felicidad de uno mismo, para contribuir a la
salvación del hombre El obtener la bienaventuranza del Nirvana y
renunciar luego a ella, es el paso final, supremo, el más alto en el Sendero de
la Renunciación.
Sabe, discípulo, que éste es el SENDERO secreto
escogido por los Buddhas de Perfección que han sacrificado el YO a los Yos
más débiles.
Empero; si la «Doctrina del Corazón» es de un
vuelo excesivamente elevado para ti; si has menester de auxilio para ti mismo y
temes ofrecérselo a los demás, entonces, oh tú de corazón tímido, sábelo con
tiempo, conténtate con la «Doctrina del Ojo» de la Ley.
Espera, no obstante. Porque si el «Sendero
secreto» es inaccesible para ti en este «día», estará a tu alcance
«mañana».(33) No olvides que ningún esfuerzo, ni aun el más insignificante, así en buena como en mala dirección, puede desvanecerse del mundo de las causas. Ni aun el disipado humo queda sin huella. «Una palabra dura pronunciada en pasadas vidas, no es destruida, vuelve de nuevo».(34) No nacerán rosas del pimentero, ni la argentina estrella del perfumado jazmín se convertirá en una espina o un cardo.
«mañana».(33) No olvides que ningún esfuerzo, ni aun el más insignificante, así en buena como en mala dirección, puede desvanecerse del mundo de las causas. Ni aun el disipado humo queda sin huella. «Una palabra dura pronunciada en pasadas vidas, no es destruida, vuelve de nuevo».(34) No nacerán rosas del pimentero, ni la argentina estrella del perfumado jazmín se convertirá en una espina o un cardo.
Puedes tú crear en este «día» las
eventualidades para tu «mañana». En la «Gran Jornada», (35) las causas a cada
hora sembradas llevan consigo, cada una de ellas, su cosecha de efectos, porque
la inflexible Justicia rige el mundo. Con poderoso impulso de acción que jamás
yerra, aporta a los mortales vidas de felicidad o de sufrimiento, progenie
kármica de todos nuestros anteriores pensamientos y actos.
Atesora, pues, por tanto mérito como hay en
reserva para ti, oh tú de corazón paciente. Ten buen ánimo y conténtate con tu
suerte. Tal es tu Karma, (36) el Karma
del cielo de tus nacimientos, el destino de aquellos
que en su dolor y tristeza, han nacido al mismo tiempo que tú, regocíjate y
llora de vida en vida, encadenado a tus acciones pasadas.
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Trabaja para ellos «hoy», y ellos trabajarán
para ti «mañana».
De la yema de la Renuncia del Yo, brota el
dulce fruto de la Liberación final.
Condenado a perecer está aquel que, por miedo
a Mara, se abstiene de ayudar al hombre, como no sea en provecho propio. El
peregrino que ansía refrescar sus secos labios en las aguas vivas, y sin
embargo no se atreve a lanzarse en ellas por temor a la corriente, se expone a sucumbir
de calor. La inacción originada del miedo egoísta, no puede producir sino malos
frutos.
El devoto egoísta vive sin objeto alguno. El
hombre que no desempeña la tarea que tiene asignada en la vida, ha vivido en
vano.
Sigue la rueda de la vida, sigue la rueda del
deber para con la raza y la familia, el amigo y el enemigo, y cierra tu mente
así a los placeres como a los dolores. Agota la ley de retribución kármica.
Atesora Siddhis (37) para tu nacimiento venidero.
Si no puedes tú ser sol, sé el planeta
humilde. Si no te es dable resplandecer como el sol de mediodía sobre el monte nevado de la pureza eterna, entonces, oh neófito, elige
una vía más humilde.
Muestra el «Camino», siquiera lo hagas
vagamente y confundido entre la multitud; como lo muestra la estrella
vespertina a aquellos que siguen su ruta en medio de la oscuridad.
Contempla como Migmar, (38) cubriendo su «Ojo»
con su velo carmesí, pasa majestuosamente acariciando la tierra adormecida.
Observa el aura ardiente de la «Mano» de Lhagpa (39) extendida en señal de
amorosa protección sobre la cabeza de sus ascetas. Ambos son ahora servidores
de Nyima, (40) o dejados en su ausencia como centinelas silenciosos durante la
noche. Uno y otro fueron, sin embargo, en pasado Kalpas, Nyimas
resplandecientes, y podrán en «días» venideros convertirse de nuevo en dos
soles. Tales son las caídas y los encumbramientos de la ley kármica en la
naturaleza.
Sé como ellos, lanú. Da luz y
refrigerio al agobiado peregrino, y busca a aquel que sabe todavía menos que
tú; aquel que sumido en desolación cruel, detiénese hambriento dcl pan de
Sabiduría y del pan que alimenta a la sombra, sin Maestro, sin esperanza ni
suelo, y hazle oír la ley.
Dile, candidato, que aquel que hace del
orgullo y del amor propio unos esclavos de la devoción; que aquel que, aferrándose a la existencia, ofrece, no obstante, su
conformidad y sumisión a la ley, como una fragante flor depositada a los pies
de Shakya- Thubpa, (41) llega a ser un Srôtâpatti (42) en la presente
encarnación. Los Siddhis de perfección pueden columbrarse a lo lejos muy
lejos; pero se ha dado el primer paso, él ha entrado ya en la corriente, y
puede adquirir la vista del águila de las montañas y el oído de la tímida
corza.
Dile, oh aspirante, que la verdadera devoción puede
devolverle el conocimiento, aquel conocimiento que fue suyo de :remotas
encarnaciones. La vista del Deva y el oído del Deva no se logran
en una breve existencia.
Sé humilde, si quieres alcanzar la Sabiduría.
Sé más humilde aún, cuando de la Sabiduría
seas dueño.
Sé a manera del océano, que recibe todos los
ríos y torrentes. La poderosa calma del mar permanece inalterable, sin
sentirlos.
Refrena tu yo inferior mediante tu Yo divino.
Refrena lo Divino por medio de lo Eterno.
Grande, en verdad, es aquel que aniquila el
deseo.
Más grande aún es aquel en quien el Yo divino
ha destruido hasta la noción del deseo.
Vigila lo Inferior, no sea que mancille lo
Superior.
El camino de la Liberación final está dentro
de tu YO.
Aquel camino empieza y termina más allá del
YO. (43)
Menospreciada de los hombres y humilde, a los
ojos altaneros del Tirthika,(44) es la madre de todos los ríos;
vacía la humana forma, a los ojos de los necios, aunque llena de las dulces
aguas del Amrita. Con todo, el origen de los ríos sagrados es la región
sagrada, (45) y aquel que posee la Sabiduría, es honrado por todos los hombres.
Los Arhans y los Sabios de visión sin
límites (46) son tan raros como la flor del árbol Udumbara. Nacen los Arhans
a la hora de medianoche, al mismo tiempo que la sagrada planta de nueve y
siete tallos, (47) la flor santa que se abre y despliega en las tinieblas
surgiendo del límpido rocío y del lecho helado de las nevadas cumbres, no
holladas por ningún pie pecador.
Ningún Arhán, oh lanú, llega a
serlo en aquella encarnación en que, por vez primera, empieza el Alma a suspirar por la Liberación final. Sin embargo, oh tú de corazón
al1sioso, a ningún guerrero que voluntariamente se ofrezca a pelear en la fiera
lucha entre los vivos y los muertos,(48) a ningún recluta se le puede negar el
derecho de entrar en el sendero que conduce al campo de batalla.
Porque, o vencerá, o sucumbirá.
Si vence, el Nirvana será suyo. Antes
que arroje la sombra de su envoltura mortal, aquella causa preñada de angustias
y de dolor sin límites, venerarán los hombres en él un grande y santo Buddha.
Y si sucumbe, entonces tampoco sucumbe en
vano; los enemigos a quienes mató en el combate postrero, no volverán a la vida
en su próximo nacimiento.
Pero si quieres obtener el Nirvana, o
desechar el premio,(49) no sea tu incentivo el fruto de la acción y de la
inacción, oh tú de corazón intrépido.
Sabe que al Bodhisattva que trueca la
Liberación por la Renuncia, con el objeto de asumir las miserias de la «Vida
Secreta», (50) se le califica de «tres veces Honrado»; oh tú, candidato al
sufrimiento por espacio de los ciclos.
El SENDERO es uno, discípulo; no obstante, a
su término se divide en dos. Marcadas están sus etapas por cuatro y siete
Portales. En uno de los extremos hay la bienaventuranza inmediata; en el otro,
la bienaventuranza diferida. Una y otra son la recompensa del mérito; la
elección está en tu mano.
El Sendero Uno se convierte en dos; el Patente
y el Secreto. (51) El
primero conduce a la meta; el segundo al sacrificio de sí mismo.
Cuando a lo Permanente es sacrificado
la Mutable, tuyo es el premio; la gota vuelve al punto de donde
procedió. El SENDERO patente conduce al cambio sin cambios, al Nirvana,
al estado glorioso de lo Absoluto, a la felicidad jnconcebible para
el humano entendimiento.
Así, pues, el primer Sendero es la LIBERACIÓN.
Pero el Segundo Sendero es la RENUNCIACIÓN, y
por esto se le llama «Sendero de Dolor».
El Sendero secreto conduce al Arhán a
sufrimientos mentales indecibles; sufrimientos por los Muertos vivientes, (52)
y compasión impotente por los hombres que gimen en la kármica amargura; los
Sabios no se atreven a suavizar el fruto del Karma.
Porque, escrito está: «Enseña a evitar todas
las causas; a la ondulación del efecto, lo mismo que a la grande oleada del
aguaje, las dejarás seguir su curso».
El «Sendero patente», no bien hayas llegado a
su meta, te conducirá a desechar el cuerpo Boddisáttvico, y te hará entrar en el estado tres veces glorioso de Dharmakâya, (53)
que es el olvido del mundo y de los hombres para siempre.
El «Sendero secreto» conduce igualmente a la
felicidad Paranirvánica, pero al fin de Kalpas sin cuento; de Nirvânas
ganados y perdidos por piedad y compasión inmensa por el mundo de mortales
engañados.
Pero se ha dicho: «El último será el más
grande»: Samyak Sambuddha, el Maestro de Perfección, abandonó su Yo para
la salvación del Mundo, deteniéndose en los umbrales del Nirvana, el
estado puro.
............................................................................................................
Ahora posees ya el conocimiento acerca de los
senderos. Día vendrá para tu elección, oh tú de alma
ansiosa, cuando hayas llegado al fin y pasado los siete Portales. Tu mente está iluminada. Ya no te hallas perdido en el intrincado laberinto de pensamientos ilusorios, porque tú lo has aprendido todo. Ante ti está la Verdad sin velo, fijando en tu faz sus ojos severos.
Ella dice:
ansiosa, cuando hayas llegado al fin y pasado los siete Portales. Tu mente está iluminada. Ya no te hallas perdido en el intrincado laberinto de pensamientos ilusorios, porque tú lo has aprendido todo. Ante ti está la Verdad sin velo, fijando en tu faz sus ojos severos.
Ella dice:
«Dulces son los frutos del Reposo y de la
Liberación para el provecho del Yo; pero más dulces aún son los frutos
de un duradero y amargo deber. Sí, la Renunciación en beneficio de los demás,
de tus semejantes que sufren».
Aquel que se convierte en Pratyêka-Buddha (54)
presta obediencia sólo a su Yo. El Bodhisattva que ha ganado la batalla, que en su mano tiene el premio de la victoria y sin
embargo, dice en su compasión divina:
«En provecho de otros cedo este gran premio»; efectúa la mayor Renunciación.
«En provecho de otros cedo este gran premio»; efectúa la mayor Renunciación.
ES UN SALVADOR DEL MUNDO.
¡Mira! La meta de la beatitud y el largo
Sendero de Amargura están en el último extremo. ¡Puedes elegir la una o el
otro, oh aspirante al Dolor, durante los ciclos venideros!...
OM VAJRAPANI HUM
Fragmento
tercero
Los siete portales
“UPADRA”, (l) la elección está hecha; estoy
sediento de Sabiduría. Ahora has rasgado el velo puesto ante el Sendero
secreto, y me has enseñado el Llana (2) menor. He aquí tu siervo,
dispuesto para que le guíes”.
Bien está, Srâvaka. (3) Prepárate porque tendrás que viajar solo.
El Maestro no puede hacer más que indicar el camino. El Sendero es uno solo
para todos; los medios para llegar a la meta han de variar según los
Peregrinos.
¿Qué escogerás oh tú de corazón intrépido? ¿El
Samtan (4) de la «Doctrina del Ojo», la cuádruple Dhyâna,(4) o
bien seguir tu camino por las Pâramaitâs, (5) seis en número,
nobles puertas de virtud que conducen a Bodhi y a Prajna, el
séptimo escalón de la Sabiduría?
El escabroso Sendero de la cuádruple Dhyâna
va serpenteando hacia lo alto. Tres veces grande es aquel que sube
hasta la empinada cumbre.
Las Pâramíticas alturas encuéntranse
cruzadas por un sendero más escarpado todavía. Tienes que luchar disputando tu
camino a través de siete Portales, a través de siete fortalezas defendidas por
astutos y crueles Poderes, las pasiones encarnadas.
Ten buen ánimo, discípulo; acuérdate de la
regla de oro. Una vez hayas pasado por la puerta Strôtâpatti,(6) «el
que ha entrado en la corriente»; una vez haya hollado tu pie el lecho de la
corriente Nirvánica, en ésta o en alguna vida venidera, no tienes más
que otros siete nacimientos ante ti, oh tú de voluntad diamantina.
Mira; ¿qué ves ante tus ojos; oh aspirante a
la Sabiduria divina?
«Sobre el abismo de la materia está el manto
de tinieblas; entre sus pliegues yo lucho. Bajo la mirada mía vuélvese más
denso, Señor; se disipa con el movimiento de tu mano. Una sombra se agita
arrastrándose a semejanza de los anillos de la serpiente que se extiende. . .
Se agranda, se hincha, y desaparece en las tinieblas».
Es la sombra de ti mismo más allá del Sendero,
proyectada en la lobreguez de tus pecados.
«Si, Señor; yo veo el SENDERO; con su base en
el cieno y sus cimas perdidas en la gloriosa luz Nirvánica. Y ahora
contemplo los cada vez más angostos portales en el áspero y espinoso camino de
Gnyana.» (7)
Tú ves bien, lanú. Estos Portales
conducen al aspirante, a través de las aguas, «a la otra orilla».(8) Cada
Portal tiene una llave de oro que abre su puerta; estas llaves son:
1. DANA, la llave de caridad y de amor
inmortal.
2. SHILA, la llave de la armonía en la palabra
y acción, la llave que contrabalancea la causa y el efecto, y que no deja ya
lugar a la acción kármica.
3. KSHANTI, la dulce paciencia que nada puede
alterar.
4. VIRAG', la indiferencia al placer y al
dolor, vencida la ilusión, percíbese la Verdad pura.
5. VIRYA, la energía impertérrita, que desde
el cenegal de las terrenas mentiras, lucha abriéndose paso hacia la VERDAD
suprema.
6. DHYANA, cuya puerta de oro una vez abierta,
conduce al Narjol (9) hacia el reino del eterno Sat y su
contemplación incesante.
contemplación incesante.
7. PRAJNA, cuya llave hace del hombre un dios,
constituyéndole en Bôdhisattva, hijo de los Dhyânis.
Tales son las llaves de oro de los Portales.
Antes de que puedas acercarte al ultimo
Portal, oh forjador de tu libertad, tienes que hacerte dueño de estas pâramitas
de perfección, las virtudes trascendentales, en numero de seis y diez, a lo
largo del penoso Sendero.
Porque, oh, discípulo, antes que te halles en
disposición de encontrarte con tu Preceptor cara a cara, con tu MAESTRO frente
a frente, ¿qué se te ha dicho?
Antes que puedas tu acercarte a la primera
puerta, tienes que aprender a separar tu cuerpo de tu mente, a disipar la
sombra, ya vivir en lo eterno. Para ello has de vivir y alentar en todo, como
en ti alienta cuanto ves; has de sentirte residiendo en todas las cosas, ya
todas las cosas en el Yo.
No permitirás que tus sentidos hagan de tu mente
un sitio de recreo.
No separarás tu ser del SER y de los otros
seres; antes sumirás el Océano en la gota, y la gota en el Océano.
Así estarás en perfecta armonía con todo
cuanto vive; amarás a los hombres, como si fuesen todos ellos tus compañeros y hermanos,
discípulos de un mismo Maestro, hijos de una misma tierna madre.
Los instructores son muchos, el ALMA-MAESTRO
(10) es una Alaya, el Alma Universal. Vive en aquel MAESTRO, como SU
rayo vive en ti. Vive en tus compañeros, como viven ellos en ÉL.
Antes que puedas tu poner los pies en el
umbral del Sendero; antes de cruzar la primera Puerta, tienes que fundir a los
dos en el Uno y sacrificar lo personal al YO impersonal, destruyendo así el
«sendero» que hay entre los dos: Antaskarana.(11)
Debes hallarte preparado para responder al Dharma,
la ley inflexible, cuya voz te preguntará al dar tu primer paso, tu paso
inicial :
«¿Te has conformado con todas las reglas, oh
tú de esperanzas sublimes?»
«¿Has puesto a tono tu corazón y tu mente, con
la gran mente y el corazón de la humanidad entera? Porque así como en la
rugiente voz del Río sagrado resuenan a manera de ecos los sonidos todos de la
Naturaleza, (12) así también el corazón de aquel que pretenda entrar en la
corriente, debe vibrar respondiendo a cada suspiro y pensamiento de todo cuanto
vive y alienta. »
...................................................................................................
Los discípulos pueden compararse a las cuerdas de la Vina, eco del alma; la humanidad a su caja armónica; la mano que la pulsa, al soplo melodioso de la GRAN ALMA DEL MUNDO. La cuerda que no responde a la pulsación del Maestro, en dulce armonía con todas las demás, se rompe y se la arroja. Así deben ser las mentes colectivas de los Lanús-Sravakas.
Tienen que estar acordes con la mente del Upadya,
unificarse con la Super-Alma, o separarse de una vez
Esto último es lo que hacen los «Hermanos de
la Sombra», los destructores de sus almas, la espantable región de los Dag-Dugpa.(13)
¿Has
puesto a tono tu ser con el gran dolor de la Humanidad, oh candidato a la Luz?
¿Sí...? Entonces puedes entrar. Sin embargo,
antes de poner el pie en el triste Sendero de Dolor, es bien que conozcas
primero las asechanzas dispuestas en tu camino.
..................................................................................................
Armado con la llave de Caridad, de amor y
tierna compasión, (14) seguro estás ante la puerta de Dâna, la puerta
que haya la entrada del SENDERO.
¡Mira, peregrino feliz! El portal que tienes
frente ti es alto y anchuroso: parece de fácil acceso. El camino que lo
atraviesa es recto, liso y lleno de verdor. Aseméjase a un claro de sol en las
sombrías profundidades de la selva, es un punto de la tierra reflejado, el
paraíso de Amitabha.(15) Ruiseñores de esperanza y aves
de irisado plumaje trinan allí, en las verdes enramadas, cantando victoria a
los intrépidos peregrinos. Cantan las cinco virtudes de los Bôdhissattvas, la
quíntuple fuente del poder Bodhi y los siete escalones del Conocimiento.
¡Pasa adelante! Pues contigo has traído la
llave; tú estás seguro.
Hacia la segunda puerta verdece también el
camino. Pero es muy escabroso y va serpenteando hacia arriba; sí, hasta la
roqueña cúspide. Nieblas grises se cernerán sobre su áspera y peñascosa cima, y
más allá todo quedará oscuro. Según va ascendiendo el peregrino, resuena más y
más débil en su corazón el canto de esperanza. El estremecimiento de la duda
amenaza apoderarse de él; su paso es menos firme.
¡Cuidado con ello, candidato! Precávete del
pavor que va extendiéndose, a semejanza de las negras y silenciosas alas del
murciélago de la medianoche, entre el claro de luna de tu alma y tu grandiosa
meta que allá en lontananza se vislumbra.
El temor, discípulo, mata la voluntad y
paraliza toda acción. Si de la virtud Shîla (16) está falto, el peregrino
tropieza y guijarros kármicos lastiman sus pies en el pedregoso sendero.
Ten seguro el pie, candidato. Baña tu alma en
la esencia del Kshanti (17) pues ya te acercas al portal de este nombre,
la puerta de fortaleza y paciencia.
No cierres los ojos, no apartes la vista del Dorje;
(18) las saetas de Mara hieren siempre al hombre que no ha alcanzado el Virâga.(19)
Guárdate de temblar. Con el hálito del miedo
se enmohece la llave de Kshanti; la llave enmohecida resiste a abrir la
cerradura.
Cuanto más avances, tantos más lazos
encontrarán tus pies. El sendero que a la meta conduce está iluminado por una
luz única, la luz del arrojo, que arde en el corazón. Cuanto más osa uno, tanto
más obtendrá. Cuanto más teme, tanto más palidecerá aquella luz, la única que
puede guiarle. Porque así como el último rayo de sol que resplandece en la
cumbre de una gran montaña, al desvanecerse va seguido de la negra noche, otro
tanto acontece con la luz del corazón. Cuando ésta se extinga, una sombra negra
y amenazadora caerá de tu propio corazón sobre el sendero, y el terror clavará
en el suelo tus plantas.
Precávete, discípulo, contra esta sombra
letal. Ninguna luz irradiada del Espíritu es bastante para disipar las
tinieblas del alma inferior, a menos que de ella haya desaparecido todo
pensamiento egoísta, y que el peregrino diga: «yo he renunciado a esta
forma pasajera; he destruido la causa; las sombras proyectadas, como efectos
que son, no pueden existir ya más». Porque ahora ha estallado el grande y
último combate, la lucha final entre el Yo Superior y el Inferior. Mira,
el campo de batalla mismo se halla ahora absorbido en la gran guerra, y no
existe ya.
Pero una vez has pasado la puerta de Kshanti,
está dado ya el tercer paso. Tu cuerpo es esclavo tuyo. Prepárate ahora
para el cuarto, el Portal de tentaciones que tiende lazos al hombre interno.
Antes que puedas aproximarte a la meta, antes
de alzar la mano para levantar la aldaba de la cuarta puerta, tienes que haber
dominado en tu yo todos los cambios mentales y matado al ejército de
sensaciones y de pensamientos, que, sutiles e insidiosos, deslízanse
inadvertidos dentro del radiante sagrario del alma.
Si no quieres tú ser matado por ellas, debes
hacer inofensivas tus propias creaciones, las hijas de tus pensamientos,
invisibles, impalpables, que pululan en torno del género humano, progenie y
herederos del hombre y de sus despojos terrenales. Has de considerar la
vacuidad de lo aparentemente lleno, la plenitud de lo aparentemente vacío.
Mira, intrépido aspirante, al fondo más recóndito de tu propio corazón, y
responde. ¿Conoces los poderes del Yo, tú que percibes sombras exteriores?
De no ser así, estás perdido.
Porque en el cuarto Sendero la más leve brisa
de pasión o deseo agitará la luz tranquila sobre los muros blancos y limpios
del alma. La más ligera oscilación de anhelo o pesadumbre por los ilusorios
dones de Maya, en el trayecto del Antaskarana -el sendero que hay
entre tu Espíritu y tu yo, el camino real de las sensaciones, rudos
despertadores del Ahankara-,(20) un pensamiento cualquiera, tan
rápido como el rayo, te hará perder tus tres premios, los premios que has
ganado.
Pues sabe que lo ETERNO no conoce cambio
alguno.
«Aléjate para siempre de las ocho espantables
miserias. De no hacerlo, con seguridad no puedes tú llegar a la sabiduría, ni
aun a la liberación», dice el gran Señor, el Tathágata de perfección,
«aquel que ha seguido las huellas de sus predecesores».(21)
Rígida y exigente es la virtud del Virâga. Si
su sendero quieres ganar, debes mantener tu mente y tus percepciones mucho más
libres que antes de matar la acción.
Tienes que saturarte de pura Alaya, llegar
a identificarte con el Alma-Pensamiento de la Naturaleza. Aunado con ella, eres
invencible; de ella separado, te conviertes en sitio
de recreo del Samvriti,(22) origen de todas las ilusiones del
mundo.
Todo es impermanente en el hombre, excepto la
pura y brillante esencia de Alaya. El hombre es su rayo cristalino; un
rayo de luz inmaculada en lo interior, una forma de barro material en la
superficie inferior. Aquel rayo es el guía de tu vida y tu verdadero Yo, el
Vigilante y Pensador silencioso, la víctima de tu yo inferior. No puede tu alma
ser herida
sino a través de tu cuerpo sujeto al error; reprime y domina a los dos, y podrás cruzar seguro la cercana «Puerta de la Balanza».
sino a través de tu cuerpo sujeto al error; reprime y domina a los dos, y podrás cruzar seguro la cercana «Puerta de la Balanza».
Ten buen ánimo, osado peregrino que «a la otra
orilla» te diriges. No hagas caso de los murmullos de las legiones de Mara;
ahuyenta a los tentadores, los aviesos espíritus, los envidiosos Lhamayin (23)
del espacio sin límites.
¡Mantente firme! Te acercas ya al Portal del
centro, la puerta de Angustia, con sus diez mil asechanzas.
Subyuga tus pensamientos, tú que luchas por la
perfección, si pretendes atravesar sus umbrales.
Subyuga tu alma, tú que vas en busca de
verdades inmortales si a la meta quieres llegar .
Concentra la mirada de tu alma en la Luz una y
pura, en la Luz inmutable y haz uso de tu Llave de oro.
......................................................................................................
Ha llegado a tu término la penosa tarea; tus
trabajos han casi concluido. Muy poco falta para llegar al otro lado del
inmenso abismo que abría sus fauces para tragarte.
Has atravesado ya el foso que rodea la puerta
de las humanas pasiones. Has vencido ya a Mara y su legión furiosa.
Has extirpado de tu corazón la podredumbre y
lo has sangrado de todo deseo impuro. Mas no ha concluido todavía tu tarea,
glorioso combatiente. Construye alto, lanú, el muro que circundará la
Isla Santa, (24) el dique que protegerá tu mente del orgullo y de la
satisfacción, al pensar en la grande hazaña llevada a cabo.
Un sentimiento de orgullo echaría a perder la
obra. Sí, constrúyelo fuerte, no sea que, en su furioso embate, las olas que
suben al asalto y baten la orilla desde el océano del gran Mundo de Maya, traguen
al peregrino y la isla; sí, aun después de haber conseguido la victoria.
Tu «Isla» es el ciervo, tus pensamientos los
galgos que le fatigan y acosan en su carrera hacia la corriente de Vida. ¡Ay
del ciervo que es alcanzado por los demonios ladradores antes de llegar al
valle del Refugio -Dhyân Mârga- (25) llamado «sendero» del Conocimiento
puro!»
Antes que puedas establecerte en el Dhyân
Mârga y llamarlo tuyo, tiene que llegar a ser tu alma como el mango maduro,
tan dulce y suave como su dorada y brillante pulpa para los dolores ajenos, tan
dura como el hueso del fruto para tus propios duelos e infortunios, oh
conquistador de Felicidad y Miseria.
Fortalece tu alma contra las asechanzas del Yo,
hazla merecedora del nombre de «Alma Diamante».(26)
Porque así como el diamante profundamente
sepultado en el palpitante corazón de la tierra, no puede jamás reflejar las
luces terrenas, así también tu mente y tu alma, una vez ha penetrado en el Dhyân
Mârga, no deben reflejar cosa alguna del ilusorio reino de Maya.
Una vez llegado tú a tal estado, los Portales
que has de conquistar en el Sendero abren de par en par sus puertas para
dejarte franco el paso, y los más formidables poderes de la Naturaleza no
tienen fuerza ninguna para detener tu curso. Tú serás dueño del séptuplo
Sendero; mas no antes de entonces, oh candidato a pruebas indecibles.
Hasta entonces, te espera un trabajo mucho más
arduo; tienes que sentirte a ti mismo TODO PENSAMIENTO, y sin embargo, tienes
que desterrar todos los pensamientos de tu alma.
Has de alcanzar una fijeza de mente tal, que
ninguna brisa, ni aun el viento impetuoso, puedan lanzar en ella un pensamiento
terreno. Así purificado, el sagrario debe estar vacío de toda acción, de todo
sonido o luz mundanales; así como cae exánime la mariposa en el umbral,
sorprendida por el cierzo helado, así también todos los pensamientos terrenos
deben caer muertos ante el templo.
Míralo escrito:
«Antes que la llama de oro pueda arder con una
luz inalterable, ha de permanecer la lámpara bien guardada en un lugar al
abrigo de todo viento».(27) Expuesto a la variable brisa, oscilará el haz
luminoso, y la trémula llama proyectará sombras engañosas, negras y siempre
cambiantes sobre el blanco santuario del alma.
Y entonces, oh tú, perseguidor de la Verdad,
tu Mente-Alma vendrá a ser a manera de un elefante loco que se enfurece en la
selva. Tomando los árboles por enemigos vivientes, perece al intentar herir las
sombras siempre mudables, que danzan en el muro de rocas que el sol ilumina.
Ten cuidado, no sea que, en su solicitud por
el YO, resbale tu alma en el suelo del conocimiento Dévico.
Ten cuidado, no sea que, dando al olvido el
YO, pierda tu alma el dominio sobre su temblorosa mente y con ello el derecho
al legítimo goce de sus triunfos.
¡Ten cuidado con el cambio! Porque el cambio
es tu gran enemigo. Este cambio te vencerá por completo, y te rechazará del
Sendero que recorres, hundiéndote en los profundos y cenagosos pantanos de la
duda.
Prepárate, y está prevenido con tiempo. Si en
la tentativa sucumbes, oh combatiente intrépido, no te descorazones a pesar de
ello: sigue luchando, y vuelve de nuevo a la carga una y otra vez.
El guerrero intrépido, perdiendo su preciosa
vida con la sangre que fluye a borbotones de sus anchas y abiertas heridas,
arremeterá aun contra el enemigo, le arrojará de su fortaleza, y le vencerá
antes que él mismo expire. Obrad así, pues, todos vosotros, los que vísteis
malograda vuestra empresa y sufrís; obrad como él, y de la fortaleza de vuestra
alma arrojad todos vuestros enemigos -ambición, cólera, odio y hasta la sombra
misma del deseo-, aun cuando hayáis sucumbido.
No olvides, tú, que por la liberación del hombre
peleas, (28) que cada fracaso es triunfo, que cada esfuerzo sincero alcanza con el tiempo su galardón. Los tallos de los santos
gérmenes que brotan y se desarrollan invisibles en el alma del discípulo, se
robustecen a cada nueva tentativa, dóblanse como juncos, pero jamás se
quiebran, ni pueden nunca echarse a perder. Antes bien, florecen cuando llega
la hora.(29)
.........................................................................................................
Pero si tú viniste preparado, no abrigues
temor alguno.
.........................................................................................................
De aquí en adelante es enteramente recto tu
camino por la puerta Virya, el quinto de los siete Portales. Ahora
estás en la vía que conduce al puerto de Dhyâna, el sexto, el portal Bodhi.
La puerta Dhydna es como un vaso de
alabastro, blanco y diáfano; arde en su interior un áureo fuego inalterable, la
llama de Prajna, que emana del Atman.
Tú eres aquel vaso.
Tú, tú mismo te has apartado de los objetos de
los sentidos; tú has viajado por el «Sendero de visión», por el «Sendero de
audición», y te encuentras en la luz del Conocimiento. Tú has llegado ya al
estado de Titiksha. (30)
Oh
Narjol, tú estás en salvo.
..........................................................................................................
Sabe tú, Conquistador de pecados, que en
cuanto un Sowani (31) ha cruzado el séptimo Sendero, la Naturaleza
entera se estremece de gozoso temor, y se siente subyugada. La estrella
argentina comunica con su centelleo la nueva feliz a las flores nocturnas; el
arroyuelo, con el rumor de sus ondas, trasmite la noticia a los guijarros; los
bramidos de las oscuras olas del océano lo participarán a las rocas que la
marea bate, cubriéndolas de espuma; las perfumadas brisas lo cantarán a los
valles, y los majestuosos pinos murmurarán misteriosamente: «Ha aparecido un
Maestro, un MAESTRO DEL DÍA».(32)
Yérguese ahora él como blanca columna hacia el
Occidente, y sobre su faz el sol naciente del pensamiento eterno derrama sus
primeras y más gloriosas ondas. Su mente, parecida a un mar tranquilo y sin orillas, se
extiende por el espacio sin límites. En su potente diestra tiene él la vida y
la muerte.
Sí, Él es poderoso. El poder viviente que ha quedado libre en él,
aquel poder que es ÉL MISMO, puede elevar el tabernáculo de la ilusión por
encima de los dioses, por encima del gran Brahma e Indra. ¡Ahora alcanzará
él con seguridad su gran recompensa!
¿No empleará acaso los dones que ésta le confiere, para su propio
reposo y bienaventuranza, sus bien ganadas felicidad y gloria, él, el vencedor
de la gran Ilusión?
¡No, en manera alguna, oh tú, candidato al oculto saber de la
Naturaleza! Si quiere uno seguir las huellas del santo Tathâgata, estos
dones y poderes no son para sí mismo.
¿Pretenderás acaso poner un dique a las aguas nacidas en el Sumerú?
(33) ¿Torcerás la corriente en tu propio beneficio, o la harás retroceder a su
fuente primitiva, a la largo de las sumidades de los ciclos?
Si deseas tú que el raudal del penosamente ganado conocimiento, de la
Sabiduría nacida del cielo, sea de aguas dulces y corrientes, no has de
permitir que se convierta en cenagosa charca.
Sabe que si quieres llegar a ser cooperador de Amitâbha, la
«Edad sin fin», debes, a manera de los Bôdhisattvas
gemelos, (34) difundir la luz adquirida sobre toda
la extensión de los tres mundos.(35)
Sabe que la corriente del conocimiento
sobrehumano y de la sabiduría Dévica que has adquirido, debe, desde ti mismo,
canal de Alaya, ser vertida en otro cauce.
Sábelo, Narjol, tú del Sendero secreto:
sus frescas y puras aguas tienen que servir para endulzar las olas amargas del
océano, aquel inmenso mar de dolores formado de lágrimas humanas.
¡Ah! Una vez hayas venido a ser como la
estrella fija en los más altos cielos, desde las profundidades del espacio
aquel astro celeste y refulgente ha de brillar para todos, menos para ti mismo:
da luz a todos, pero no la tomes de nadie.
¡Ah! En cuanto llegues a ser como la pura
nieve de los valles de las montañas, fría e insensible con relación al tacto,
cálida y protectora para la semilla que duerme profundamente bajo su seno...,
esta es aquella nieve que ha de recibir la helada mordicante, las rachas del
norte, protegiendo así de sus afilados y crueles dientes la tierra que guarda
la esperada cosecha, la cosecha que alimentará al hambriento.
Condenado por ti mismo a vivir durante los
venideros Kalpas,(36) inadvertido para el hombre y sin que te lo
agradezcan; incrustado a guisa de piedra entre las otras innumerables piedras
que forman el «Muro protector», (37) tal es tu porvenir si pasas por la séptima
puerta. Construido por las manos de numerosos Maestros de Compasión, levantado
con sus tormentos, cimentado con su sangre, protege a la humanidad desde que el
hombre es hombre, protegiéndola contra nuevas miserias y sufrimientos mucho
mayores.
Con todo, el hombre no lo ve, ni lo percibirá,
ni querrá escuchar la palabra de la Sabiduría... porque no lo conoce.
Pero tú lo has oído, tú lo sabes todo, oh tú
de alma ansiosa y sincera... y tú has de escoger. Por lo tanto, atiende aún
otra vez.
En el Sendero del Sowán oh Srôtâpatti,(38)
tú estás en seguridad. Sí, en aquel Marga (39) en donde no encuentra
más que tinieblas el fatigado peregrino; en donde, desgarradas por los espinos
y abrojos, las manos gotean sangre y los pies son heridos por
enhiestos y agudos pedernales, y en donde Mara esgrime sus más poderosas armas,
allí hay un gran galardón, inmediatamente más allá.
Tranquilo e impasible, deslízase el peregrino siguiendo
la corriente que conduce al Nirvana. Sabe él que, cuanto más sangren sus
pies, tanto más limpio y purificado quedará. Sabe bien que,
después de siete nacimientos breves y pasajeros, el Nirvana será suyo.
Tal es el Sendero de Dhyana, el puerto
del Yogui, la gloriosa meta anhelada por los Srôtâpattis.
No es así cuando él ha cruzado y ganado el
Sendero Aryahata.(40)
Allí el K/esha (41) queda destruido
para siempre, las raíces del Tanha (42) están arrancadas. Pero aguarda,
discípulo...Una palabra todavía. ¿Puedes tú aniquilar COMPASIÓN divina? La
compasión no es un atributo.
Es la LEY de las LEYES, la Armonía eterna, el YO de Alaya; una esencia universal e infinita, la luz de la eterna Justicia y el concierto de todas las cosas, la ley del Amor perdurable.
Es la LEY de las LEYES, la Armonía eterna, el YO de Alaya; una esencia universal e infinita, la luz de la eterna Justicia y el concierto de todas las cosas, la ley del Amor perdurable.
Cuanto más te identifiques con ella, fundiendo
tu ser en su SER, cuanto más se una tu alma con aquello que ES, tanto más te
convertirás en COMPASIÓN ABSOLUTA.(43)
Tal es el sendero de Arya, el sendero
de los Budas de Perfección.
Por otra parte, ¿cuál es el significado de los
rollos de la Escritura sagrada, que te hacen decir las siguientes palabras?
«¡OM! Yo creo que no todos los Arhats logran
la dulce fruición del sendero Nirvánico».
«¡OM! Yo creo
que no todos los Buddhas (44) entran en el Nirvana-Dharma».(45)
«Sí, en el Sendero Arya tú no eres ya
un Srôtâpatti; eres un Bôdhisattva.(46) La corriente está
ya atravesada.
Verdad es que tú tienes derecho a la vestidura
Dharmakaya; pero el Sambhogakaya es el más grande que el Nirvánico, y más grande aún es el Nirmanakaya, el
Buddha de Compasión». (47)
Ahora inclina la cabeza, y escucha
atentamente, oh Bôdhisattva; habla la Compasión y dice: ¿Puede haber
bienaventuranza cuando todo la que vive ha de sufrir?
bienaventuranza cuando todo la que vive ha de sufrir?
¿Te salvarás tú y oirás gemir al mundo
entero?»
Has oído ya lo que se ha dicho.
Llegarás al séptimo escalón, y cruzarás la
puerta del conocimiento final, pero será tan sólo para desposarte con el dolor:
si deseas tú ser Tathagata, sigue las huellas de tu predecesor,
muéstrate lleno de abnegación hasta el fin interminable.
Estás ya iluminado. Elige tu camino.
........................................................................................................
Contempla la suave luz que inunda el cielo de
Oriente. Los cielos y la tierra entonan juntos himnos de alabanza. y de los
cuádruples Poderes manifestados, elévase un canto de
amor, así del Fuego flamígero, como del Agua fluente, y así de la Tierra de
suave perfume, como el Aire impetuoso.
¡Escucha!...
Desde el vórtice profundo e insondable de aquella áurea luz en que se baña el
Vencedor, elévase la inarticulada voz de la NATURALEZA ENTERA pregonando con
mil acentos:
REGOCIJÁOS,
HOMBRES DE MYALBA. (48)
UN
PEREGRINO HA VUELTO «DE LA OTRA ORILLA»
HA
NACIDO UN NUEVO ARHÁN...(49)
PAZ
A TODOS LOS SERES. . .(50)
NOTAS
Fragmento primero
1)
La palabra pali Iddhi es
sinónima de la voz sánscrita Siddhis, o facultades síquicas, los poderes
anormales del hombre. Hay dos clases de Siddhis. Un grupo de ellos
comprende las energías síquicas y mentales inferiores, groseras, el otro
requiere la más elevada educación de los poderes espirituales. Dice Krishna en
el Shrimad Bhagavad: «Aquel que vive consagrado a la práctica del Yoga,
que ha subyugado sus sentidos y ha concentrado su mente en mí (Krishna) ,
es un yogui a quien todos los Siddhis están pronto a servir».
2)
La «Voz insonora», o la
«Voz del Silencio». Literalmente, quizá debería leerse: «Voz en el Sonido
espiritual» siendo Nada el término equivalente en sánscrito a la
palabra Sen-zar.
3)
Dahranâ, la intensa y perfecta concentración de la mente en algún objeto interno,
acompañada de una completa abstracción de todas las cosas pertenecientes al
universo exterior o al mundo de los sentidos.
4)
«Gran Maestro» es la
expresión usada por los lanús o chelas para indicar el «yo
superior» de uno. Es el equivalente de Avalokitéswara, y lo mismo que el
Adi-Buda de los ocultistas budistas, el ATMAN, el «Yo» (el Yo superior)
de los brahmanes, y el CHRISTOS de los antiguos gnósticos.
5)
Alma se usa aquí para
expresar el Yo humano o Manas, al que se hace referencia en
nuestra división septenaria oculta, con el nombre de «Alma humana» (véase la Doctrina
Secreta), para diferenciarla de las Almas espiritual y animal.
6)
«Gran Ilusión» (Maha
Maya), el universo objetivo.
7)
La ilusión de la
personalidad (Sakkáyaditti), la errónea idea de que «yo soy yo», un
hombre o mujer de talo cual nombre, una entidad independiente, en lugar de ser
una parte inseparable del Todo.
8)
Attavada, la herejía de la creencia en el Alma, o mejor dicho, en la
separatividad del Alma o Yo, del Yo único, universal e infinito.
9)
El Tatwagyani es el
«conocedor» o discernidor de los principios de la naturaleza y del hombre; y el
Atmagyani es el conocedor del ATMAN, o el YO ÚNICO universal, el Alma
del mundo o Espíritu del universo.
10)
Kala Hamsa el Ave o Cisne. (Véanse notas siguientes). Dice el Nada-Bindu: Upanishad
(Rig-Veda), traducido por la Sociedad Teosófica de Kumbakonam: «La sílaba A
se considera que es su ala derecha ( del ave Hamsa); U, la izquierda; M, la
cola, y de Ardha matra (medio metro) se dice que es la cabeza».
11)
La Eternidad, entre los
orientales, tiene una significación enteramente distinta de la que tiene entre
nosotros. En general se aplica a los Cien años o «Edad» de Brahma, a la
duración de un Kalpa, o sea un periodo de 4 320.000.000 de años.
12)
Dice el Nada-Bindu antes
citado: «El Yogui que cabalga en el Hamsa (esto es, contempla el AUM), no es
afectado por las influencias kármicas o crores (medida india) de
pecado».
13)
Abandona la vida de la personalidad
física, si quieres vivir en espíritu.
14)
Los tres estados de
conciencia, que son: ]agrat, el estado de vigilia; Swapna, el de
sueño; y Sushupti, el de sueño profundo. Estas tres condiciones del
Yogui conducen a la cuarta, Turya. (Véase la nota siguiente)
15)
Turya, el estado que excede al de sueño sin ensueños, el superior a todos, un
estado de elevada conciencia espiritual.
16)
Algunos místicos sánscritos
fijan siete planos de existencia, los siete lokas o mundos espirituales,
dentro del cuerpo del Kala-Hamsa, el Cisne fuera del Tiempo y del
Espacio, convertible en el Cisne en el Tiempo, cuando se convierte en
Brahma en lugar de Brahma (neutro).
17)
El mundo fenomenal de los
sentidos y de la conciencia terrestre, solamente.
18)
El Vestíbulo de la
instrucción probatoria.
19)
La región astral, el mundo
psíquico de percepciones supersensibles y de visiones engañosas -el mundo de
los médiums-. Es la gran «Serpiente Astral» de Eliphas Levi. Ninguna flor
cogida en aquellas regiones ha sido nunca aportada a la tierra sin su serpiente
enroscada alrededor del tallo, Es el mundo de la Gran Ilusión.
20)
La región de la plena
Conciencia espiritual, más allá de la cual no existe ya peligro alguno para
aquel que la ha alcanzado.
21)
El Iniciado, que, por medio
del saber que le comunica, conduce al discípulo a su nacimiento segundo o
espiritual, es llamado el Padre, Gurú o Maestro.
22)
Agnyana es la ignorancia o no-sabiduría, lo contrario de «conocimiento» (gniana).
23)
Mara, en las religiones exotéricas, es un demonio, un Asura; pero en
la filosofía esotérica, es la tentación personificada por los vicios de los
hombres, y traducida literalmente la palabra, significa «lo que mata» al alma,
Es representado como un Rey (Rey de los Maras), con una corona en la cual
brilla una joya con un resplandor tal que ciega a cuantos la miran, figurando,
naturalmente, este brillo la fascinación producida por el vicio sobre ciertas
naturalezas.
24)
Ilusión.
25)
El «Ígneo Poder» es el Kundalini,
(Véanse las notas 27 y 31)
26)
La cámara interna del
Corazón, llamada en sánscrito Brahma poori.
27)
«Poder» y «Madre del Mundo»
son nombres dados al Kundalini, uno de los místicos «Poderes del Yogui».
Es el Buddhi considerado como principio activo en lugar de pasivo, como
lo es generalmente cuando se le considera como simple vehículo o estuche del
Espíritu Supremo, ATMA. Es una fuerza electro-espiritual, una potencia
creadora, que una vez despertada su actividad, puede matar tan fácilmente como
puede crear.
28)
Keshara, o «paseante del cielo» o «el que va al cielo». Según se expone en el
6to Adhyaya del rey de los tratados místicos. El Dhyaneswari, el
cuerpo del Yogui, se vuelve como formado de aire; como «una nube de la
cual han brotado miembros», después de lo cual «él (el Yogui) ve las cosas
existentes más allá de los mares y de las estrellas; oye y comprende el
lenguaje de los Devas (dioses) y percibe lo que pasa en la
mente de la hormiga».
mente de la hormiga».
29)
El YO superior.
30)
La Vina es un
instrumento de cuerda indo, parecido al laúd.
31)
Los seis Principios que
constituyen el hombre; alusión a cuando la personalidad inferior es aniquilada,
y la individualidad interna se sume y pierde en el Séptimo, o sea el Espíritu
(ATMAN).
32)
El discípulo se unifica con
Brahma o el ATMAN.
33)
La forma astral producida
por el principio Kámico, el Kama Rupa, o cuerpo de deseo.
34)
Manasa rupa. Así como el Kama Rupa se refiere al yo astral, o personal, el
Manasa rupa se relaciona con la individualidad o Yo que se
reencarna, cuya conciencia en nuestro plano, o sea el Manas inferior, tiene
que ser paralizada.
35)
Kundalini, el «Poder serpentino» o fuego místico. Es denominado poder
«serpentino» o anular, por razón de su modo de obrar o de su progreso en
espiral, en el cuerpo del asceta que desarrolla en sí mismo tal poder. Es una
fuerza eléctrica, ígnea, oculta o Fohática, la grande energía
primordial, que existe en el fondo de toda materia orgánica e inorgánica.
36)
Este Sendero se halla
mencionado en todos los tratados místicos, Como dice Krishna en el Dhyaneswari:
«Cuando este Sendero es percibido... ya parta uno hacia las magnificencias
del Oriente o en dirección de las cámaras del Occidente, sin moverse, oh.
tú que empuñas el arco. está el viajero en este camino, En este Sendero,
a cualquier lugar adonde uno quiere ir, aquel lugar se convierte en
el propio yo de uno mismo». «Tú eres el Sendero, se le dice al adepto gurú,
y este último lo dice al discípulo después de la iniciación.» «yo soy el
camino y la vía», dice otro MAESTRO",
37)
El adaptado, «la flor de Bodhisattwa».
38)
Iniciado del grado
superior.
39)
Tanha,
40)
Karma. La ley de causa y efecto de causalidad ética, que da a cada uno su
merecido, tanto por sus buenas como por sus malas acciones (ley de
Retribución}.
41)
Se refiere al deseo de
repetir los actos y sensaciones que han sido ya vividos y de los que se alcanzó
la experiencia. (N E.)
42)
La cámara interna del
Corazón.
43)
Estos místicos sonidos, o
sea la melodía que oye el asceta en los comienzos de su ciclo de meditación,
son llamados Anâhad-shabd por los Yoguis.
44)
Esto significa que en el
sexto grado de desarrollo, que en el sistema oculto es el Dhâranâ, cada
sentido, como facultad individual, ha de ser «muerto» ( o paralizado) en este
plano, pasando al Séptimo sentido, el más espiritual, y sumiéndose en
él.
45)
Véanse notas anteriores.
46)
Cada grado de desarrollo
esta simbolizado en el Raja Yoga por una figura geométrica. La de que se
trata aquí es el Triángulo sagrado, y precede al Dhâranâ. El triángulo
es el signo de los chelas superiores, al paso que otra especie de
triángulo es el de los altos Iniciados. Es el símbolo «I» de que habla Buddha,
y es empleado por él como emblema de la forma encarnada de Tathâgata (Buddha)
cuando se ha sustraído a los
tres métodos del Pragna. Una vez superados los grados preliminares e inferiores, el discípulo ya no ve el triángulo, sino el ..., abreviatura del ... el Septenario completo. No se expresa aquí su verdadera forma, pues casi con seguridad se apoderarían de ella algunos charlatanes y la profanarían usándola para fines ilícitos.
tres métodos del Pragna. Una vez superados los grados preliminares e inferiores, el discípulo ya no ve el triángulo, sino el ..., abreviatura del ... el Septenario completo. No se expresa aquí su verdadera forma, pues casi con seguridad se apoderarían de ella algunos charlatanes y la profanarían usándola para fines ilícitos.
47)
La estrella que arde encima
de la cabeza, es «la estrella de la Iniciación». La señal de casta de los
Saivas, o devotos de la secta de Siva, el gran patrono de todos los Yoguis, es
una marca negra redonda, símbolo del Sol ahora: quizá, pero el de la
estrella de la Iniciación, en Ocultismo, en los tiempos antiguos.
48)
La base {Upadhi) de
la «LLAMA», siempre inasequible, en tanto que el asceta se halla aún en esta
vida.
49)
Dhyâna, el penúltimo grado en esta tierra, a no ser que se convierta
uno en MAHATMA completo. Conforme se ha dicho ya, en tal estado el Raja
Yogui permanece todavía espiritualmente consciente del Yo y de la operación
de sus principios superiores. Un paso más, y se encontrará en el plano más allá
del Séptimo, o cuarto, según ciertas escuelas, Estas últimas, después de la
práctica del Pratyehara (proceso de
educación preliminar que tiene por objeto dominar la mente y los pensamientos de uno) , cuentan el Dhàsena, el Dhyana y el Samadhi, comprendiendo a los tres bajo el nombre genérico de SANNYAMA.
educación preliminar que tiene por objeto dominar la mente y los pensamientos de uno) , cuentan el Dhàsena, el Dhyana y el Samadhi, comprendiendo a los tres bajo el nombre genérico de SANNYAMA.
50)
El Samadhi es el estado
en el cual el asceta pierde la conciencia de cada individualidad, incluso la
suya propia, Él se convierte en el TODO.
51)
Los «cuatro modos de
Verdad», en el Budismo del norte, son; Ku, «sufrimiento o miseria» ; Tu,
el conjunto de las tentaciones» ; Mu, «su destrucción», y Tau, el
«sendero». Los «cinco obstáculos» son; el conocimiento de la miseria, la verdad
respecto a la fragilidad humana, los refrenamientos penosos, y la absoluta
necesidad de arrancarse a todos los lazos de la pasión y aun de los deseos. El
«Sendero de
Salvación» es el último.
Salvación» es el último.
52)
En el portal de la
«asamblea» está el Rey de los Maras, el "Waha Mara, intentando
deslumbrar al candidato con el resplandor de su «joya».
53)
Este es el cuatro «Sendero»
de los cinco senderos del renacimiento, que conducen e impelen de un lado a otro
a todos los seres humanos, llevándolos a continuos estados de tristeza y
alegría, Estos «senderos» no son más que subdivisiones del Único, el Sendero
seguido por el K arma.
Fragmento segundo
1)
Las dos escuelas de la
doctrina de Buddha, la esotérica y la exotérica, son llamadas respectivamente:
Doctrina del
«Corazón» y Doctrina del «Ojo». Bodhidharma (un gran Arhat) las denominó en la China (desde donde llegaron los
nombres al Tíbet) Tsung-men (escuela esotérica) y Kiau-men (escuela exotérica), La primera es llamada así por razón de ser las enseñanzas emanadas del corazón de Gautama Buddha; mientras que la doctrina del “Ojo” fue obra de su cabeza o cerebro. La «Doctrina del Corazón» es denominada también “sello de verdad” o “verdadero sello”, símbolo que se encuentra encabezando casi todas las obras esotéricas.
«Corazón» y Doctrina del «Ojo». Bodhidharma (un gran Arhat) las denominó en la China (desde donde llegaron los
nombres al Tíbet) Tsung-men (escuela esotérica) y Kiau-men (escuela exotérica), La primera es llamada así por razón de ser las enseñanzas emanadas del corazón de Gautama Buddha; mientras que la doctrina del “Ojo” fue obra de su cabeza o cerebro. La «Doctrina del Corazón» es denominada también “sello de verdad” o “verdadero sello”, símbolo que se encuentra encabezando casi todas las obras esotéricas.
2)
“Arbol
del Conocimiento” es un título con el cual los que siguen el Bodhidharma {Religión
de la Sabiduría) designan a aquellos que han alcanzado las alturas del
conocimiento místico, esto es, los Adeptos. Nagarjuna, fundador de la Escuela
Madhyamka, era llamado «Árbol Dragón», por ser el Dragón el emblema de la
Sabiduría y del Conocimiento. El árbol es objeto de veneración porque bajo el
Arbol Bodhi (Sabiduría) fue donde Buddha recibió su nacimiento y la
iluminación, predicó su primer sermón, y murió.
3)
El «Corazón Secreto» es la
doctrina esotérica.
4)
Alaya es el «ALMA-MAESTRO», el Alma Universal o Atman, de la que cada
hombre tiene en sí mismo un rayo, con la cual puede identificarse y en la cual
puede sumirse.
5)
«Alma Diamante» (Vajrasattva),
es un título del Buddha Supremo, el «Señor de todos los misterios, llamado Vajradhara
y Adi-Buddha.
6)
SAT, la única eterna y
absoluta Realidad y Verdad, siendo ilusión todo lo demás.
7)
Este pasaje es de la
doctrina Shin-Sien, la cual enseña que la mente humana es como un espejo
que atrae y
refleja cada átomo de polvo, y que ha de ser, lo mismo que el espejo, vigilada y despolvoreada todos los días. Shin-Sien fue el sexto Patriarca del Norte de la China, que enseñó la doctrina esotérica de Bodhidharma.
refleja cada átomo de polvo, y que ha de ser, lo mismo que el espejo, vigilada y despolvoreada todos los días. Shin-Sien fue el sexto Patriarca del Norte de la China, que enseñó la doctrina esotérica de Bodhidharma.
8)
El Yo que se reencarna es
llamado por los Buddhistas del norte el «hombre verdadero» que, en unión con su
Yo superior, se convierte en Buddha.
9)
Buddha. significa
“Iluminado”.
10) El Buddhismo exotérico de las masas.
11) Ésta es la fórmula usual que precede a las Escrituras Búddhicas,
significando que lo que sigue ha sido recogido por tradición oral directa de
Buddha y de los Arhats.
12) Inmortalidad.
13) Arhán o Arhat: Iniciado del grado superior.
14) Rathapala el gran Arhat, trata de esta suerte a su padre en la
leyenda llamada Rathapâla Sûtrassane. Pero, como todas estas leyendas
son alegóricas ( por ejemplo: el padre de Rathapâla tiene una casa con siete
puertas) , de ahí el reproche que se dirige a aquellos que las aceptan al
pie de la letra.
15) Ascetas brahmánicos.
16) El YO que se reencarna.
17) Doctrina, Ley, Deber.
18) La Sabiduría verdadera, divina.
19) El Himalaya.
20) El « yo superior».
21) Nuestro cuerpo físico es denominado «Sombra» en las escuelas de
Misticismo.
22) Buddha.
23) Anacoreta que se retira al desierto y vive en una selva cuando se
convierte en Yogui.
24) Julai, nombre chino de Tathagata, título aplicado a todos los Buddhas.
25) Todas las tradiciones del Norte y del Sur concuerdan en presentar a
Buddha abandonando su soledad tan pronto como hubo resuelto el problema de la
vida (o sea, en cuanto recibió la iluminación interior) , y enseñando
públicamente a la humanidad.
26) Cada YO espiritual es un rayo de un «Espíritu Planetario», según la
enseñanza esotérica.
27) Los cuerpos físicos, o «personalidades», son denominados
«sombras», y como tales, son efímeros.
28) La mente (Manas), el principio pensante o YO del hombre, tiene
conexión con el «Conocimiento» mismo, puesto que los Yos humanos son
llamados Manasa-putras, los hijos de la Mente (universal).
29) Véase nota 47 de la tercera parte.
30) Idem.
31) La vestidura Shangna, de Shangnavesu de Rajagriha, el tercer
gran Arhat o «Patriarca», como denominan los orientalistas a la
jerarquía de los treinta y tres Arhats que difundieron el Buddhismo. La
«vestidura, Shangna» significa, metafóricamente, la adquisición de la
Sabiduría, mediante la cual se entra en el Nirvana de:
destrucción [de la personalidad]. Literalmente, la «vestidura de iniciación de
los neófitos». Dice Edkins que este «tejido de hierba» fue importado del Tíbet
a la China bajo la dinastía Tong, «Cuando nace un Arhán se encuentra
esta planta brotando en un paraje puro», dice la leyenda china, como también la
tibetana.
32) «Practicar el Sendero Paramita» significa convertirse en un Yogui con
intención de llegar a ser un asceta.
33) «Mañana» significa el renacimiento o reencarnación siguiente.
34) Preceptos de la Escuela Prasanga.
35) «Gran Jornada o Viaje». El cielo total, completo de existencias en una
“Ronda”.
36) Véase nota 40 de la primera parte.
37) Siddhis, facultades síquicas, los
poderes anormales del hombre.
38) Marte. En la astrología tibetana está simbolizado este planeta por un
«Ojo».
39) Mercurio. Simbolizado por una «Mano».
40) El Sol, en la astrología tibetana
41) Buddha.
42) Strôtâpatti, o sea «el que entra en la
corriente» del Nirvana; a no ser que llegue a la meta por alguna razón
excepcional, es muy raro que alcance el Nirvana en una sola encarnación.
En general, se dice que el Chela empieza el esfuerzo ascendente en una
vida, y que no lo termina o llega a su fin sino en su séptima encarnación
siguiente.
43) Entiéndase el «Yo» personal inferior.
44) Los Tirthikas son sectarios Brahmánicos que viven «más allá»
del Himalaya, y son llamados «infieles» por los Buddhistas de la región o
tierra sagrada, el Tíbet; y viceversa.
45) El Tíbet.
46) Visión sin límites, o vista síquica, sobrehumana, Créese que el Arhán
lo «ve» y conoce todo, tanto a distancia como sobre el terreno.
47) Véase nota 31 de esta parte.
48) El «viviente» es el Yo superior, inmortal; y el «muerto», el Yo
inferior, personal.
49) Véase la 3a. parte, nota 47.
50) La «Vida Secreta» es el vivir como un Nirmanakaya.
51) El «Sendero Patente» y el «Sendero Secreto». El primero es el que se
enseña al laico, el exotérico y generalmente aceptado; y el segundo es el
sendero oculto, cuya naturaleza se declara en la iniciación.
52) Los hombres que ignoran la Sabiduría y las verdades esotéricas, son
calificados de «muertos vivientes».
53) Véase la 3a. parte, nota 47.
54) Los Pratyêka-Buddhas son aquellos Bodhisattvas que
pugnan por conseguir -y con frecuencia la consiguen- la vestidura Dharmak8.ya
después de una serie de existencias. Inquietándose muy poco por los
sufrimientos de la humanidad y por ayudarla, y atendiendo únicamente a su
propia bienaventuranza,entran en el Nirvana, y desaparecen de la vista y
del corazón de los hombres. En el Budismo del Norte, “Pratyêka-Buddha” es
sinónimo de Egoísmo espiritual.
Fragmento
tercero
1)
Upâdya es el preceptor espiritual o Gurú. Los Buddhistas del Norte
escogen tales maestros generalmente entre los Narjol, hombres santos,
versados en el Gótrabhu-gnyâna y en el Gnyâna-dassana-suddhi, maestros
de Sabiduría Secreta.
2)
Yâna significa vehículo; así Mahâyana es el «Gran Vehículo» e Hinayâna
el «Vehículo menor», designándose con estos dos nombres dos escuelas de
estudio religioso y filosófico en el Buddhismo del Norte.
3)
Srâvaka (de la raíz Sru), «oyente», o sea el estudiante que
asiste a las enseñanzas religiosas. Cuando de la teoría pasan los oyentes a la
práctica del ascetismo, se convierten en Sramanas, «practicantes» (de Srama,
acción).
4)
Samtan (tibetano) es lo mismo que Dhyâna (sánscrito), o sea el estado
de meditación, de la cual hay cuatro grados.
5)
Pâramitas, las seis virtudes trascendentales; para los sacerdotes hay diez.
6)
Srôtâpatti; literalmente, «el que ha entrado en la corriente» que conduce al
océano Nirvánico. Este nombre indica el primer Sendero, El nombre del segundo
es Sendero de Sakridagâmin, «el que recibirá nacimiento (sólo) una
vez más». El tercero se llama Anagâmin, «el que no se
reencarnará más», a no ser que lo desee con el objeto de auxiliar a la
humanidad. El cuarto Sendero es conocido con el nombre de Rahat o
Arhat, y es el más elevado. El Arhat ve el Nirvana durante su
vida; para él no hay ningún estado post mortem, sino el Samadhi, durante
el cual experimenta él toda la bienaventuranza Nirvánica. Cuán poco puede uno
fiarse de los orientalistas en lo referente a la exactitud y significación real
de las palabras, lo demuestra el caso de tres pretendidas autoridades. Así, los
cuatro nombres que acabamos de explicar, R. Spence Hardy los expone del modo
siguiente: l) Sowân; 2) Sakradâgâmi; 3) Anâ gâmi, y 4) Ayra.
El Reverendo J, Edkins los expone así: 1) Strôtâpâna; 2) Sagardagman;
3) Anârgânim, y 4) Ahran. Schlagintweit los expresa a su vez
de un modo diferente, dando además cada uno de ellos una nueva y distinta
variación del significado de las palabras.
7)
Conocimiento, sabiduría,
ciencia.
8)
«Llegar a la orilla» es,
entre los Buddhistas del norte, equivalente a alcanzar el Nirvana por medio de
la práctica de las seis y diez Pâramitas ( virtudes) .
9)
Santo, Adepto.
10)
El «ALMA MAESTRO» es Alaya,
el Alma Universal o Atman, de la que cada hombre tiene en sí mismo
un rayo, con la cual puede identificarse y en la cual puede sumirse.
11)
Antaskarana o Antahkarana es el Manas inferior, el Sendero de comunicación
o de comunión entre la personalidad y el Manas superior o Alma humana.
En el acto de la muerte, se destruye como Sendero o medio de comunicación, y
sus restos sobreviven en una forma tal como el Kamarupa, la «cáscara».
12)
Los Buddhistas del norte, y
en realidad todos los chinos encuentran en el profundo rumor de los grandes y
sagrados ríos la tónica o nota fundamental de la Naturaleza, y de ahí la
comparación. Es un hecho bien conocido en Física, lo mismo que en Ocultismo, el
que la resultante o combinación de los sonidos de la Naturaleza (tal como se
oye en el rumor de los grandes ríos, el ruido que producen al balancearse las
copas
de los árboles en los extensos bosques, o el de una ciudad a distancia) forma una definida nota única de tonalidad perfectamente apreciable. Esto lo demuestran los físicos y los músicos. Así es que el profesor Rice, en su Música china, afirma que los chinos han reconocido este hecho millares de años ha, diciendo que "las aguas del Hoang-ho, al pasar corriendo, entonaban el Kung, llamado «el gran tono» en la música china; y demuestra que dicho tono corresponde al Fa, «nota considerada por los físicos modernos como la tónica actual de la naturaleza». También hace mención de lo mismo el profesor B. Silliman en sus Principios de Física, diciendo: «esta nota se cree ser el Fa del medio del piano; pudiendo, por tanto, ser considerada como la tónica de la Naturaleza».
de los árboles en los extensos bosques, o el de una ciudad a distancia) forma una definida nota única de tonalidad perfectamente apreciable. Esto lo demuestran los físicos y los músicos. Así es que el profesor Rice, en su Música china, afirma que los chinos han reconocido este hecho millares de años ha, diciendo que "las aguas del Hoang-ho, al pasar corriendo, entonaban el Kung, llamado «el gran tono» en la música china; y demuestra que dicho tono corresponde al Fa, «nota considerada por los físicos modernos como la tónica actual de la naturaleza». También hace mención de lo mismo el profesor B. Silliman en sus Principios de Física, diciendo: «esta nota se cree ser el Fa del medio del piano; pudiendo, por tanto, ser considerada como la tónica de la Naturaleza».
13)
Los Dugpas o Bhons,
la secta de los «Casquetes Rojos» son tenidos como los más versados en
hechicería. Habitan el Tíbet occidental, el pequeño Tíbet y el Bhután. Todos
ellos son Tantrikas (gente que practica la peor forma de la Magia
Negra.) Es altamente ridículo ver algunos orientalistas que han visitado las
fronteras del Tíbet, tales como Schlagintweit y Ross, confundiendo los
ritos y repugnantes prácticas de los
Dugpas con las creencias religiosas de los Lamas orientales, los «Casquetes amarillos», y sus Narjols u hombres santos.
Dugpas con las creencias religiosas de los Lamas orientales, los «Casquetes amarillos», y sus Narjols u hombres santos.
14)
Dâna la llave primera en la enumeración antes expuesta.
15)
Amitabha, el «Inmortal Iluminado», nombre de Gautama Buda.
16)
Shila, «Armonía en la palabra y acción». {Véase la enumeración expuesta de
las «llaves de oro»)
17)
Kshanti, «paciencia» ; la tercera llave de oro.
18)
El Dorje es el Varja
sánscrito, un arma o instrumento en manos de algunos dioses (los Drogshed
tibetanos, los Devas que protegen a los hombres), se le atribuye la
virtud oculta de repeler las influencias dañinas purificando el aire ni más ni
menos que el ozono en química. Es también un Mudra, posición y actitud
adoptadas para la meditación. En resumen, es un emblema de poder sobre las
invisibles influencias malignas, sea como posición o sea como talismán. Los Bhons
o Dugpas, sin embargo, habiéndose apropiado dicho símbolo, hacen de
él un mal uso para ciertos fines de Magia negra. Entre los «Casquetes
amarillos» o Gelugpas, es un símbolo de poder, como lo es la Cruz para
los cristianos, si bien no es en manera alguna más «supersticioso». Entre los Dugpas,
es, como el doble triángulo invertido, el signo de la hechicería.
19)
Virâga (la cuarta llave de oro) . Es el sentimiento de indiferencia absoluta
respecto al universo objetivo, al placer y al dolor. La palabra «disgusto» no
expresa bien su significado, pero se le aproxima.
20)
Ahanara, el «yo» o sentimiento de la propia personalidad; el estado o condición
de «yo soy».
21)
«El que sigue las huellas
de sus predecesores» o de «aquellos que llegaron antes que él»: ésta es la
verdadera significación del nombre Tathâgata.
22)
Samvriti es aquella de las dos verdades que demuestra el carácter ilusorio o
vanidad de todas las cosas. En este caso es verdad relativa. La escuela Mahâyana
enseña la diferencia entre estas dos verdades: Paramarthasatya y Samvritisatya
(Satya, «verdad»). He aquí la manzana de discordia entre los
Madhyâmikas y los Yogâcharyas, negando los primeros, y afirmando los últimos, que cada objeto existe por efecto de una causa precedente o de un encadenamiento. Los Madhyâmikas son los grandes nihilistas y negadores, para quienes todo es parikalpita, ilusión y error, tanto en el mundo del pensamiento y subjetivo, como en el universo objetivo. Los Yogâcharyas son los grandes espiritualistas. Samvriti, por lo tanto, como verdad puramente relativa, es el origen de toda ilusión.
Madhyâmikas y los Yogâcharyas, negando los primeros, y afirmando los últimos, que cada objeto existe por efecto de una causa precedente o de un encadenamiento. Los Madhyâmikas son los grandes nihilistas y negadores, para quienes todo es parikalpita, ilusión y error, tanto en el mundo del pensamiento y subjetivo, como en el universo objetivo. Los Yogâcharyas son los grandes espiritualistas. Samvriti, por lo tanto, como verdad puramente relativa, es el origen de toda ilusión.
23)
Los Lhamayin son
espíritus elementales y malos; espíritus hostiles al hombre y enemigos de él.
24)
El Yo superior, o Yo
pensante.
25)
Dhyân-Mârga es el «Sendero de Dhyana», literalmente; o sea el Sendero del
Conocimiento puro, de Paramârtha o Svasamvedana (en sánscrito),
«la reflexión evidente por sí misma, o que se analiza a sí misma».
26)
Véase 2a. parte, nota 5.
«Alma-Diamante», o Vajradhara, preside sobre los Dhyani-Buddhas.
27)
Bhagavad Gita
28)
Alusión a la conocida
creencia que reina en Oriente (y también en Occidente, por la cuenta que le
tiene) , de que cada nuevo Buddha o Santo es un nuevo soldado del ejército de
aquellos que trabajan en favor de la liberación o salvación del género humano.
En los países búddhicos del Norte, cada nuevo Bodhisattva, o gran Adepto
iniciado, es llamado “libertador de la humanidad” según expresa
la doctrina que en dichos países se enseña, que es la de los Nirmanakayas, esto
es, aquellos Bodhisattvas que renuncian a su bien merecido Nirvana o a
la vestidura Dharmakaya {excluyéndoles el uno y la otra para siempre del
mundo de los mortales), con el objeto de ayudar invisiblemente a la humanidad y
conducirla finalmente al Paranirvana (o sea, el estado que alcanza la
Mónada humana al fin del gran ciclo). La afirmación que hace Schlagintweit en
su Buddhismo en el Tíbet, referente a que el Prulpai Ku, o Nirmânakâya,
«el cuerpo en que los Buddhas o Bôdhisattvas se aparecen
sobre la tierra para enseñar a los hombres», es errónea hasta el absurdo, y
nada explica.
29)
Alusión a las pasiones
humanas ya los pecados que son aniquilados durante las pruebas del noviciado, y
sirven a manera de suelo bien fertilizado en donde los «santos gérmenes» o las
semillas de las virtudes de las virtudes trascendentales pueden germinar. Las
virtudes, los talentos o dones preexistentes o innatos, son considerados
como adquiridos en una existencia anterior. El genio es, sin excepción, un
talento o aptitud aportado de otra existencia.
30)
Titiksha es el quinto estado del Raja Yoga, un estado de suprema
indiferencia; con sujeción, si es necesario, a lo que se llama «goces y
sufrimientos por todos», pero no reportando de una impresión tal, ni placer ni
dolor; en una palabra, es llegar a ser física, intelectual y moralmente
indiferente e insensible, tanto al placer como al dolor.
31)
Sowani; es el que practica el Sowán, el primer sendero del Dhyan; un
Strôtâpatti.
32)
«Día» significa aquí todo
un Manvântara, un periodo de duración incalculable.
33)
El monte Merú, la sagrada montaña de los Dioses.
34)
En el simbolismo Buddhista
del Norte, se dice de Amitâbha, o «Espacio sin límites» (Parabrahm), que
tiene en su paraíso dos Bodhisattvas, Kwan-shi-yin y Tashishi, quienes
irradian constantemente luz sobre los tres mundos en que vivieron, incluso el
nuestro (véase la nota siguiente), con el objeto de contribuir con tal luz (del
conocimiento) a la instrucción de los Yoguis, quienes salvarán hombres a su
vez. Su encumbrada posición en el reino de Amitabha, es debida a los
actos de compasión llevados a cabo por ambos, como tales Yoguis, cuando vivían
en la tierra, dice la alegoría.
35)
Estos tres mundos son los
tres planos de existencia: terrestre, astral y espiritual.
36)
Ciclos de edades.
37)
El «Muro Guardián» o «Muro
de Protección». Según se enseña, los acumulados esfuerzos de largas
generaciones de Yoguis, Santos y Adeptos, y especialmente de Nirmânakâyas, han
creado, por decirlo así, en torno de la humanidad, un muro de protección, que
la defiende invisiblemente de males todavía peores.
38)
Sowán y Strôtâpatti, son voces sinónimas.
39)
Marga, «sendero».
40)
Del sánscrito Arhat o
Arhán.
41)
Klesha es el amor al placer o a los goces mundanos malos o buenos.
42)
Tanha, la voluntad de vivir, que es la causa del renacimiento.
43)
Esta «compasión» no debe
ser considerada bajo la misma luz que «Dios, el amor divino» de los teístas. La
compasión figura aquí como una ley abstracta e impersonal, cuya naturaleza,
siendo la armonía absoluta, es puesta en confusión por la discordia, el
sufrimiento y el pecado.
44)
En la fraseología búddh1ca
del Norte, todos los grandes Arthats, Adeptos y Santos son llamados
Buddhas.
45)
Thegpa Chenpoido, «Mahâyâna
Sutra», «lnvocaciones a los Buddhas de Confesión.»
Parte la., IV.
46)
El Bôdhisattva, en
el orden jerárquico, es inferior al «Buddha perfecto». En el lenguaje esotérico
se confunden muchos estos dos términos. Sin embargo, el innato y justo
sentimiento popular, por razón de semejante sacrificio de sí mismo, ha
colocado, en su respetuosa estimación, al Bôdhisattva en lugar más
eminente que al Buddha.
47)
El mismo sentimiento de
veneración popular, de que se ha hecho mérito en la nota 15 de la página 65,
hace llamar Buddhas de Compasión a aquellos Bôdhisattvas que, habiendo
alcanzado el rango de Arhat (o sea, que han atravesado el Sendero cuatro
o séptimo), rehusan pasar al estado Nirvánico o «ponerse la
vestidura Dharmakaya y pasar a la otra orilla», pues entonces no estaría
en su poder el ayudar a la humanidad, aun en lo poco que el Karma permite.
Prefieren ellos permanecer invisibles (en Espíritu, por decirlo así) en el
mundo, y contribuir a la salvación de los hombres ejerciendo sobre ellos su influencia para que sigan la buena ley, o lo que es lo mismo, guiándolos por el sendero de la Justicia. Constituye una parte del Buddhismo exotérico del Norte el venerar como Santos a todos estos grandes personajes, y aun dirigirles
oraciones, como hacen los griegos y los católicos con sus santos y patronos; por otra parte, las enseñanzas esotéricas no están en favor de semejante cosa. Hay una gran diferencia entre ambas enseñanzas. El laico exotérico apenas conoce el verdadero significado de la palabra Nirmânakâya, y de ahí la confusión y las poco satisfactorias explicaciones de los orientalistas. Por ejemplo: Schlagintweit cree que el cuerpo Nirmanakaya significa la forma física adoptada por los Buddhas cuando se encarnan en la tierra, «el menos sublime de sus terrenales impedimentos» (véase El Buddhismo en el Tíbet), y toma pie de ello para dar una interpretación enteramente falsa del asunto. La verdadera enseñanza es como sigue: Los tres cuerpos o formas Búddhicos son denominados: l) Nirmânakâya; 2) Sambhogakaya, y 3) Dharmakaya. El primero es aquella forma etérea que adoptaría uno en el momento en que, abandonando su cuerpo físico, apareciese en
su cuerpo astral, poseyendo, por añadidura, todo el conocimiento de un Adepto. El Bodhisattva va desarrollando esta forma en sí mismo, a medida que avanza en el Sendero. Habiendo alcanzado la meta y rehusado la fruición de la recompensa, continúa en la tierra como Adepto; y cuando muere, en lugar
de ir al Nirvana, permanece en aquel cuerpo glorioso que ha tejido para sí mismo, invisible para la humanidad no iniciada, para velar por ella y protegerla. Sambhogakâya (literalmente, «Cuerpo de Compensación»), es lo mismo, pero con el brillo adicional de «tres perfecciones», una de las cuales es la completa obliteración de todo cuanto concierne a la tierra. El Dharmakâya es el cuerpo de un Buddha completo, es decir, no es cuerpo, en modo alguno es tan sólo un soplo ideal; la Conciencia abismada en la Conciencia Universal, o el Alma libre de todo atributo. Una vez Dharmakâya, el Adepto o Buddha, abandona en pos de sí toda relación posible con esta tierra, y aun todo pensamiento con ella ligado. Así es que, para poder auxiliar a la humanidad, el Adepto que ha ganado el derecho al Nirvana, «renuncia al Dharmakâya», según la fraseología mística; no conserva del Sambhogakâya otra cosa que el grande y completo conocimiento, y permanece en su cuerpo Nirmânakâya. La escuela esotérica enseña que Gautama Buddha, con varios de sus Arhats, es un Nirmânakâya de este género, y que no se conoce ninguno que
sea más elevado que él por raz6n de su gran renuncia y sacrificio en bien de la humanidad.
mundo, y contribuir a la salvación de los hombres ejerciendo sobre ellos su influencia para que sigan la buena ley, o lo que es lo mismo, guiándolos por el sendero de la Justicia. Constituye una parte del Buddhismo exotérico del Norte el venerar como Santos a todos estos grandes personajes, y aun dirigirles
oraciones, como hacen los griegos y los católicos con sus santos y patronos; por otra parte, las enseñanzas esotéricas no están en favor de semejante cosa. Hay una gran diferencia entre ambas enseñanzas. El laico exotérico apenas conoce el verdadero significado de la palabra Nirmânakâya, y de ahí la confusión y las poco satisfactorias explicaciones de los orientalistas. Por ejemplo: Schlagintweit cree que el cuerpo Nirmanakaya significa la forma física adoptada por los Buddhas cuando se encarnan en la tierra, «el menos sublime de sus terrenales impedimentos» (véase El Buddhismo en el Tíbet), y toma pie de ello para dar una interpretación enteramente falsa del asunto. La verdadera enseñanza es como sigue: Los tres cuerpos o formas Búddhicos son denominados: l) Nirmânakâya; 2) Sambhogakaya, y 3) Dharmakaya. El primero es aquella forma etérea que adoptaría uno en el momento en que, abandonando su cuerpo físico, apareciese en
su cuerpo astral, poseyendo, por añadidura, todo el conocimiento de un Adepto. El Bodhisattva va desarrollando esta forma en sí mismo, a medida que avanza en el Sendero. Habiendo alcanzado la meta y rehusado la fruición de la recompensa, continúa en la tierra como Adepto; y cuando muere, en lugar
de ir al Nirvana, permanece en aquel cuerpo glorioso que ha tejido para sí mismo, invisible para la humanidad no iniciada, para velar por ella y protegerla. Sambhogakâya (literalmente, «Cuerpo de Compensación»), es lo mismo, pero con el brillo adicional de «tres perfecciones», una de las cuales es la completa obliteración de todo cuanto concierne a la tierra. El Dharmakâya es el cuerpo de un Buddha completo, es decir, no es cuerpo, en modo alguno es tan sólo un soplo ideal; la Conciencia abismada en la Conciencia Universal, o el Alma libre de todo atributo. Una vez Dharmakâya, el Adepto o Buddha, abandona en pos de sí toda relación posible con esta tierra, y aun todo pensamiento con ella ligado. Así es que, para poder auxiliar a la humanidad, el Adepto que ha ganado el derecho al Nirvana, «renuncia al Dharmakâya», según la fraseología mística; no conserva del Sambhogakâya otra cosa que el grande y completo conocimiento, y permanece en su cuerpo Nirmânakâya. La escuela esotérica enseña que Gautama Buddha, con varios de sus Arhats, es un Nirmânakâya de este género, y que no se conoce ninguno que
sea más elevado que él por raz6n de su gran renuncia y sacrificio en bien de la humanidad.
48)
Myalba es nuestra tierra, propiamente llamada «Infierno», y el mayor de todos
los infiernos, por la escuela esotérica. La doctrina esotérica no conoce más
infierno, o lugar de castigo, que una tierra o un planeta habitado por hombres.
El Avitchi es un estado, y no una localidad.
49)
Esto significa que ha
nacido un nuevo y adicional Salvador de la humanidad, que conducirá a los
hombres al Nirvâna final, después de terminado el ciclo de la vida.
50)
Esta es una de las
variantes de la fórmula con que siempre concluye cada tratado, invocación o
instrucción. «Paz a todos los seres.» «Bendiciones sobre todo cuanto vive»,
etcétera.
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